La joven de las naranjas. Nor., Esp., Alm., 2009, 76 min. Dirección: Eva Dahr. Intérpretes: Mikkel Bratt Silset, Annie Nygaard, Emilie Beck.

Cada año el peaje local es más doloroso para la psique, y ayer tuvimos que empeñar la cabeza y pasar por caja con La joven de las naranjas, raquítica coproducción que deja en evidencia a una serie de instituciones audiovisuales (a saber: Andalucia Film Comission, Sevilla Film Office) cuyos intereses han dejado de ser fílmicos (¿lo fueron alguna vez?) hace demasiado tiempo. Al menos, es de ley admitirlo, la parte del filme rodada en Sevilla es tan estereotipada y grosera (echamos en falta a los protagonistas viendo a la Esperanza por el puente o en el gol norte del Ruiz de Lopera) que arrancó la risa unánime de la sufrida y estupefacta prensa convocada.

En La joven de las naranjas llueven los palos por todos lados, pues los temas propios de la autoayuda (la seudofilosofía del divulgador Jostein Gaarder sirve de base al despropósito), en especial el del atropellado carpe diem que cierra el filme, encuentran fijeza en unas fórmulas de puesta en escena, las de Eva Dahr, que hacen de Coixet una Akerman cursi. El golpe final, ya desplumados y en la rueda de prensa, lo dio el representante de RTVA, que tuvo a bien utilizar la palabra "poesía" para definir un simple naranjazo.