Copa del rey

La mano del demonio (3-1)

  • Un absurdo penalti de Sesma en el 88' transformado por Adrián deja al CCF sin un pase a cuartos que se había ganado tres minutos antes con el gol de Arteaga. En la prórroga y con diez, el Depor no falló

Lotina tiró de Adrián, bigoleador tres días antes en San Mamés. Lucas replicó con Jonathan Sesma y Pepe Díaz, sus balas más preciadas, en detrimento de Díaz de Cerio y Javi Flores. Una recuperación de Beobide propició un centro franco del extremo canario, pero Zé Castro se interpuso en la frontal del área pequeña.

Quedaban 25 minutos y, al margen de las pasionales gargantas de los Riazor Blues, los murmullos proliferaban. El Córdoba tocaba, mas sin la verticalidad necesaria para agujerear la adelantada retaguardia local. En ésas, Pepe Díaz se lanzó a la aventura y arrancó un córner. Sin embargo, no fructificaba el balón parado; tampoco en las distintas opciones de un anfitrión carente de argumentos. Hasta que apareció Valerón, el genio de la lámpara maravillosa: se giró en una baldosa y sirvió el pase exacto a Adrián, que en su vertiginosa carrera en solitario hacia Alberto García se pasó de frenada.

Sin tino en los últimos metros, el CCF avistaba la orilla al borde del ahogamiento. Faltaban diez minutos cuando Alcaraz quemó sus cartuchos con Juanmi Callejón, sustituto de Agus: tres atrás. La tuvo Pepe Díaz, que controló regular y tiró peor desde la media luna. Y la tuvo Arteaga, que no perdonó tras un pase de Callejón y una magnífica dejada -sin tocarla- de Charles.

Con el pase a cuartos en el bolsillo, todo salió mal. El Deportivo tocó a rebato y Valerón lanzó al poste tras tirar una pared en la frontal con Juan Rodríguez. De inmediato, una enajenación mental transitoria de Sesma costó un penalti absurdo y Adrián no falló pese a la estirada de Alberto. Por si fuera poco, Tena vio la roja directa por cazar por detrás a Valerón.

Así que el Córdoba inició la prórroga con uno menos y una defensa digna de estudio: el canterano Fernández en la derecha, De Coz y Beobide como centrales y Jonathan en la izquierda. A expensas de un oasis en el desierto de Pepe Díaz, no quedaba otra que sufrir y perder todo el tiempo del mundo para agarrarse a la limosna de la tanda. Desmarets desperdició un golpe franco en la corona del área y Seoane, un balón jugoso en el costado izquierdo. Hasta que apareció Valerón, el bailarín de claqué con tacos: el de Arguineguín metió dos pases de libro consecutivos hacia Adrián, que rompió la equidad con suspense.

A pesar de los pesares, el Córdoba estaba a un gol de conseguir el billete. Lucas optó por sacrificar a Charles como lateral, con Sesma por delante. Juan Rodríguez y Colotto pudieron sentenciar en el arranque del segundo parcial extra. Y Jonathan pudo purgar su pecado al lanzar una contra que murió en el pase clave hacia Díaz, que en el siguiente acercamiento se quedó con las ganas de recibir otra asistencia letal del canario. Ya Charles se sumó arriba, a la desesperada. Álvarez Izquierdo no pitó una falta sobre el de Belem que podría haber entrañado mucho peligro, pero sí otro penalti por derribo de Alberto a Seoane tras la enésima apertura de Valerón. Adrián rubricó su hat-trick y de paso la eliminación blanquiverde, que duele más por lo cerquita que estuvieron por los cuartos.


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