Cultura

El Olivo Azul recupera las cartas de Gustave Flaubert a George Sand

  • 'Querida maestra...' recoge una selección de la correspondencia que mantuvo el autor de 'Madame Bovary' con la célebre escritora y con Leroyer de Chantepie

Dos referentes de la literatura francesa del siglo XIX, Gustave Flaubert y Gaston Leroux, protagonizan las novedades editoriales de El Olivo Azul en el mes de noviembre. La editorial incrementa su colección Errantes con Querida maestra..., obra que reúne una selección de las cartas (casi todas ellas inéditas en español) intercambiadas entre Flaubert y George Sand, además de todas las que el autor de Madame Bovary y Salambó escribió a la también escritora Leroyer de Chantepie. La colección de narrativa incorpora a Leroux con la novela de misterio El sillón maldito.

Las epístolas recopiladas en Querida maestra constituyen, según la editorial cordobesa, "unos documentos valiosísimos para conocer la riqueza ideológica y la hondura vital de uno de los escritores más importantes de la historia de la literatura". En el prólogo, Antonio Álvarez de la Rosa (traductor asimismo de los textos) afirma que el autor de La educación sentimental derrama en sus cartas una gran variedad de ideas en torno a la escritura, la vida, la religión y otros temas, "artillería que utiliza para defenderse de la estupidez, la mediocridad, la hipocresía social e individual y el hastío de la vida".

"El artista debe estar en su obra como Dios en la creación, invisible y todopoderoso; que se le sienta por doquier, pero que no se le vea", escribe Flaubert a Leroyer de Chantepie, "una escritora -explica Álvarez de la Rosa- hoy en los cementerios de la literatura pero que sirvió de aguijón para libar mucho néctar del pensamiento de uno de los grandes novelistas del siglo XX". Mujer atormentada por los corsés provincianos, De Chantepie escribió una carta a Flaubert después de leer Madame Bovary, iniciando así una larga relación epistolar con el novelista. Sin embargo, nunca llegaron a conocerse en persona.

La relación con Sand fue distinta. Fueron, según el prologuista, "dos amigos que nunca debieron serlo". "La diferencia de edad y la trinchera ideológica y literaria que cada uno ocupaba conforman visiones antitéticas de la vida y de la literatura", añade. De hecho, Flaubert "empezó detestando" la obra de la parisina, si bien acabó rendido ante su personalidad y su firmeza de criterios. Del encontronazo entre ambos "surge un diálogo que fascina por su clarividencia y por el respeto mutuo, por la gran profundidad y belleza generadas por el eco epistolar".

El sillón maldito de Gaston Leroux, escrita entre 1909 y 1910, es una novela de misterio con ingredientes paródicos. El autor de El fantasma de la ópera plantea una inquietante situación: París está conmocionado porque en la Academia Francesa, la institución de los inmortales, está ocurriendo algo terrible: todos los nuevos académicos que son nombrados mueren el mismo día de la investidura. El sillón que dejó vacante la muerte de Mons. d'Abbeville parece estar maldito.

La obra cuenta con un prólogo de Luis Alberto de Cuenca, que recuerda el placer que le proporcionó la primera vez que la leyó, hace varias décadas en la colección Novelas y Cuentos.

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