Mayo festivo

Un viernes de Cata del Vino pasada por agua en Córdoba: "A regarse por dentro y por fuera"

Un grupo de personas posa para 'el Día' en la Cata del Vino.

Un grupo de personas posa para 'el Día' en la Cata del Vino. / Miguel Ángel Salas

La lluvia ha sido la protagonista del tercer día de la Cata del Vino Montilla-Moriles. Como bien indicaban las previsiones del tiempo, la jornada ha estado pasada por agua y pocos han sido los que han evitado mojarse, al menos un poco, cuando han acudido a por sus degustaciones. Y es que, a pesar del mal tiempo, las ganas de disfrutar del mayo cordobés siguen siendo superiores y han sido muchos los que han acudido a la explanada de la sede de la Diputación de Córdoba para disfrutar de la popular Cata.

Ya sin ese caos que provocaron las enormes colas que tanto en la apertura como durante la noche del pasado jueves se pudieron ver y que tantas protestas trajeron por parte de los asistentes, la jornada del viernes ha sido distinta, pues a los sombreros y a las gafas de sol los han sustituido los chubasqueros y los paraguas. Eso sí, como ha comentado Javier Martín, presidente del consejo regulador de Montilla-Moriles, "la lluvia viene bien para el campo y, precisamente, esta Cata es de los agricultores".

Una buena forma de sacarle el lado positivo a un día gris en el que, como ha continuado explicando Martín entre risas: "todos tienen la ocasión de regarse por dentro y por fuera". A lo importante, que es sin duda el vino, no le ha afectado en nada el mal tiempo, ya que poco a poco la gente ha ido cogiendo su sitio en la explanada hasta llegar a un nivel de aforo bastante semejante al de los dos primeros días de Cata, donde sí que acompañaron las buenas temperaturas.

"Aunque no va a ser un lleno tan espectacular como el del jueves, pese a la lluvia hay mucho ambiente y se agradece, porque al final aquí viene quien le gusta el vino, y para eso no hay excusa", ha comentado Mónica Vargas, azafata del expositor de la bodega Los Patios. Una idea semejante compartían Mari Carmen y Diana, azafatas de la bodega Alvear, que se han mostrado seguras de que una Cata pasada por agua no va a afectar porque "a todos les puede la fiesta y el que tenga su entrada no va a faltar".

Justo eso ha comentado uno de los visitantes, Antonio Jiménez, mientras degustaba una botella de fino eléctrico de bodegas Alvear junto a cuatro amigos: "A pesar del mal tiempo, es un día para disfrutar del buen vino y de pasarlo bien, que ya está aquí nuestro mayo", ha señalado. Entre catavinos, comida de todo tipo y algún que otro charco, pero sobre todo, con muchas risas y en buena compañía, a la Cata de Vino no le ha frenado nada.

Menos les ha faltado a las bodegas, que no esperan que baje su nivel de ventas durante estos días donde el tiempo no va a acompañarles, pues lo importante es el festejo después de una larga y sufrida pandemia que ha pasado factura a todos los negocios. Claro ejemplo de lo que ha habido que soportar es la bodega Luque, que en esta Cata está celebrando su centenario, aunque es en este 2022 cuando cumple 102 años. Dos años después, este negocio que va por su tercera generación que por fin puede celebrar lo que tanto se merece: más de un siglo al servicio de los cordobeses.

Otra de las bodegas que está de enhorabuena es la de Toro Albalá, que en esta XXXVII edición de la Cata del Vino Montilla-Moriles celebra su centenario mientras la tercera generación sigue enriqueciendo la tradición enóloga de Córdoba a base de "mucho esfuerzo" y "viendo el futuro con optimismo y con un relevo generacional garantizado", como ha comentado Paco Muñoz, el gerente del negocio.

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