Bonilla vuelve al terreno de la comedia loca
El realizador dirige 'La daga de Rasputín', que llega mañana a las salas de cine


Siete años después del estreno de su ópera prima, El oro de Moscú, el actor Jesús Bonilla vuelve a tomar las riendas de la dirección para llevar a la gran pantalla La daga de Rasputín, una comedia que él mismo califica como "delirante" y "mucho más loca, disparatada y divertida" que la anterior.
"Aunque algunos de los personajes principales de El oro de Moscú vuelven a aparecer ahora aquí, como Jacinto o Papeles, La daga de Rasputín no es la secuela, es una película mucho más loca", explicó ayer en rueda de prensa.
El filme, que se estrenará mañana en los cines españoles, cuenta con un elenco de actores encabezado por Antonio Resines, Antonio Molero, Juan Luis Galiardo, Andrés Pajares, Carmen Vicente-Arche y la nominada al Goya a la mejor actriz revelación, Carolina Bang, que acompañaron al director en la presentación.
Jacinto y Papeles, los dos pobres desgraciados de El oro de Moscú, vuelven a las andadas, en esta ocasión movidos por la codicia y por el deseo de encontrar la daga de Rasputín, una joya legendaria forjada en el antiguo Egipto y que otorga un poder absoluto a la persona que la posee.
Su compañero de celda, Araña, y la esposa y la hija de Papeles, Alejandra y Carmen, respectivamente, acompañarán a estos dos cazatesoros en una peligrosa aventura que les conducirá hasta el corazón de la Rusia bolchevique.
Al igual que ya hiciera en El oro de Moscú, Bonilla vuelve a ambientar su segunda película en Rusia, un escenario que el actor de Los Serrano reconoce "amar profundamente".
"Me puede Rusia. Siempre me ha gustado mucho la historia del siglo XX, y en concreto los sucesos que ocurrieron en 1917. Creo que es una parte de la Historia que se ha llevado pocas veces al cine, así que pensé en hacerlo yo, pero siempre con humor, que es lo que me gusta: hacer cine con humor", afirmó.
"Además, Rasputín ha sido uno de los personajes cruciales en nuestra Historia. Si no le hubieran asesinado, posiblemente habría conseguido que Rusia se retirara de la I Guerra Mundial y no había habido ningún 1917", añadió el realizador.
Como anécdota, La daga de Rasputín es la primera película que ha podido grabar ciertas escenas en la Plaza Roja de Moscú: "Fuimos los primeros en rodar en la Plaza Roja, jamás se había podido, fue algo milagroso. Fue cosa del equipo, nunca me contaron con detalle qué pasó, pero después de cuatro horas esperando apareció alguien por ahí que nos permitió grabar, los turistas nos veían haciendo cosas raras y se unían a la grabación".
Satisfecho con el resultado, Bonilla reconoce que "dirigir es una tarea sumamente difícil: es una labor muy costosa y de gran responsabilidad".
También te puede interesar