Dos formas bien distintas de recordar otras épocas

Verza, presionado por Ceballos, en el último CCF-Albacete.

Los dos comparten el centro del campo del Albacete; los dos pueden ser titulares el sábado, y ambos tienen una vinculación con el estadio y la tierra que pisarán. Alberto, capitán, y Verza, su compinche, tienen diferentes puntos de vista a la hora de valorar su experiencia en Córdoba. Para el primero, cordobés de Benamejí, el choque será "especial porque es el equipo de mi tierra, en el que siempre me hubiera gustado jugar y nunca lo he hecho". Más claro, el agua. Además, "llevo tiempo sin ver a la familia y están todos como locos por ir al partido". Para colmo, "llegan las vacaciones y me quedo allí".

Todo lo contrario opina Verza. El futbolista alicantino -que sí vistió la blanquiverde hace cuatro años- costó 400.000 euros en su momento y por eso siempre fue observado con lupa. Puede que esa presión (y su escaso rendimiento) le hagan ahora comerse con patatas la melancolía al hablar del Córdoba: "Sí, bueno, recuerdos hay de que vestí esa camiseta, pero tampoco mucho más. Voy a defender la del Albacete si el míster cree necesario que juegue y, si puedo meter un gol, lo haré. ¿Si lo celebraré? ¿No sería una falta de respeto a la afición del Albacete no hacerlo?".

Verza no es consciente de que su ex equipo estuvo pagando por su traspaso al Villarreal hasta el pasado 25 de noviembre (hasta 139.434, 80 euros en calidad de prima por el ascenso): "De eso ni estaba al tanto ni me importa. Fui haciendo una apuesta por ese equipo y esa ciudad, y no siempre a uno le salen como quiere las cosas. No salimos ganando ninguna de las dos partes".

Alberto y Verza, en eso sí que coinciden, prefieren actuar en sus puestos. Uno de mediocentro destructor y el otro de creador. Con el nuevo técnico manchego, Julián Rubio, el cordobés acabó jugando por delante de la defensa; el alicantino sí que se empleó donde le gusta (cosa que no hacía con Murcia) y completó -según cuentan- el mejor partido en dos temporadas. Ambos llegan a tope al choque del sábado. Eso sí, con las intenciones diametralmente opuestas.