La primera de las finales

Ya sí que empieza la etapa decisiva. Ya no hay tiempo para errores. Para concesiones. Para excusas. Lo dijeron los jugadores a la finalización del duelo ante el Salamanca: "Al Alavés hay que ganarle, porque es un duelo ante un rival directo".

En una competición liguera se entiende por rival directo a aquel contrincante que ocupa una posición similar a la propia en la tabla. Bueno es recordarlo toda vez que, en sentido estricto, los trece equipos que tendrá delante el Córdoba hasta el final de la competición serán directos rivales en el campo cuando el balón empiece a rodar.

Pero sí es cierto que la tensión en la que los jugadores viven cualquiera de esos choques en las que ven de cerca a quien le pisa los talones o a quien le precede en la tabla es mucha. Y múltiples serán las emociones directas que les quedan a los profesionales del conjunto de la ribera del Guadalquivir hasta el quince de junio.

Abrirán boca con el enfrentamiento del próximo domingo ante el Alavés. Cinco son los puntos de diferencia con los vitorianos, muy tocados en lo institucional. Ganar supondría un respaldo anímico y una distancia providencial a estas alturas. Máxime si tenemos en cuenta que luego, en las jornadas trigésimo primera y trigésimo segunda el Córdoba tendrá que viajar consecutivamente a Alicante y Castellón.

La idea de Paco será sumar lo que sea en los feudos de un equipo irregular y de otro que ha crecido con la llegada, precisamente, del cordobés Pepe Murcia. Bueno será lo que arañen.

El Eibar será el siguiente visitante de El Arcángel. Un conjunto que, tradicionalmente, pierde muchos enteros cuando sale de Ipurua y que ha entrado en la particular pelea de los cordobesistas por asegurarse la salvación cuanto antes por si acaso.

El viaje a El Ejido puede ser agónico. Los del Poniente almeriense están en una situación muy delicada y puede que, para el 20 de abril fecha del duelo, ya estén en la UVI futbolística. Para rematar ese tramo de choques sin desperdicio, visitará Córdoba la Unión Deportiva Las Palmas, que pasó del desahucio deportivo a la esperanza merced a su catarsis. Bueno sería que los de Paco ya hubieran casi finiquitado la cuestión antes de los siete últimos choques. Porque, si lo de antes era de aúpa, la recta decisiva tiene más cimas que simas. Golosos compañeros de mesa para tener hambre.

Se empezará el once de mayo frente al Elche. Posiblemente, el conjunto que mejor fútbol exhibió en El Arcángel y que debería estar luchando aún por esas fechas por la Primera. El derbi ante el Xerez y la visita a Albacete serán otros dos enfrentamientos sin cuartel. Puede que alguno de los dos, sobre todo los jerecistas, digan adiós a la Segunda virtualmente de perder.

Luego llegará la traca final. Un Numancia que quizá por esas fechas ya sea de Primera (sería la mejor noticia para el Córdoba si la situación todavía está en el aire); el Sporting en un Molinón que, a falta de tres jornadas y jugándose un ascenso, puede ser una auténtica caldera y el Racing de Ferrol, que también deberá estar jugándose el cuello.

Todos los ríos llevan al mar que es Anoeta. Allí bien entrado ya junio se puede vivir una fiesta con dos equipos celebrando ascenso y permanencia. O se puede vivir otro Getafe, otro Leganés... ¡Ay!