Cien días para darle la vuelta al mundo
Fallece Amparo Soler Leal, intérprete de la España de Berlanga
La actriz trabajó con los grandes directores del país, de Buñuel a Almodóvar, y se caracterizó por su comicidad elegante y un dramatismo contenido



La actriz madrileña Amparo Soler Leal, fallecida ayer en Barcelona a los 80 años, fue la sublime intérprete de la España que retrató Luis García Berlanga en sus películas, una actriz de comicidad elegante y contenida y de un dramatismo que plasmó en papeles memorables en el teatro. La artista, hija de los actores Salvador Soler Marí y Milagros Leal, comenzó a trabajar con ellos en el teatro cuando aún no había terminado el bachillerato, en la obra de Antonio y Alfonso Paso No me mientas tanto (1954). Debutó en el cine en 1953 en Así es Madrid, de Luis Marquina, y en 1960 José María Forqué le dio un papelito en Usted puede ser un asesino con el que logró el Premio Nacional de Interpretación.
En cine trabajó a las órdenes de Luis García Berlanga en películas como Plácido (1961), luego protagonizó con María Luisa Ponte la película Amador (1964), que fue censurada, y apareció en El dulce encanto de la burguesía (1972), de Luis Buñuel. De esa época destaca su trabajo en la trilogía de García Berlanga La escopeta nacional (1978), Patrimonio nacional (1980) y Nacional III (1982).
Soler Leal recibió el premio a la mejor actriz de la Asociación de Cronistas y Espectáculos de Nueva York por su participación en El crimen de Cuenca (1979). Trabajó a las órdenes de Pedro Almodóvar en ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984) y en 1984, con Las bicicletas son para el verano, película basada en la obra del mismo título de Fernando Fernán-Gómez, logró también un éxito de crítica y público.
Uno de los últimos testimonios de la actriz, afincada en la capital catalana desde hacía décadas, llegó en noviembre del 2011, al año del fallecimiento de Berlanga, cuando dejó un clarividente mensaje en la página web de la Academia del Cine: "Querido Luis: me parece que esto es lo último que te escribo. Aquí las cosas están fatal: los mismos chorizos, los mismos fantasmas..., pero más. No saldremos un poco adelante hasta dentro de tres o cuatro años. Siempre te he dicho que hiciste muy bien en marcharte", escribía entonces. Berlanga era para la actriz un "maestro", el "mejor director del siglo XX", por su "punto de crítica maravilloso", con el que, "haciendo reír, daba justo en el clavo". Ella reconocía que le debía "todo" en el cine.
"A pesar de mis ochenta y tantas películas, la gente me recuerda, si es que me recuerda, por Luis", decía la viuda del productor Alfredo Matas y titular, tras la muerte de este, en el año 1996, de la productora Jet Films. Berlanga la definía como "la actriz española piropeada por Bette Davis".
Aunque la intérprete, que no tuvo hijos, reconocía su mal genio, tras algunas de sus declaraciones se apreciaba su peculiar sentido del humor, como cuando afirmaba que llamaban al periplo de la obra Al menos, no es Navidad, junto a Asunción Balaguer, "la gira de los Rolling Stones", porque llenaban todos los auditorios a los que iban.
La actriz siempre reconoció que no le gustó nada hacer el papel de madre de familia en La gran familia, una de las películas más conocidas del cine español, por considerar que el personaje requería de una actriz "bastante mayor" que ella y al parecerle "poco creíble" una hija que en realidad tenía más edad que ella, que entonces solo contaba 30 años. Aunque de joven le apasionaba hacer televisión, a medida que fue cumpliendo años se fue decantando por el teatro y el cine, aunque a finales de los 90 los papeles empezaron a escasear, algo que la actriz lamentaba. "No salen buenos papeles para la gente de mi edad", decía. En el libro Amparo Soler Leal. Cuando se nace actriz, el periodista y escritor Fernando Bejarano destaca la "espontaneidad" de la actriz como su "mejor valor artístico". Según Bejarano, Soler Leal estaba destinada a "ser actriz" y representaba "el fetichismo berlanguiano en el sentido erótico". En su última entrevista, concedida a la revista Aisge, reconocía que siempre se había sentido "una chica Berlanga".
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