Tres jornadas y una calculadora

No cabe regodearse en el dolor por más que el Córdoba haya dilapidado gran parte de su crédito con su pésimo saldo de mayo: un punto en cinco partidos. Arranca junio y el equipo de Lucas Alcaraz aún debe certificar la permanencia. Por delante tiene tres jornadas, empezando por el domingo en Vallecas, para alcanzar los 50 puntos y con ello sellar matemática o virtualmente una salvación que se está haciendo de rogar hasta el extremo de provocar cierta zozobra. Algo que nadie esperaba hace un mes, cuando los blanquiverdes se colocaron con 48 puntos a falta de ocho encuentros. Pocos imaginaban que el cordobesismo andaría estos días analizando el calendario y tecleando la calculadora, pero es lo que hay.

La alarma roja no se ha encendido porque todavía hay colchón, pero el margen se ha ido estrechando hasta límites insospechados. De los 11 puntos sobre la zona de descenso después de los 34 primeros partidos a los cuatro puntos actuales, que en proyección son cinco porque el CCF gana el goal average a los dos rivales que marcan la frontera con 45: Huesca y Salamanca. Por debajo están el Murcia y el Real Unión, ambos con 43, y en el fondo del pozo el Castellón, que ha descendido con tres jornadas de antelación tras un curso desastroso.

Mientras, el Córdoba ha ido empañando un torneo que pintaba muy bien. Por su tendencia y las apreturas de la tabla se antoja complicado que se salve esta semana, en la cuadragésima fecha. La misma en la que certificó su continuidad en Segunda el año pasado, mucho más agitado desde el inicio: Juan Luna Eslava enmendó la trayectoria abierta por José González, a su vez angustioso pero exitoso -no hace falta recordar lo que ocurrió en el Rico Pérez después del empate en Anoeta- relevo de Paco Jémez la campaña anterior. Ahora los tres están metidos en el ajo: Paco ha reactivado a Las Palmas, con Luna Eslava como segundo, y José no arroja la toalla (4-1 al Celta el domingo) en el Murcia, antepenúltimo. Con Luna, el equipo terminó decimotercero con 53 puntos, los mismos que el Huesca (undécimo) y el Elche (duodécimo), merced a un gran arreón final: cuatro victorias y el intrascendente revés en la fiesta del ascenso del Zaragoza.

El Córdoba puede salvarse en la última cita, como hace dos años en San Sebastián; con dos partidos de sobra, como el año pasado con un 4-1 a Las Palmas, o en el penúltimo compromiso, dentro de dos semanas. Porque, a pesar de ser el peor equipo de Segunda en el último mes, tiene muchísimas más opciones que otros conjuntos que ya quisieran para ellos su desahogada posición en la clasificación. Hay que subrayar que el CCF es undécimo, por lo que tendría que verse rebasado por al menos ocho adversarios para despeñarse. Sería una auténtica hecatombe, desde luego.

No obstante, toca visitar al Rayo y el balance a domicilio (el global y el reciente) es para echarse las manos a la cabeza: el segundo que menos suma (13 puntos), el que menos marca (nueve goles), 14 de los 19 viajes sin ver puerta, cuatro derrotas consecutivas (1-0 en Salamanca, 2-1 en Gerona, 4-0 en Alicante y 3-0 en Albacete)...

El combinado blanquiverde conocerá los resultados de prácticamente todos sus rivales directos cuando salte al césped del Teresa Rivero el domingo a las cinco de la tarde, ya que hasta ocho partidos han sido adelantados al sábado. Para el domingo sólo quedan, amén del envite en Madrid, otros dos choques televisados: Real Unión-Levante -su siguiente adversario visitará El Arcángel antes de cerrar la Liga ante el Hércules, lo que supone un calendario de órdago- y Cartagena-Hércules.

Las dos últimas jornadas se solaparán con los primeros coletazos del Mundial de Sudáfrica y se disputarán con horario unificado para evitar ventajas y suspicacias entre los candidatos a subir, cinco para tres plazas, y bajar, con una lista interminable que ha hecho un hueco a un Córdoba narcotizado al borde de los 50 puntos.