La Fiesta en octubre

Los Patios de Córdoba se preparan para florecer en otoño

Rafael Córdoba coloca las macetas azules de su patio Postrera, 28.

Rafael Córdoba coloca las macetas azules de su patio Postrera, 28. / Juan Ayala

Apenas toques de amarillos, violetas y rojos se asoman entre los verdes que predominan en este principio de otoño en los Patios de Córdoba. Corre octubre y el Patrimonio cordobés se transforma, por primera vez en años, para abrir sus puertas en una época marcada por el marchitar de las hojas, el adiós de las flores y, claro está, la segunda ola de una pandemia mundial del covid-19.

Rafael Córdoba, pincel en mano, pone a punto las macetas azul añil de su patio, en la calle Postrera, 28. No recuerda un verano tan duro en mucho tiempo y, aún así, ha logrado mantener el 80% de sus plantas vivas y, muchas, incluso en flor, algo que no todos los patios han logrado. "Este patio es muy antiguo, tiene mucho trabajo de pintura y mantenimiento y hay que hacerlo sin quitarle su encanto de patio típico andaluz", resalta el dueño de una de las casas más antiguas que abre sus puertas cada mayo, "según distintos arqueólogos, es del siglo XVI", agrega.

Para Rafael –que abrirá las puertas de su casa igual que lo harán otros 50 recintos el próximo 8 de octubre–, es el momento de que los cordobeses tomen lo que siempre ha sido suyo y “aprovechen para venir porque creo que no habrá tantos turistas, aunque la gente ha ido reservando”, expresa mientras muestra una fotografía de su patio en abril, repleto de flores de todos los tipos y colores, un recinto que ha ganado 25 premios en 26 años que lleva concursando. 

En la calle Zamorano, 10 abre sus puertas a el Día Esther Rubio, que coincide con Rafael Córdoba en la previsión del número de visitantes, aunque para ella supone un alivio. "El primer año que participé, en 2018, recibíamos 1.500 personas al día y era agobiante", recuerda, este otoño calcula que pueden acudir un máximo 300 personas al día, teniendo en cuenta que se debe mantener una distancia de seguridad de un metro y medio en espacios que, por lo general, son muy pequeños.

Esther Rubio comprueba una de las plantas de Zamorano, 10. Esther Rubio comprueba una de las plantas de Zamorano, 10.

Esther Rubio comprueba una de las plantas de Zamorano, 10. / Juan Ayala

Rubio, además, recibía huéspedes en su casa, pero en marzo quitó el cartel de la puerta y ya no aloja turistas por su seguridad y la de su familia. Su patio ha estado cerrado y sin visitantes desde que se decretó el estado de alarma

Será un festival atípico: aforo limitado, toma de temperatura, uso de gel hidroalcohólico con dispensadores de pedal proporcionados por Sadeco que se colocarán en las puertas, distancia de seguridad, pruebas a todos los propietarios de los patios, solo 15 minutos por visita y uso de mascarilla obligatorio, incluso para hacerse fotos. Esto último preocupa especialmente a quienes abrirán las puertas de sus casas a muchas personas a pesar de la situación sanitaria. 

Por su parte, Sadeco usará vehículos de pulverización en las calles que componen las seis rutas de los patios y los propietarios deberán limpiar las zonas de tránsito del interior de sus casas con productos especiales que les proporcionará el Ayuntamiento.

Maribel Navajas riega las plantas de su patio de la calle Parras, 5. Maribel Navajas riega las plantas de su patio de la calle Parras, 5.

Maribel Navajas riega las plantas de su patio de la calle Parras, 5. / Juan Ayala

Es un festival atípico no solo por estas medidas, sino también por la temporada escogida para su realización, aunque siempre fue la opción más viable. "Yo temo que vengan personas pensando que se lo van a encontrar como en mayo y no tiene ni punto de comparación", lamenta Maribel Navajas, la dueña de un patio de arquitectura moderna de la calle Parras, 5. "Nosotros aquí hacemos vida, así que dependiendo del resultado de la prueba terminaremos de ponerlo a punto para recibir a los visitantes", comenta, aunque lamenta que a pesar de sus esfuerzos no pueda "mostrarlo en todo su esplendor".

Y es que el tiempo ha dejado su huella en los Patios de Córdoba. En Parras, 5 han perdido casi todas las gitanillas a consecuencia del calor del verano y, por otro lado, en Zamorano, 10 la granizada que cayó sobre Córdoba el pasado 11 de agosto acabó con parte de la buganvilla y los jazmines del jardín, que ha sido parcialmente reconstruido por sus dueños y que intentarán darle vida con 50 macetas de flor que comprarán en La Carlota.

Pero los patios de Córdoba son bonitos todo el año. Manuel Cachinero, el artesano dueño del patio de La Palma, 3 ve el lado más amable de la naturaleza: en otoño también nacen flores. Hay hortensias, algunos rosales, salvia de color rojo, buganvilla, lantanas amarillas, galán de noche, príncipes y flor de la gamba. "En mayo florecen unas, pero en otoño florecen otras", dice optimista.

Manuel Cachinero observa sus plantas, en el patio de La Palma, 3. Manuel Cachinero observa sus plantas, en el patio de La Palma, 3.

Manuel Cachinero observa sus plantas, en el patio de La Palma, 3. / Juan Ayala

Manuel, que regenta un patio amplio y muy abierto, espera poder atender a unas diez personas por turno. "Yo creo que la gente sí va a venir, a la gente le encanta las plantas y los patios, hay quien viene todos los años y siempre va a venir", manifiesta.

El Festival de Patios de Córdoba de este año arranca el próximo 8 de octubre en horario de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:30, mientras que los viernes y sábados el cierre será a las 21.00. En esta edición participarán 51 patios repartidos en seis rutas por el Casco Histórico. Cada ruta incluirá entre siete y ocho patios, que además han sido clasificados dentro de las modalidades de Arquitectura Moderna y Arquitectura Antigua, así como otros dos recintos que participan dentro de la categoría de Patios Institucionales y emblemáticos.

Este año no habrá actividades culturales paralelas como conciertos y tampoco se habilitarán aseos portátiles. Además, se han analizado las zonas y calles para la adopción de las medidas señaléticas y organizativas que minimicen los riesgos en las zonas de mayor afluencia.

De mayo a octubre, diferencias muchas, incertidumbre y a la vez ilusión. Así, los dueños de estos enclaves, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, esperan a los visitantes con los patios abiertos. 

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