No hay duda ninguna sobre las ventajas que se presentan al actuar en el Palacio de Viana: el hecho de disfrutar de la música mientras aprecias la belleza del lugar, asistir a un concierto al aire libre en una noche calurosa de verano... Lo innegable son, así mismo, sus inconvenientes, como la mala combinación de amplificación y viento, la sensibilidad de los instrumentos al estar expuestos a la intemperie y la facilidad de pérdida de concentración por parte del público.

Todos estos obstáculos fueron solventados con naturalidad y simpatía por parte de Infamous Ensemble deleitándonos con un programa variado y una puesta en escena de lo más original en un concierto enmarcado en el Festival de la Guitarra.

Comenzaron con el Concerto BWV 1042 de J. S Bach, en el que se percibió un riguroso criterio estilístico. Al finalizar el Minuetto de Boccherini, los integrantes repasaron la afinación antes de sumergirse en el famoso Fandango, cuando súbitamente se rompió una cuerda.

La espontaneidad, el temple y la rapidez con la que solucionaron el percance fue admirable, consiguiendo que el público no desconectase. Acto seguido, interpretaron el Fandango con entereza y decisión, dando fin a la primera parte.

Después de un breve descanso, la segunda parte estuvo caracterizada por una alternancia general entre Scarlatti y Albéniz. El trabajo del ensemble se demostró a través de unas dinámicas de lo más logradas, con un amplio abanico de timbres y posibilidades sonoras.

Mención especial merece la dulzura mostrada en Córdoba de Albéniz, que contrasta con la firmeza de la Danza española nº 1 de Falla, obra con la que finalizó el programa. El aplauso del público hizo que Infamous Ensemble volviera al escenario despidiéndose con Kupelweiser Waltz de Schubert, broche de oro de un concierto memorable.