Los frentes de González

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El presidente vive sus días más difíciles envuelto en una batalla con el anterior consejo, que estudia denunciar el contrato de compraventa. La marcha deportiva del equipo, otro hándicap. .

José Carlos León / Córdoba

04 de octubre 2012 - 07:04

Carlos González atraviesa sus momentos más complicados desde que en junio de 2011 se convirtió en el nuevo dueño del CCF. Al empresario se le están acumulando en los últimos días una serie de frentes que lo han colocado en una situación delicada, especialmente desde que el pasado fin de semana se filtró el informe concursal que ha abierto una batalla entre el anterior consejo de administración y la actual propiedad.

Hasta ahora, el presidente había vivido días felices, por mucho de que algunas decisiones y ciertas actitudes no fueran vistas con buenos ojos por un sector del cordobesismo. La buena marcha del club tanto en la parcela deportiva como en la económica habían permitido que la entidad viviera la mejor temporada en los últimos 40 años, con una estabilidad social que no se recordaba en El Arcángel unida a la clasificación para los play off de ascenso a Primera División. La salida del concurso de acreedores, unida a la promoción de jugadores y el beneficio en su posterior venta otorgaban al Córdoba una viabilidad financiera que vino acompañada por los buenos resultados, pero en apenas unos días todo se ha venido abajo. A la irregular marcha del equipo de Berges se ha sumado la primera gran polémica extradeportiva de la etapa González y un nuevo pulso con el Ayuntamiento a cuenta de las instalaciones. Así, el primer dueño no cordobés del CCF, se ve enfrentado a estamentos que arraigan el club en la ciudad, y es que cuando la pelotita no entra, todo se vuelve en contra.

La batalla con Prasa

La mecha la encendió el informe de los administradores que declara al anterior consejo y a Prasa culpables de que el CCF tuviera que acudir al concurso de acreedores. La solicitud de una indemnización de seis millones a los 15 consejeros salientes más 2,5 a Prasa disparó la "indignación" de los afectados, ya que esa cifra (un montante de 8,5 millones, exactamente la cifra en la que quedó fijada la deuda total del Córdoba en el inicio del concurso) tendría que ir al actual propietario.

Pese a que el informe de la discordia todavía no es público, los afectados se reunieron en la sede de Prasa para diseñar una estrategia que pasa por la revisión del contrato de compraventa, ya que tras revisarlo estiman que se ha producido un incumplimiento por parte de Carlos González. El punto de la discordia está en que el documento establece en una de sus cláusulas que la parte compradora tiene "responsabilidad" sobre las deudas pasadas y presentes de la sociedad, eximiendo de cualquier obligación a la parte vendedora.

Aquí entra en juego la interpretación que se pueda hacer de ese punto, algo que tendrá un largo recorrido y que probablemente no se resolverá hasta que un juez dicte sentencia. Por una parte, se podría entender que cuando González compró el paquete mayoritario de acciones a Prasa, la SAD ya estaba en pleno concurso de acreedores, por lo que el empresario podría limitarse a afrontar el calendario y la cuantía de los pagos fijada por los administradores sin la obligación de saldar deudas de forma personal. Por otra, estaría la postura que defiende el anterior consejo y Prasa, según la cual González no habría hecho frente a ninguna de las deudas existentes, un incumplimiento que en el contrato lleva implícita una cláusula de indemnización de seis millones de euros a favor de Prasa.

El actual dueño del club no quiere hacer "ningún comentario" al respecto, mientras que el anterior consejo defiende la "claridad meridiana" de la redacción del contrato. José Miguel Salinas, hombre situado por Prasa al frente del club en los dos años previos a la entrada en el concurso de acreedores, insistió ayer en Canal Sur Radio en que "el nivel de indignación de José Romero es parejo al de los consejeros", aunque dejó en manos de la constructora "la toma de una decisión". Esos 2,5 millones que el informe concursal reclama a la constructora han escocido especialmente, ya que Romero hizo frente en solitario a las cuantiosas aportaciones que la SAD requirió temporada tras temporada para nivelar sus cuentas y evitar la entrada en causa de disolución.

Y todo a cuenta de un informe concursal que, de momento, no está en manos de los implicados. "El hecho de que se filtre antes de llegar a la justicia me parece una irregularidad, una indefensión y una muestra de mala fe", incidió Salinas, quien reconoce que las conclusiones realizadas por el administrador Daniel Pastor "cada día nos producen más extrañeza y refuerzan nuestra confianza". El expresidente recordó que el abogado malagueño "invitó a varios exconsejeros a la firma que sellaba el concurso de acreedores para celebrar lo bien que había terminado. Se desarrolló con total limpieza y sin noticias hasta ahora, cuando sale para declararnos culpables".

Y de fondo, una batalla entre el anterior consejo y el actual. A la salida de la reunión, Salinas dijo sin nombrar a González que todo se debía "a la necesidad de alguien de buscar dinero", al tiempo que consideraba "una tomadura de pelo que alguien que no ha puesto ni un euro se quiera llevar 8,5 millones de Prasa, que no ha hecho más que poner dinero, y de nosotros que hemos trabajado".

Relación municipal

Desde su llegada al cargo, González ha hecho esfuerzos por estrechar lazos con el Ayuntamiento. Las reuniones entre el presidente y el alcalde José Antonio Nieto han sembrado una aparente buena sintonía entre las dos partes, aunque los intereses de unos y otros han levantado algunas ampollas.

No es nuevo que una de las aspiraciones del dueño del CCF es dotar a la sociedad de patrimonio en forma de infraestructuras, bienes que permitirían al CCF explotar sus recursos y obtener rendimiento económicos a corto y medio plazo. Los dos principales puntos en ese apartado son la cesión de uso de El Arcángel y el acuerdo para que el club disponga de terrenos en los que construir una nueva ciudad deportiva.

Los problemas del primer equipo para encontrar campos de entrenamiento son una constante debido a los cuidados que necesita el césped de El Arcángel y el mal estado de la Ciudad Deportiva, que además pertenece a Rafael Gómez. El acuerdo con la UCO para el uso de Rabanales quedó en nada y, mientras, el club sigue buscando un terreno en el que construir sus campos de entrenamiento, ya no bajo la fórmula de cesión municipal, sino en compra.

El Arcángel es otra cuestión, ya que ni Ayuntamiento ni club encuentran la fórmula ideal para sellar la cesión. La entidad piensa en la explotación del estadio como una fórmula para obtener ingresos alternativos, pero mientras llega el visto bueno municipal todo sigue en stand by.

A pesar de que de momento esa cesión no se ha hecho efectiva, el CCF está utilizando las dependencias de un edificio municipal no sólo para las necesidades del primer equipo y para albergar sus oficinas -algo que no ofrece discusión-, sino para algo más. Desde el pasado verano instaló en los bajos del estadio su tienda oficial -después de cerrar las dos que tenía hasta entonces, en la calle José Zorrilla y el Centro Comercial El Arcángel-, y también es la sede de su emisora de radio oficial, algo que ha generado protestas del resto de emisoras, ya que se trata de un dial que no tiene licencia de emisión.

¿Se trata de un pulso al Ayuntamiento? El caso es que ambas partes parecen condenadas a entenderse, pero por el momento siguen con puntos de discordia.

La parcela deportiva

En la primera temporada de mandato de Carlos González, el CCF firmó su mejor actuación en los últimos 40 años, rozando el ascenso a Primera División. Paco Jémez sacó el máximo rendimiento a una plantilla confeccionada bajo las limitaciones económicas del concurso de acreedores, y los blanquiverdes devolvieron la ilusión y la esperanza a una afición que durante años había vivido en un mar de sinsabores.

Los éxitos deportivos jalonaron el primer curso de la era González, pero elevaron al máximo el nivel de exigencia de cara a la segunda campaña. La marcha de Jémez al Rayo amenazó con romper un proyecto con aparente recorrido, aunque el presidente eligió como sustituto a Rafael Berges en una decisión que aseguraba "la continuidad" de un plan que para la nueva temporada sólo podía marcarse el objetivo de volver a pelear por el ascenso a Primera.

La venta de Javi Hervás y Borja García, unidas a la marcha de Charles dejaron debilitado un plantel en el que, además, los fichajes no están respondiendo por el momento. Todo ello, unido al bajo rendimiento a domicilio (dos puntos de 12 posibles), ha hecho que el CCF sea decimoquinto después de sólo siete jornadas, el puesto más bajo que ocupa el equipo desde que González está al mando.

Aunque la situación no es aún grave, los mensajes cruzados entre la ambición del presidente y la prudencia de Berges han encontrado puntos de fricción. El técnico denunció las "exigencias desmedidas que tiene el equipo desde el primer minuto", y dejó claro que "no se puede querer arreglar en cinco partidos lo que no hemos sido capaces de hacer en 40 años". González recogió el guante y tras la derrota en Villarreal instó al equipo a "tener otra mentalidad" y a "solucionar los problemas" que está mostrando en el inicio de temporada. Además, el presidente lanzó un dardo al comentar que pese a los fallos individuales de algún jugador "no habría pasado nada si antes hubiésemos metido dos goles". El descontento por los planteamientos de Berges, sobre todo a domicilio, es evidente.

Y todo en un tramo decisivo de la temporada, en la que el CCF recibirá al Barça B (este sábado) y al Castilla, viajando entre medias a Almería y con la eliminatoria de Copa ante el Sabadell incrustada en el momento más duro del calendario. Mientras la pelota entró todo fue bien. Pero si los resultados se tuercen, el fútbol se unirá a una serie de frentes que tienen a Carlos González en el centro de la diana.

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