La moral de Pepe Díaz

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Decisivo El punta de Almodóvar revoluciona el encuentro tras su salida al campo y se convierte en el elemento determinante marcando dos goles Cuesta arriba Los errores condicionaron un partido extraño

López Silva trata de enviar el balón a un compañero ante el acoso de dos jugadores del Alcoyano, ayer en El Collao.
López Silva trata de enviar el balón a un compañero ante el acoso de dos jugadores del Alcoyano, ayer en El Collao.
Raúl Díaz / Alcoy / Enviado Especial

05 de mayo 2012 - 05:02

Pepe Díaz rescató un punto en El Collao, donde el Córdoba se vio dos veces contra las cuerdas: 2-0 a la media hora y 3-1 a falta de apenas diez minutos. El amor propio del delantero del Almodóvar, culpable de la expulsión de Pina y autor de dos golazos en un tramo final de locura que también se llevó por delante a Tena, significó un empate que deja al conjunto de Paco Jémez sexto con toda la jornada por delante. Después de tres derrotas seguidas a domicilio, las tablas en la visita a un Alcoyano casi hundido son el mal menor para un equipo que enmendó sus groseros errores defensivos con más corazón que fútbol. El corazón de Pepe.

Paco recuperó el 4-4-2 con cuatro novedades en el once: Arias por el lesionado Alberto García, Gaspar por David Prieto, Fuentes por Dubarbier y Patiño por el sancionado Airam Cabrera. El inexorable empuje del Alcoyano, que pende de un hilo en su cruzada por la permanencia, obligó al Córdoba a multiplicar las ayudas para contener a un rival alentado por su afición. Arias entró en calor con un tiro manso de Diego Jiménez y Maestro salió de su área para abortar un desmarque de Patiño, que acusaba el oficio de Rojas en el cuerpo a cuerpo. Aloisio también le enseñó a Fede Vico de qué va esto con una carga más propia de un búfalo que de un central de Melilla reclutado en el mercado invernal.

El CCF debía jugar con la ansiedad de un adversario en la UCI, no descomponerse y buscar su oportunidad. La tuvo Patiño a centro de Fede, pero no pudo anticiparse en el primer palo. Jémez censuró al madrileño por no pelear un envío de Borja García y se tiró de los pelos -es un decir- cuando Wellington Silva, aprovechando que la defensa estaba tan adelantada como de costumbre, se llevó un balón muerto e inauguró el marcador con cierto suspense. Apenas cinco minutos después, en el 24', Arias se tragó un zapatazo de Gato. 2-0. La cosa pintaba mal porque el Alcoyano no era capaz de imaginar un escenario mejor. Sus aficionados, con esa fe especial que tienen los equipos humildes, empezaban a creer que el desafío de la salvación era más posible.

Con dos zarpazos, los de un animal herido, el Alcoyano exprimía su fútbol visceral, a medio camino entre los pelotazos y las paredes. Y pudo ser peor, porque Charles desvió sobre la raya un remate de David Torres tras una falta lateral cabeceada por Aloisio. Al Córdoba no le salía nada: ni los disparos lejanos (Charles, Patiño) ni los regates, entre otras cosas porque el asistente se comió un derribo de Morcillo a Vico justo en la frontal.

Cumplida la media hora, Gaspar fue señalado por el entrenador en su reaparición al dejar su puesto a Fernández. Ximo se reubicó como central. Ésa era la variante defensiva; la ofensiva, ya con varios minutos de recorrido, consistía en cambiar de banda a Borja y Fede para que encararan a pie cambiado. El pichichi cordobesista apareció en el 36' para cazar un centro de Fuentes y tuvo el empate con un zurdazo tras una apertura de Charles, pero Maestro desvió a córner. Otro saque de esquina, ya en el descuento, propició una volea de Charles repelida con apuros por el cancerbero, que a sus 38 años resistía el asedio de un equipo que se había reenganchado y asustó hasta el descanso, con una falta indirecta en la que Borja no encontró puerta.

El 2-1 dejaba las espadas en todo lo alto, ya que el Córdoba había inoculado en el Alcoyano ese mal tan crudo a finales de temporada: el miedo a ganar. El cuadro alicantino retornó de la caseta con la voracidad renovada y una amenaza latente a balón parado, con Diego Jiménez como ejecutor de unas roscas estupendas, al tiempo que los visitantes ganaban metros a través de las combinaciones y las entradas por las alas. En una de ellas, Fede trazó una diagonal que finalizó con un disparo a la base del poste. En la siguiente, el juvenil no remachó un centro de Fuentes.

Acababa de irse al suelo por los gambeteos de Wellington Silva, un jugador vacilón, cuando el internacional sub 18 cedió el testigo a Dubarbier, que redundó en la apuesta por un zurdo como interior derecho. Mientras El Collao crucificaba al lateral diestro, Pina, acordándose del suplente Devesa, Patiño volvió a equivocarse en una contra. El público también dedicaba lindezas a Tena por su dureza, aunque la agresividad era más patente en el bando local.

Wellington se topó con el palo en un obús imposible para Arias. Ahí, con un cuarto de partido por delante, se salvó el Córdoba, que dependía de la inspiración en la zona de tres cuartos para pescar algo. El canalizador, López Silva, había sido amonestado por protestar. López Garai tampoco le quitaba el ojo a Amoedo Chas, de cuyo irregular arbitraje podía esperarse cualquier cosa.

Desde luego, el árbitro no tuvo la culpa de que Ximo Navarro se complicara la vida ante David Torres para que éste le robara la cartera y asistiera a Diego Jiménez en el 3-1. Ni de que Pina diera la razón a sus detractores al ver la segunda amarilla en la primera aparición de Pepe Díaz, que sustituyó a Ximo y clavó en el ángulo un libre indirecto para soñar. Ni de que Tena atizara a Silva en una acción impropia de un deportista, sobre todo cuando se luce el brazalete de capitán.

Con López Garai como central de urgencia, López Silva tuvo que detener cerca del área pequeña un toque bombeado del recién incorporado Choco Lozano ante la desesperada salida de Arias. El Córdoba tenía que morir diez contra diez y encontró la recompensa a su fe con el doblete de Pepe, que hizo buena la asistencia de Dubarbier para nivelar la contienda ya en el minuto 87.

El Collao se heló. El punto no les servía porque apuntan a Segunda B prácticamente sin remisión. El Córdoba, catapultado por la garra del incombustible Pepe Díaz y con las miras en Primera División, se fue arriba para terminar de consumar la remontada ante un adversario enloquecido. No le dio para ganar, pero sí para agarrar un punto que lo mantiene en la brecha a falta de seis jornadas.

Árbitro: Amoedo Chas (gallego). Pitó tarde. Mal en el apartado disciplinario, aunque las dos expulsiones fueron justas, y en la aplicación de la ley de la ventaja. Amonestó al entrenador del Córdoba, Paco Jémez (75'), y al delegado de campo, Gonzalo Olcina (81').

Tarjetas: Amarillas Fuentes (40'), López Silva (49'), Diego Jiménez (68') y Morcillo (89'). Rojas Pina (46+' y 77') y Tena (80').

GOLES 1-0 (19') Wellington Silva. El delantero brasileño se lleva un balón dividido con la defensa muy adelantada, pisa el costado derecho del área con ventaja, recorta y, ya rodeado de contrarios, marca con un derechazo cruzado. 2-0 (24') Gato. El punta suelta un derechazo lejano escorado a la izquierda y el balón hace un extraño y se cuela mansamente tras golpear en Arias. 2-1 (36') Borja García. López Silva sirve un pase raso en profundidad hacia Fuentes, el lateral centra desde la izquierda y Borja se anticipa en el primer palo y marca con la diestra. 3-1 (74') Diego Jiménez. David Torres rebaña la pelota a Ximo Navarro en el costado izquierdo del área y da el pase de la muerte a Jiménez, que marca a puerta vacía con la diestra. 3-2 (79') Pepe Díaz. López Garai bota en corto una falta orientada a la izquierda y Díaz aloja el balón en la escuadra con un derechazo al palo largo 3-3 (87') Pepe Díaz. Dubarbier tira una diagonal desde la derecha y filtra un pase raso para Díaz, que supera a Maestro con un derechazo cruzado.

Incidencias: Partido correspondiente a la trigesimoséptima jornada de la Liga Adelante disputado en El Collao ante 3.459 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Juan Vila, padre político del portero del Alcoyano Fernando Maestro. El juego estuvo interrumpido durante un minuto al final del primer tiempo porque un gato apareció en el césped.

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