Arte

El Museo de Bellas Artes de Córdoba analizará en una exposición el retrato en la obra de Mateo Inurria

Un retrato de Mateo Inurria.

Un retrato de Mateo Inurria. / El Día

El Museo de Bellas Artes de Córdoba, gestionado por la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, se sumará a la programación del centenario de la muerte del escultor cordobés Mateo Inurria (1867-1924) con la exposición Mateo Inurria. Retratos, una muestra en la que, a través de 29 esculturas y una serie de fotografías y dibujos, se analizará el retrato en la producción del artista.  

La exposición, que podrá visitarse a partir del 11 de junio, reúne una selección de las mejores obras del escultor de los fondos de la pinacoteca cordobesa, institución que alberga la mayor colección existente de esculturas, dibujos y otros enseres de Inurria, de cuyo fallecimiento se cumplen el próximo 21 de febrero los cien años. Coincidiendo con esta efeméride la pinacoteca cordobesa ha programado la primera exposición sobre esta temática del escultor nacido en la calle Alfaro de Córdoba. 

La propuesta expositiva del Bellas Artes gira en torno al retrato, a cómo el rostro humano está presente en la obra del escultor, tanto en piezas escultóricas como en dibujos o instantáneas. Junto a las 29 esculturas, se mostrarán fotografías referidas a obras cuyo paradero es desconocido o forman parte de monumentos conmemorativos, lo que hace imposible su presencia en sala. La mayoría de estas imágenes pertenecen al archivo personal de Inurria, convirtiéndola en un documento de enorme valor para la comprensión y valoración de su obra.  

Comisariada por Ramón Montes, uno de los mayores especialistas en la obra del escultor, en Mateo Inurria. Retratos las piezas se articularán en cuatro en cuatro bloques temáticos: tipismo, idealización, retratos personales y retratos en monumentos conmemorativos.

En el apartado tipismo se exhibirán piezas como Busto de Lagartijo (1903), Gitana (1911) -la última adquisición del escultor en el Bellas Artes de Córdoba- o Lobo de mar (1903), esculturas que presentan características antropológicas singulares, tanto etnográficas como laborales.  

En el apartado de idealización se mostrarán nueve esculturas y diez fotografías en las que Inurria refleja personajes idealizados, ya sea por referirse a personajes históricos –Cabeza del Gran Capitán (1915), literario –Busto de Séneca (1885)-, religiosos –Busto del Cristo del Perdón (1923)- o representativos de valores estéticos –Ensueño (1922) o Sensualidad (1915)-.

Y en retratos personales, el más numeroso de los cuatro bloques, se exhibirán trece esculturales y cinco fotografías, que responden a personalidades concretas, que van desde su círculo personal hasta personajes del mundo de la política, la tauromaquia, la literatura o el periodismo.  

En este apartado se exhibirán los bustos de Rafael Luque y Lubián (1885) -en yeso patinado-, el de Antonio Terroba (1899), los de Conchita Montoya (1915), de Luisita Montoya (1915) o José María Montoya (1903), un relieve de Pío Baroja (1901), Cabeza de mujer (1887) o la obra Ella, de 1913, realizada en arcilla sin cocer. Y junto a estas obras las instantáneas de los bustos de Antonio Fernández Grilo (1896), de Teodora Zuloaga (1912-14), de Eduardo Saavedra y Moragas (1916), de María (1915-20) o del busto de José María Montoya (1903). 

En la exposición Mateo Inurria. Retratos se ofrece, además, una interesante colección de fotografías sobre retratos en los monumentos, el último bloque temático, en el que se incluirán dos esculturas: Cabeza del Gran Capitán (1915) -en mármol blanco- y el busto de Eduardo Rosales (1922) -en yeso satinado-. En las instantáneas el escultor invita a un recorrido por el panteón de Ricardo Ortiz Villalón, ubicado en Cabra (Córdoba) -donde capta el busto de Ortiz Villalón-, la iglesia de San Isidro Labrador, en Hinojosa del Duque, donde fotografía la lápida funeraria de Julián Díaz García, el cementerio de Nuestra Señora de la Salud de Córdoba, donde toma la foto del Panteón de la familia Junguito o los jardines de Saconne en La Línea de la Concepción (Cádiz), donde inmortalizó con su cámara el busto de Luis Ramírez Galuzo, en 1922. 

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