Cultura

La Bienal de Fotografía recibe a más de 41.000 personas

  • El Ayuntamiento subraya el éxito de convocatoria de la decimoquinta edición del acontecimiento

'La maleta mexicana', en Vimcorsa.

'La maleta mexicana', en Vimcorsa. / josé martínez

La 15ª edición de la Bienal de Fotografía de Córdoba -celebrada bajo el título de Imágenes en conflicto- ha supuesto un rotundo éxito de proyección y de público, según destacó ayer el teniente de alcalde de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento, David Luque, con más de 41.000 visitantes registrados.

"Se ha verificado, después de dos meses de duración, que la propuesta diseñada por la Delegación de Cultura poseía los suficientes atractivos de reflexión, exhibición y revalorización del papel de la imagen en las sociedades modernas", indicó.

La muestras más visitadas han sido las de Carole Alfarah y Susan Meiselas

En palabras del responsable municipal de Cultura, "esta bienal ha situado la fotografía y la imagen en general en un primer plano artístico y discursivo, y ha llegado a numeroso público merced a ese maridaje entre imagen y discurso crítico". "La programación ha satisfecho notablemente los objetivos que nos planteamos cuando se inició el diseño de la bienal", añadió.

La asistencia total a las 14 exposiciones supera los 41.000 visitantes (se excluye del balance la que se ha exhibido en la vía pública), "cifra muy por encima de las habituales", según el Ayuntamiento; de hecho, la mitad de las exposiciones han superado los 1.500 visitantes. El liderazgo, con más de 9.000 visitas en ambos casos, lo ostentan la exposición de Carole Alfarah (Casa Árabe) y la de Susan Meiselas (Centro Botí), seguidas de La maleta mexicana. Estas cifras son "un dato elocuente de la atracción que ha supuesto la bienal, en especial la que llamamos sección oficial, allí donde se ha querido concentrar el relato de esta edición".

A pesar de las dispersión -o quizás por ello- de las salas expositivas, como señala el teniente de alcalde de Cultura, "se ha podido comprobar que la propuesta contenía mimbres suficientes para seducir a un público cada vez más ávido de imágenes, de una fotografía que despliega un dispositivo crítico, unas fotografías que nos interpelan a la par que se sitúan ellas mismas fuera/dentro del conflicto y que apremian al espectador a tomar, a su vez, partido".

Luque incidió en que "no solo las exposiciones han conformado la bienal; el evento ha procurado hilar un tapiz alrededor de las propias exposiciones, bien urdidos esos hilos sobre la propuesta concreta de la sección oficial o bien en un campo más abierto, más de la fotografía en general".

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