Sin puntilla, un punto (1-1)
Liga adelante
Un postrero tanto de Orellana, en una acción en la que se protestó fuera de juego, nivela el gol inicial de Oriol Riera y priva al CCF del triunfo · Los fallos a la contra dan alas al asedio local


El Córdoba no agarró una ocasión de oro para ganar en Granada por su falta de contundencia a la hora de rematar un derbi que se le puso de cara en el ecuador del primer tiempo gracias a un gol de Oriol Riera. Unos 700 aficionados blanquiverdes saborearon la victoria hasta el minuto 89, cuando Orellana recompensó las incesantes oleadas del combinado nazarí en pos del empate. De esta manera, el CCF alcanza el primer cuarto liguero con la sensación de que lo tiene ahí, pero no basta. Numéricamente continúa decimosexto y se halla a cinco puntos del play off de ascenso y a tres de la zona de descenso, de la que por cierto sale un rehabilitado Recreativo justo antes de visitar El Arcángel.
Tras el decepcionante e incendiario 0-0 con el Villarreal B, el Córdoba salió en plan mandón. A ello ayudó la propuesta en el medio, con dos jugadores creativos como Jorge Luque y Javi Flores. Juanmi Callejón se mantuvo en la banda derecha por segunda semana consecutiva y Usero regresó al once como acompañante de Oriol Riera en la delantera. No se puede decir, como parecía, que el Córdoba hubiera cambiado de sistema, ya que el manchego se descolgaba pero actuaba muy arriba. Mientras, el Granada salió a verlas venir, cediendo el balón al adversario a la espera de alguna transición hilada por Dani Benítez. Los anfitriones asumían el rol de los huéspedes y viceversa.
El Córdoba llegó más y mejor en el arranque, con buenos movimientos de Oriol a la espalda de la zaga y Callejón y Arteaga bastante profundos. Geijo trataba de fijar a los centrales sin excesivo éxito -Richy cortaba con brillantez-, Benítez no lo veía claro y Los Cármenes clamaba contra la tendencia a dejar jugar de un árbitro con estilo inglés. Fabri necesitaba que Óscar Pérez y Mikel Rico, un doble pivote con tan buen gusto como el contrario, se hicieran con las riendas.
Así fue paulatinamente, aunque el CCF orientaba con intención los envíos en largo y Arteaga, cazando un balón suelto, voleó con peligro desde la frontal. El internacional chileno Orellana protagonizó un par de llegadas al área antes de que Callejón despejara las dudas que empezaba a mostrar con un centro ideal para la irrupción acompasada de varios compañeros; Usero no engatilló, pero la cabeza de Riera estuvo al quite. Un cuarto de partido, 0-1, ilusiones renovadas.
El Granada se vio obligado a intensificar su paso al frente. Benítez no encontró puerta con un violento zurdazo y Orellana pecó de tibio tras recibir un pase al hueco de Geijo. El Córdoba debía manejar la pelota como lo había hecho en el inicio para no meterse atrás, había demostrado que tiene mimbres para ello. Tocaba remangarse ante el arreón rojiblanco, plasmado en tres saques de esquina consecutivos desde la zona por la que percutían Benítez y Siqueira. David de Coz quedó amonestado en el minuto 35 por una falta al lateral, el origen de un gol justamente anulado a Íñigo López por fuera de juego.
El sufrimiento se instaló a perpetuidad. Benítez y Orellana, doblados por Nyom y Siqueira, amenazaban con su agilidad y destreza con el esférico, por lo que Callejón y Arteaga se multiplicaban con solidaridad. Al interior zurdo le señalaron posición antirreglamentaria cuando encaraba a Raúl Navas y Geijo vio la amarilla por intentar engañar a Miranda Torres con un remate con la mano en el enésimo córner desde la izquierda. Hasta ahí llegó el esperanzador primer periodo.
El Granada, no le quedaba otra, tenía que seguir insistiendo. La reanudación trajo varias imprecisiones por parte de los dos equipos y de una de ellas, un mal despeje de Tena, se aprovechó para plantarse ante Raúl Navas, que aguantó y repelió con el pie derecho. Al Córdoba no le convenía el toma y daca, sino maniobrar con la pelota en campo contrario. Alcaraz no tardó en refrescar la punta de lanza con Pepe Díaz, el único punta disponible, en detrimento de un conmocionado Oriol Riera, y a renglón seguido apuntaló la zona ancha con Beobide.
Se marchó Javi Flores, que bordeaba la expulsión. Las tarjetas empezaban a convertirse en una rémora severa, ya que las amarillas a Camille y Richy dejaban a Tena como único zaguero impoluto. Fabri tiró de Carlos Calvo y Los Cármenes reclamó dos penaltis de Camille en el mismo minuto. Había que apretar los dientes.
Usero tuvo el segundo en un testarazo limpio a la salida de un córner. Una pena, porque el partido se había torcido alarmantemente. Lucas se desgañitaba porque faltaba temple para combinar por abajo, el Granada atacaba por todos los flancos y Tena también vio su cartulina. Quedaban 25 minutos largos, muy largos.
Dañobeitia fue el último recambio en el afán por tener energía en el tramo final y, nada más salir, se equivocó flagrantemente: regaló el balón en un dos contra uno en vez de esperar el momento apropiado para dejar solo a Pepe Díaz. El de Almodóvar no lo hizo mucho mejor en una jugada similar, pues su toque hacia Arteaga también fue errático.
Antes, Raúl Navas había respondido en un par de cabezazos en acciones a balón parado, Nyom había probado con un zurdazo ajustado... El panorama era oscuro, pero el portero arrojó luz a volver a desbaratar un mano a mano con Orellana. Por si fuera poco con Geijo, Fabri metió a otro tanque, Tariq.
Pepe Díaz lanzó con escasas opciones de éxito en una acción aislada. El dominio local era abrumador. Geijo, hasta ayer pichichi de Segunda con sus 11 dianas (Quini ya lleva 12), no hizo honor a su vitola al cabecear fuera a bocajarro poco después de que le anularan un tanto porque el centro de Orellana había salido por la línea de fondo. El CCF defendía con todos, con Usero definitivamente instalado en el eje, y seguía desperdiciando oportunidades pintiparadas: un mal control de Díaz en una contra con muchos aliados saliendo y un pase de la muerte del cordobés que Arteaga engatilló mal con la diestra.
Con tan escasas luces ofensivas y un asedio de tal calibre, lo lógico era el empate. Se produjo ya en el 89', con un zurdazo redentor de Orellana que cruzó un bosque de piernas. El 1-1 hizo justicia en un duelo donde al Córdoba le faltó instinto asesino para atrapar a su rival en una clasificación con muchos conjuntos por delante.
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