Literatura

Gata Cattana, la rapera que soñaba con ser escritora

  • La editorial Penguin Random House reedita el libro 'La Escala de Mohs' en el segundo aniversario de la muerte del fallecimiento de la poeta

La madre de Gata Cattana, Ana Llorente

La madre de Gata Cattana, Ana Llorente / Salas / Efe

Ana Isabel García, Gata Cattana, falleció en Madrid hace dos años habiendo cumplido solo parte de su sueño. Tenía un libro publicado –que había autoeditado y vendido casi puerta a puerta–, y un disco esencial de rap a punto de salir cuando un choque anafiláctico la sorprendió y silenció su voz.

En estos días, cuando se cumplen dos años de su muerte, se sucederán los homenajes y los muros de las redes sociales se llenarán de canciones y poemas de Gata, sus familiares y amigos tienen entre manos un pequeño tesoro, cuyo valor verdadero se va apreciando con el paso del tiempo: La Escala de Mohs, el primer y único libro que escribió la artista ha sido reeditado, este vez por una editorial grande, Aguilar (Penguin Random House).

La madre de Gata Cattana, Ana Llorente, explica a Efe que la reedición del libro supone "una oportunidad importante para que su voz llegue a todos los rincones del mundo".

"Últimamente, a través de las redes sociales, se están poniendo en contacto con nosotros muchísima gente de Sudamérica que la sigue y que la quiere. Y me parecía importante que su trabajo lo conociera cuanto más gente mejor y que no se quedara dentro de nuestras fronteras", afirma la madre de la poeta, que reconoce que le molesta que haya gente que piense que es de Granada o de Madrid, cuando nació en Adamuz en 1991.

La reedición del libro la ha gestado, de manera absolutamente altruista, el escritor Holden Centeno, a través de su agencia literaria Dispara. Centeno relata a Efe que conoció a la madre de la artista cuando ésta acudió a la gala de los Premios de la Música Independiente (MIN) para recoger el galardón que había ganado su hija al mejor disco de rap de manera póstuma por Banzai.

Allí, Ana Llorente expresó su deseo de que la voz de su hija "no muriese nunca", y Holden se vio, casi sin quererlo, empujado a formar parte de este deseo.

"Es un tópico, pero es que ha sido cosa del destino", señala Centeno, que, tras quedar impactado con las palabras de Llorente y profundizar en la música de Gata Cattana, dio con el único libro que había editado la artista.

Aquella lectura, según reconoce, le "voló la cabeza" por su "calidad literaria", y por el uso de los referentes y su capacidad para mezclarlos.

Centeno, al igual que la editorial Aguilar, no dudaron un segundo. "Tenía unas tablas de escritora brutales", afirma el autor, que contactó con su madre y le pidió permiso para publicar el libro "en una editorial grande".

Grafiti que recuerda a la rapera y poeta cordobesa Gata Cattana en las calles de Granada Grafiti que recuerda a la rapera y poeta cordobesa Gata Cattana en las calles de Granada

Grafiti que recuerda a la rapera y poeta cordobesa Gata Cattana en las calles de Granada / El Día

La publicación a título póstumo siempre encierra un sabor agridulce, sobre todo cuando se habla de una artista que murió con tan solo 25 años, y cuando estaba, según Centeno, a punto de llegar a un público muy amplio.

"Yo cuando hablo con su madre, ella siempre dice que Ana estaba a punto de explotar", lamenta Holden Centeno, que dice que Banzai es "un claro ejemplo de que hoy podría estar muy arriba".

Para Ana Llorente, lo que no hay es ninguna sorpresa por la acogida que tienen los textos que escribió su hija.

Llorente la describe como una niña con "muchísimas inquietudes y que se hacía muchísimas preguntas", una adolescente que encontró en los libros las respuestas y en la poesía el medio para no guardarse nada, y a la que si bien "cantar le encantaba, escribir era su pasión".

"Ella me decía: Mamá yo sería la más feliz del mundo si mi única ocupación fuese escribir", recuerda Llorente, que revive con todo lujo de detalles anécdotas como cuando viajaban desde Adamuz a Córdoba y su hija, "en vez de ir de tiendas, lo que hacía era ir a la Librería Luque o a la Casa del Libro".

Gata se fue antes de tiempo con la mitad del camino hecho: ya era escritora, un ave nocturna que escribía versos y se los recitaba a sus familiares y amigos por la mañana, y que no necesitó el apoyo de una editorial para ver su letra impresa.

El reconocimiento llegó unos segundos, pero no va a ser flor de un día, pues queda mucho material de Gata Cattana garabateado en cuadernos en su casa de Adamuz, según confirma Ana Llorente.

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