La Reina del cine español
Mayte Martín, cante para el deleite


Cante: Mayte Martín. Guitarra: Juan Ramón Caro. Fecha: sábado 13 de marzo. Lugar: Gran Teatro. Lleno.
El flamenco es como un caleidoscopio del que emanan múltiples destellos singulares en el plano artístico y musical, distintas maneras de concebir y plasmar este arte. Hay que estar atentos y salir al encuentro de esa riqueza que atesora el flamenco cuando se da la oportunidad. Así ocurrió el pasado sábado con la cantaora Mayte Martín, que, con motivo del ciclo Flamenco viene del Sur, llenó el Gran Teatro de un público ávido de cantes y toques en armoniosa calidad. Quienes asistieron al recital de esta cantaora sabían muy bien que se trataba de una excelente ocasión para disfrutar del flamenco sin fisuras, el que se ofrece desde la sabiduría y el buen gusto, sin traumatismos expresivos.
Al escuchar a Mayte Martín hay que recordar que aún continúan empleándose de manera caprichosa numerosos tópicos en el flamenco para valorar a los artistas y su cante, en numerosas ocasiones con propósitos insidiosos. De ahí el uso de expresiones como pellizco, rajo, duende…, para sumar o restar importancia a un intérprete. En esas están aún bastantes aficionados y críticos, cuando el parámetro para considerar a un cantaor o una cantaora es tan simple que no necesita de complejas o tópicas medidas evaluadoras; se trata simplemente de saber o no cantar, de ejecutar los cantes con la corrección exigida... En este sentido Mayte Martín volvió a dejar sin argumentos en su concierto a popes y defensores de la razón incorpórea como única verdad flamenca. Desde el cante inicial por peteneras hasta la bulería de despedida, los estilos realizados por la artista catalana estuvieron ungigos de exquisita sensibilidad musical. Explícito y elegante, su variado repertorio posibilitó la puesta al día de cantes como el garrotín, un palo inusual en los directos. Detalle éste de rescate de estilos en desuso que fueron abordados desde una sugestiva meticulosidad en la interpretación, aportando la artista un tratamiento melódico intemporal a lo que hizo, como ejemplarizó con la bella cabal de El Pena, como remate a su tanda seguiriyera.
Acompañada en plena sintonía y motivación musical por Juan Ramón Caro, escuchar a Mayte Martín supuso un deleite para los sentidos, fue un dejarse cautivar por una melosa voz en las malagueñas de El Canario y Chacón o en las guajiras con referencias en Marchena y Valderrama; fue sentir la introspección anímica que depara la seguiriya y el latir bullicioso de las cantiñas. Su serie de fandangos de Huelva, que comenzó con el estilo de Paco Isidro, fue interrumpida por un fallo en la megafonía que dejó al guitarrista sin amplificación. Subsanado el fallo prosiguió con asombrosa naturalidad y altura artística los fandangos, concluyendo brillante con versos de Yerma de Lorca, que recreara Morente.
En bulerías derrochó aún más encanto flamenco, con múltiples referencias bien traídas, como la de Manolito de María; no olvidó adaptaciones como el bolero de Machín Un compromiso. El público puesto en pie y entregado, y la cantaora despidiéndose en generoso bis por bulerías con el Ten cuidado de Rafael de León y Solano. De nuevo ovación apoteósica.
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