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El mal cordobés tiene un nombre: el 'anchoring'

  • Pepe Cabello, motivador deportivo, explica los malos finales blanquiverdes

Tres cuartos de partido y el Córdoba por delante en el marcador. El Arcángel, lejos de relajarse, asiste con pavor a los minutos del infierno que se viven esta temporada. Los de blanco y verde reculan, se meten en su particular castillo del terror y el rival acaba sacando provecho... y empatando.

Cambien el nombre de los protagonistas, pongan actores secundarios de excepción (árbitros, botellas...) y repitan el mismo guión hasta seis veces. O acaban locos o desquiciados o apostatando de su religión.

Al final del último capítulo hasta la fecha, el del domingo frente al Sporting, hubo quien ya hablaba de maldición y otros que pensaban que detrás de todo había un profundo canguelo (el entrenador del equipo rival, Manolo Preciado, entre otros).

Un pavor interno ante la previsible repetición de un daño irremediablemente. Algo que, en la psicología deportiva, se conoce como anchoring o anclaje. Pepe Cabello, motivador deportivo de la empresa Diamond Building y experto en coaching del Unión Baloncesto Córdoba, explica el fundamento de ese mal: "Son estados emocionales que generamos ante cosas que nos ocurren".

Así, reconoce Cabello, que "es posible que al Córdoba en los últimos minutos de los partidos le entre cierto miedo por lo que le ha sucedido en los partidos anteriores. Por el recuerdo".

¿El problema tiene remedio? "Sí, claro, ése es nuestro trabajo. Buscamos justo lo que desata esa actitud emocional, que termina desencadenando esa pérdida, y tratamos de generar un nuevo estado en el deportista". Vamos, que lo único que se puede hacer es un lavado de cerebro de los malos ratos. Un borrón y cuenta nueva definitivo.

En otros tiempos, la figura del psicólogo asociada a un equipo de fútbol sonaba a pijada innecesaria. A cuentos de entrenadores modelnos. Sin embargo, parece que aquello no fue un capricho de Benito Floro, toda vez que, según comenta Pepe Cabello, en otros países es algo "casi indispensable. En otras ligas y competiciones ni se plantean el deporte profesional sin un coach. Acabo de volver de México y ni allí ni en los Estados Unidos - y son dos países muy dispares- hay un competidor de elite que no lo tenga".

Es más, añade el motivador deportivo que "si el club no les pone uno a su servicio a los jugadores, se lo pagan ellos mismos de su bolsillo. Para su capacidad productiva es imprescindible".

Pepe Cabello quiere resaltar que "deportistas muy importantes de todas las épocas han reconocido que el 80 o el 85 por ciento de su rendimiento depende de tener su mente también entrenada. Y estamos hablando de gente que seguro que están dentro del grupo de los que la mayoría hemos idolatrado".

Mens sana in corpore sano. O al revés. Ya saben, si (Dios quiera que no) el Córdoba vuelve a hacer lo mismo ante la Real dentro de dos semanas, no se cabreen. Sólo maldigan al anchoring.

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