Copa del rey

Las sensaciones, tampoco con copas (1-0)

  • El CCF, que empezó aparentemente dominador, alarga su trayectoria negativa con una nueva derrota por la mínima en su estreno en la Copa del Rey. El resultado, lo más positivo para un equipo que acabó con diez.

Djukic lleva unos días incidiendo en que las sensaciones que les transmite el equipo son buenas y que, por tanto, eso debe traducirse más pronto que tarde en la primera alegría de una temporada que va camino de ser un calvario. Pero uno empieza a preguntarse si lo que llega a pie de campo es radicalmente opuesto a lo que se ve desde otros lados. Porque este Córdoba no ofrece nada que la haga merecedor de un triunfo. Esta vez hay lugar para la excusa porque sólo Deivid permanecía del once que actuó en Liga ante el Villarreal, si bien ese paso al frente que el serbio pedía para los que menos minutos tienen desde que él llegó al banquillo no apareció. Era una oportunidad para reivindicarse y se convirtió en una demostración de que ellos tampoco tienen capacidad para revertir la situación. Y eso, con el mercado de invierno a la vuelta de la esquina, ya saben lo que significa, por mucho que el presidente diga lo que tiene que decir para cuidar el ambiente en la caseta. La Copa que ya no mola, no fue el bálsamo esperado y el cuadro blanquiverde volvió a caer, esta vez por la mínima -bastó el gol de Córdoba-, lo que deja abierta la eliminatoria para la vuelta dentro de dos semanas en El Arcángel. Eso es de lo poco positivo que puede extraerse del choque, toda vez que los visitantes acabaron en inferioridad numérica por la expulsión de Ekeng en una segunda mitad que terminó con los dos pidiendo la hora porque lo que verdaderamente importa es la Liga. 

El Córdoba despidió la primera mitad sin tirar ni una sola vez a puerta, sin dar siquiera un susto a Oier, que apenas si vio un par de balones merodear cerca de su área. Y eso que, como otras veces, el equipo salió con ganas de marcar el ritmo. Dentro de un partido malísimo, con múltiples imprecisiones en balones realmente fáciles, el hecho de que el Granada le dejara jugar porque su estilo es más directo, para aprovechar la velocidad de su gente de arriba, permitió mandar al conjunto blanquiverde. Con Ekeng incrustado entre los centrales, la posesión era mayoritariamente visitante. Pero eso es que como si das una pelota de trapo a un niño pequeño para que se entretenga. 

Porque el equipo de Djukic llegaba con relativa facilidad al medio campo enemigo y lograba conectar con su línea desestabilizadora formada por Matos, Caballero y Vico. Y así se terminaba todo. Enfrente, los locales eran más verticales, buscando la endiablada velocidad de Success y Jhon Córdoba y ese puntito más de ganas que, con el paso de los minutos, fue apareciendo para empezar a marcar distancias ganando los balones divididos, corriendo más y mejor. Así, con muy poco, asustaron a la zaga con un primer disparo lejano que atajó abajo el debutante Saizar. Desde entonces, la última línea pasó a transmitir nervios y el Granada siempre daba la sensación de poder y querer hacer daño. Success lo intentó a la media vuelta y sacó un córner que originó el 1-0, que de nuevo sacó todas las vergüenzas de un equipo que mientras siga empeñando en regalar goles tendrá casi imposible ganar. 

Djukic trató de variar algo el decorado tras el paso por los vestuarios. Primero con Pinillos y al poco con Florin. Pero el conjunto de Caparrós mantenía bien el tipo atrás ante la debilidad ofensiva visitante y, con muy poco, volvía a inquietar. Success y Córdoba eran un incordio constante y entre ellos se bastaban para montar el lío. El nigeriano lo intentó con un cabezazo a falta de Juan Carlos que atrapó Saizar, si bien de nuevo el atacante había rematado sin oposición. El partido estaba definido y sólo algo raro podía cambiar la situación. Eso podía ser alocarlo, donde se mueven bien hombres como Ekeng, que tuvo la primera gran llegada del CCF con un contra de Caballero que culminó, ya dentro del área, con un latigazo muy desviado. Primer tiro en el minuto 62 y ni siquiera intervino Oier. Como para imaginarse el espectáculo... 

Y eso que, como en la primera parte, el balón era más del CCF... y las ocasiones de, Granada, eléctrico arriba y al que la zaga cordobesista se empeñaba en ponérselo cada vez más fácil. Más si cabe cuando tras la enésima pérdida en un balón franco, Ekeng vio la segunda amarilla sólo diez minutos después de la primera. Con 20 minutos por delante y en inferioridad numérica, la consigna ya pasó a ser clara: no encajar un segundo gol para llegar con vida a la vuelta. Así lo entendió Djukic al meter a Garai por Caballero y mantener el doble pivote. Era lo que tocaba, porque el bando albirrojo pasó a controlar la situación, si bien sin volverse loco en busca de la sentencia. Caparrós valoraba más el cero en la puerta propia que subir el marcador y lo demostró tras la lesión de Eddy al dar entrada a Iturra. Esos minutos finales fueron una batalla táctica con los dos deseando acabar porque el sábado hay otra lucha.

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