Cruz Conde, 12

Llega la hora de las municipales: el bloque de la derecha parte con ventaja

  • La victoria del PSOE el domingo en la capital arranca el optimismo de los socialistas, pero no pueden obviar la mayoría que suman PP, Cs y un Vox que entraría con fuerza

Andrés Lorite junto a Rosario Alarcón y Fernando Priego, tras el recuento de votos de las generales.

Andrés Lorite junto a Rosario Alarcón y Fernando Priego, tras el recuento de votos de las generales. / Laura Martín

La fiesta que los socialistas viven en la provincia de Córdoba desde la noche electoral del 26-A requiere sosiego de cara a la próxima cita con las urnas en la capital: las elecciones municipales. El PSOE ha conseguido un triunfo histórico en esta ciudad y el PP ha perdido nada menos que un 20% de los votos respecto a las últimas generales de 2016. Pero ni todo es tan blanco ni todo es tan negro, como ya apuntaban algunas voces la misma madrugada del recuento. A tres semanas de las municipales, y con todas las cautelas de unos datos no del todo extrapolables, José María Bellido estaría más cerca de la Alcaldía que cualquiera de sus contrincantes si se tiene en cuenta una suma del bloque de la derecha. El propio Bellido fue el encargado de recordarlo esta semana. La suma sale, aunque lo cierto es que el cambio de estrategia del PP con respecto a Vox y la idea de que Cs puede ahora pactar con el PSOE deja aún más todo en el aire.

Pero, volviendo al pacto que permitió que Juanma Moreno fuera investido presidente de la Junta de Andalucía tras casi 40 años de gobierno socialista, la escena podría repetirse en Córdoba. La traslación de los votos obtenidos por cada partida dejaría un Pleno del Ayuntamiento conformado por ocho concejales del PSOE, seis del PP, otros seis Ciudadanos, cinco Podemos e IU y Vox irrumpiría con cuatro. El bloque de la derecha sumaría 16 concejales, uno más que lo de que necesita para mayoría abosluta, mientras que la izquierda e quedaría en 13.

Pero, realmente, es complicado que estos datos se vuelvan a repetir. Y hay muchos factores que influyen.

El primero es una frase muy manida pero que es la realidad. No se vota igual en unas elecciones generales que en las municipales. El 28 de abril la cita con las urnas se presentó como un momento histórico ante el miedo de que la ultraderecha entrara con fuerza en el Congreso y pudiera incluso gobernar, sobre todo después de el propio PP abriera la puerta a esa posibilidad y no se limitara solo a un acuerdo como en Andalucía. Con una izquierda muy movilizada y ninguna opción de centro entre la ideología más de derecha, los resultados del PSOE fueron aplastantes. Las elecciones del 28 de abril fueron realmente una opción para medir la fuerza de la ultraderecha y el voto se concentró sobre todo en la opción que evitara el ascenso de Vox, donde el gran beneficiado fue el PSOE.

Pero ya se ha dicho que en las municipales no se vota igual y el punto de partida no es el mismo. En este caso el Partido Socialista es el que esté en el gobierno municipal y eso acumula desgaste a su candidata, en este caso la alcaldesa, Isabel Ambrosio. Aunque lógicamente el PSOE se puede ver beneficiado del ascenso de la izquierda, los análisis apuntan a que no tendrá tanto efecto como ha ocurrido a nivel nacional. Un dato llamativo precisamente es que en el capital no se han repetido los datos del conjunto de España y aquí el bloque de derechas sí suma.

En el PP, la realidad es que hasta el momento su candidato, José María Bellido, se ha mantenido alejado del discurso más radical que se eligió en Génova, salvo algunas propuestas salpicadas durante la campaña enfocadas más al mensaje de familias que realmente chirriaron un poco. Bellido ha sido uno de los primeros en apelar al centro, que es donde se siente cómodo, aunque también ha pasado al ataque contra Ciudadanos y Vox.

La formación naranja es sin duda una de las grandes ganadoras de los últimos comicios y hay que tener en cuenta que en tanto en las autonómicas de diciembre como en estas generales ha estado por encima de los 30.000 votos en la capital. Cs, además, tiene nueva candidata a la Alcaldía que, sin duda, será un revulsivo para el partido y todo apunta a que se mejorarán los resultados con respecto a las municipales de 2015. Si se llegan a a esos seis ediles que resultan de trasladar los datos de las generales habrá que verlo, pero que habrá crecimiento es más que probable.

Vox sigue su tendencia al alza y ha ganado 10.000 votos con respecto a las elecciones andaluzas de diciembre. En el partido están convencidos de esta evolución se mantendrá también de cara a las municipales del 26 de mayo. Hay otras voces que apuntan a que el efecto de la formación que preside Santiago Abascal se desinflará en parte en la próxima cita electoral por el hecho de que el voto en las municipales va mucho más a lo concreto. Para muestra, el ejemplo de Ciudadanos en las elecciones de 2015, cuando era un partido en alza pero en Córdoba tuvo un resultado bastante discreto.

Donde están las cosas más complicadas es en la izquierda, debido a la fragmentación de los partidos que concurrirán a las elecciones. La coalición Unidas Podemos ha obtenido en la capital en 31.330 votos –se ha dejado 7.000 por el camino– y el 16% de los sufragios. Trasladar estos resultados a las municipales es muy complicado porque en este caso habría que tener en cuenta los apoyos de IU, Podemos y Ganemos en Común. Y otra de las claves es que todos tienen que llegar a un mínimo del 5% del total de votos para poder entrar en el reparto de concejales. La división lógica hace pensar que sí, pero los tiras y afloja de los representantes de izquierda y el escaso impacto que la formación de Pablo Iglesias tiene a nivel local puede llevar a pensar que algunos no lo tendrán tan fácil.

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