La nostalgia de Gerardo Olivares a Córdoba en su pregón del Mayo Festivo: "Si existe el paraíso, debe parecerse mucho a esto"

Tradiciones

El cineasta inaugura la época más festiva del año con un humano recuerdo personal a su pasado y mucho humor

Las mejores imágenes del pregón del Mayo Festivo de Gerardo Olivares

Gerardo Olivares, durante el pregón del Mayo Festivo en el Gran Teatro. / Miguel Ángel Salas

"He decidido no venir a explicaros la belleza de esta tierra, porque ya la lleváis en la sangre, sino a compartir la Córdoba que guardo en mi memoria, la que me sigue acompañando, aunque esté lejos. Por eso hoy no vengo a enseñaros Córdoba. Hoy vengo a recordarla con vosotros". Así ha comenzado, tras presentar un divertido kit del pregonero, Gerardo Olivares el pregón delMayo Festivo cordobés de este año 2025. En el imponente Gran Teatro y cargado de notas de sencillez y nostalgia, el cineasta cordobés ha inaugurado con mucho humor el mes más especial de la única ciudad del mundo con cuatro patrimonios de la humanidad declarados por la Unesco.

Entre todos los guiones que ha escrito en sus décadas de profesional como director de cine, Gerardo Olivares (Córdoba, 1964) se ha enfrentado a uno de los guiones más significativos de su carrera: redactar -y contar con mucho salero- el pregón del Mayo Festivo cordobés de este 2025. Aunque con 14 años dejó su tierra natal y vive actualmente en Madrid, Olivares recuerda cada momento especial de su niñez desde que nació donde a día de hoy se encuentra el Aldi del Brillante.

Así lo ha relatado en su discurso un Gerardo Olivares cercano y divertido, recordando que por su aspecto incluso lo comparan con un alemán o con el "el de los Morancos", pero que nada de eso, que él es cordobés: "Mi infancia en Córdoba la llevo tatuada en el alma. Fui muy feliz en esa maravillosa casa que aún conservan mis padres, rodeada de pinos centenarios en la calle Poeta Paredes. Allí están mis raíces, y ahí encuentro la calma y la paz, es mi refugio. Y ahí también me gustaría pasar mi último ciclo de vida. No os podéis imaginar cómo se extraña Córdoba cuando se vive fuera", ha explicado entusiasmado el pregonero.

Emoción con la llama de la morriña fijada en ese eucalipto bajo el que comía pipas con sus amigos, en la cueva de la bruja por la que nunca se detenía sobre su bicicleta, los caramelos que le regalaba el padre Don Juan, sus estudios en el colegio Ahlzahir junto a compañeros que a día de hoy siguen muy presentes y, por supuesto, su recuerdo de la primera vez que estuvo en el Gran Teatro. Donde este lunes ha recitado su guion más especial, en la adolescencia fue el escenario en el que conoció el séptimo arte, una pasión que le ha dado de comer hasta hoy.

"Antes de que empezara la película, un enorme cartón tapaba la pantalla, estaba lleno de anuncios pintados de comercios míticos: Estudio Jiménez, Ópticas Fragero, Pañerías Modernas, Cabegal, Simago, Los Guillermos. De repente, el cartón subía, se apagaban las luces y empezaba la magia: Fiebre del sábado noche en pantalla grande, el cine vibrando, yo con los ojos como platos y un sueño naciendo dentro de mí: el sueño de contar historias con imágenes", ha destacado Gerardo Olivares en su pregón, haciendo un guiño a sus primeros contactos con el sector audiovisual.

Un acercamiento al cine que coincidió, como ha rememorado, con las noches en el Círculo de la Amistad, probando el famoso fiti-fiti cordobés o lo que él ha llamado como "la magia del mes de mayo", es decir, las Cruces de Mayo, los Patios y, sobre todo, la Feria de Nuestra Señora de la Salud. A los 15 años, cuando más enamorado de Córdoba estaba, tuvo que marcharse de su ciudad natal.

"La amenaza de Campillos siempre estaba ahí, solo escuchar ese nombre me ponía los pelos de punta. Y un día, esa amenaza se convirtió en realidad. Los días felices en Córdoba llegaron a su fin", ha señalado, aunque de entonces, lo que recuerda con más cariño es la vuelta a la ciudad cada fin de semana: "Cuando el autobús coronaba la Cuesta del Espino, me agarraba un pellizco en la barriga, ahí abajo estaba mi Córdoba eterna, tendida en el valle, bañada en luz, esperándome", ha contado emocionado, viajando al pasado cuando vislumbrada la ciudad desde Las Ermitas: "Yo pensaba: si existe el paraíso, debe parecerse mucho a esto", ha relatado.

Y allí, en sus primeros años de universidad en Madrid, descubrió que desde Alaska hasta la Tierra del Fuego había 36 lugares en América que llevaban el nombre de Córdoba. En su pregón ha explicado cómo recorrió todas las Córdoba para producir su primer documental: "Un homenaje a esta tierra, a la ciudad que llevo por el mundo, y al latido que nunca se apaga". Y más adelante, cuando el cine se convirtió en su vida, Olivares volvió a encontrar en Córdoba una historia única para inspirar su película Entre Lobos: "Una historia de supervivencia, de naturaleza salvaje, de infancia pura, ocurrida en los montes de nuestra sierra cordobesa".

Gerardo Olivares, junto a representantes institucionales en el pregón del Mayo Festivo en el Gran Teatro. / Miguel Ángel Salas

"Porque da igual cuántos kilómetros recorra o a cuántos lugares me lleve la vida: siempre termino volviendo aquí, donde empezó todo. Y aquí rodaré mi próxima película. Otro hecho real, la increíble historia de Manuel, un cordobés humilde que tiene una relación única con nuestro animal más emblemático: el lince ibérico, el fantasma de la sierra", ha asegurado Gerardo Olivares, quien no ha querido pasar por alto que siempre que puede vuelve a su Córdoba y realiza su tradicional paseo desde la calle Cruz Conde, atravesando las Tendillas, la Judería y San Basilio, hasta la placita de Emilio Luque para recordar su primer beso mientras disfruta de un perrito caliente del bar Lucas.

Pero si algo recuerda con fervor Gerardo Olivares son las fiestas de Córdoba. "Mayo en Córdoba no se explica: se vive. Arrancamos brindando en la Cata de Vino, celebrando que estamos vivos y coleando. Seguimos saltando de Cruz en Cruz, perdiendo la voz y encontrándola otra vez entre sevillanas. Nos metemos en los Patios, donde hasta las piedras huelen a jazmín. Y rematamos en la Feria, bailando, riendo, abrazando, viviendo. Porque en mayo, en Córdoba, hasta los problemas se visten de faralaes y se van a la feria", ha aclamado al cielo del Gran Teatro.

Así, invitando a cordobeses y cordobesas a "dejarse ya de chuminás y de pegoletes" e incidiendo en que "en mayo Córdoba es la ciudad de la alegría" con ese toque de humor que tanto le caracteriza, el cineasta cordobés Gerardo Olivares, desde la sencillez, la risa eterna y la nostalgia del que vive desde hace décadas lejos de su amada tierra, ha cerrado un pregón del Mayo Festivo muy humano tras el que va a comenzar la mejor época del año en Córdoba.

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