El 'hombre-pájaro' vuela libre
Baloncesto l NBA
Chris Andersen es uno de los bichos raros de la NBA · De proscrito tras hundirse en las drogas a hijo pródigo en Denver, donde se consolida como un tipo limpio y como uno de los grandes taponadores
Chris Andersen es un tipo fuera de lo común. Lleva el baloncesto en las carnes, inyectado en los ojos. Su juego no pasa desapercibido. Su pasión por la defensa es sólo equiparable a su excéntrica imagen. Birdman -hombre-pájaro-, como se hace llamar, lleva su vida tatuada en la piel, una historia difícil, una montaña rusa que le llevó a ser un proscrito de la NBA tras hundirse en la droga, pero un ejemplo de superación después de haber agarrado la segunda oportunidad que le ofrece el básket.
Es uno de los lunáticos de la Liga, uno de esos bichos raros que tiene el don de hacerse querer por los fans. Hijo pródigo en Denver, los Nuggets han hecho de él uno de los mejores defensores del momento. "Está loco", repite constantemente George Karl, el hombre que ha conseguido sacar lo mejor de Andersen en una cancha. "Es una estrella de rock", bromea su compañero JR Smith.
Las andanzas de Birdman son dignas de una película para optar al Oscar. Nacido hace 32 años en Long Beach (California), la familia de Andersen se fracturó cuando él era un niño. Su padre se largó un buen día dejando apenas un bote de mantequilla de cacahuete en la nevera. Chris se tuvo que separar de sus hermanos y pasó un par de años abandonado en un internado hasta que su madre, Linda, los recuperó y se los llevó a un pueblecito de Texas.
Andersen descubrió en el instituto su pasión por el baloncesto y pronto se convirtió en un héroe para las chicas y en un habitual de las malas compañías. Su progresión se quedó a medias y apenas le abrió la puerta de una universidad del montón, la de Blinn. Entre medianías Andersen llamó la atención de la Universidad de Houston del célebre Clyde Drexler. Su reclutamiento frustrado acabó en un desaguisado y con Chris en la calle. Precisamente en la calle le llegó su gran aventura en 1998. Los Dragones de Jiangsu Nangang se lo llevaron a la Liga china y allí el pívot se centró durante toda una temporada. En 1999 retornó a casa y la Liga de Verano de los Nuggets fue su gran escaparate. Convenció a la franquicia de Colorado y logró entrar en la NBA sin ser drafteado.
En 2004 Andersen fue protagonista en el concurso de mates del All Star. Birdman dio a conocer sus grandes vuelos. Ese verano el pívot se lanzó al mercado como agente libre y marchó a Nueva Orleans con un suculento contrato de 14 millones de dólares. Todo iba de perlas, rendía a buen nivel, repitió en el show de los mates en 2005... obligando a cambiar las normas del concurso después de esa edición (no había limitación de tiempo para hacer un mate, tras Birdman sí la hay). Todo sobre ruedas hasta que el Katrina en 2005 se llevó por delante su casa entre otros miles de hogares.
Su franquicia, los Hornets, se trasladó a Oklahoma en medio de la temporada y allí Andersen tocó fondo. Cayó en una depresión profunda de alcohol, nightclubs y drogas. Hasta treinta latas de cervezas se llegó a beber alguna noche, reconoció después. Había violado las normas hasta en tres ocasiones por consumo de marihuana-multa económica-, pero el 25 de enero de 2006 sobrepasó los límites de lo permitido. Dio positivo en un control de sangre que hizo trizas todas las leyes antidroga de la NBA: restos de cocaína, de heroína y de otras sustancias sintéticas. No hubo piedad y Andersen fue flagrantemente expulsado de la Liga por dos años.
Fue cayendo al abismo cuando Birdman desplegó sus alas. Andersen vio la luz, se metió en un centro de rehabilitación y regresó a Denver para recuperar lo que en su día logró. Se machacó durante sus dos años de castigo y tras ellos solicitó a la Liga volver. Tuvo que convencer a todos los estamentos de la NBA con controles de sangre cada dos semanas durante seis meses. Los Hornets lo readmitieron a finales del curso 2007/08 pero al poco liberaron su contrato. Ese verano Denver volvió a tenderle una mano.
Recubierto de tatuajes que claman sobre su calvario Birdman mostró su transformación en la campaña siguiente. Su despliegue defensivo le convirtió en el mejor taponador sólo por detrás de Superman Howard (aunque mejor en el ratio por minutos). El 2 de abril de 2009 se coronó con 8 tapones contra los Utah Jazz. "Sólo trato de rebotear, de defender la pintura", exclamaba con naturalidad ante la televisión el reconvertido Andersen. La 2008-09 fue la mejor temporada de los Nuggets en 20 años, plantándose el equipo de Colorado en la mismísima final del Oeste, sólo batidos por los Lakers.
Birdman -para muchos el Rodman blanco- se mantiene limpio, con un nuevo contrato que garantiza su nueva vida y en Denver lo quieren tal como es. Él en una cancha está en su hábitat, como más le gusta, moviendo los brazos, moviendo las alas.
No hay comentarios