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"La destitución de José González era la crónica de una muerte anunciada"

  • El cambio de entrenador no sorprende a los cordobesistas · El reto de Luna Eslava es ahora convencer a los seguidores y reavivar la afición por el juego blanquiverde

Llegó el cambio. Otra vez. José González ha pasado ya a formar parte del pasado del Córdoba CF. El presente tiene otro nombre, el de Juan Luna Eslava, un hombre que llega al puesto con el reto no sólo de enderezar la trayectoria de malos resultados –de quince partidos jugados en la presente temporada, el Córdoba ha ganado cuatro encuentros, empatado otros tantos y sufrido siete derrotas- sino de ser un punto inflexión en la historia del equipo, marcada por lo que parece un continuo desatino en lo que a sucesiones de entrenadores se refiere. 

La crónica de una muerte anunciada: así califica Alfonso Bustos, un aficionado cordobesista, la destitución de José González. La noticia no ha pillado por sorpresa a la mayoría de los seguidores del equipo, que preveían que la etapa del gaditano estaba tenía que llegar a su fin más temprano que tarde. "Ya estaba tardando en pasar. Lo que no puede ser es que en los últimos partidos hayan salido a hacer juego defensivo durante 90 minutos. Aunque quizás los jugadores hayan estado algo lentitos a la hora de tirar a puerta y reaccionar", comenta Bustos. El cese en su puesto de José González hace saltar un interrogante asiduo en estas situaciones: ¿hasta qué punto está pagando un justo por pecadores? "La marcha del entrenador suele ser la decisión más recurrente que toman los directivos en estos casos, en los que se busca un revulsivo. Aunque puede que la culpa no sea suya, al menos no toda", opina José Molero. Algo similar sostiene Manuel Ordóñez, que achaca la salida de González del equipo a “cosas del fútbol”.

Así las cosas, ahora sólo cabe pensar en el porvenir del Córdoba, que ahora lleva implícita la figura de Juan Luna Eslava. Una figura bien conocida en la entidad futbolística. Jugador, entrenador de la cantera, ayudante de de sucesivos entrenadores del primer equipo –Pepe Escalante, Paco Jémez y el propio José González- y secretario técnico –cargo que ocupó después de que González decidiera contar con el apoyo de su amigo Alfonso Cortijo y prescindir de él como adjunto-: no hay lugar para titubeos a la hora de calificar a Luna Eslava como un hombre de la casa. Algo que para la mayoría de seguidores es bueno, pero no tanto, para otros. Éste último es el caso de Francisco de Torres, que hubiera preferido que el nombre del nuevo técnico de su equipo no tuviera acento cordobés: "La cosa estaba mala, pero con éste no va  ser mejor. Porque los entrenadores de la propia ciudad resultan peores". Para de Torres, lo que necesita el Córdoba en estos momentos es alguien que lleve la vara de mando con firmeza y que sepa "poner a la gente derecha en el vestuario", faceta que no considera que Luna Eslava pueda desarrollar. Mucho más optimista se encuentran otros aficionados, como Pedro Jaén, que está "encantado" con la noticia: "necesitábamos renovar energías, cambiar el chic y empezar a levantarnos. Porque tenemos equipo y se va a demostrar que podemos". No obstante, tomar las riendas del equipo grande del club es un desafío que, aunque no parece el caso del nuevo técnico, puede intimidar a alguien que hasta ahora ha estado acostumbrado a lidiar con las características de categorías inferiores o a permanecer en un segundo plano. Esta situación no pasa inadvertida entre algunos  aficionados: "puede que tenga menos experiencia que José González, pero puede ser quien saque a flote al equipo. Muchas veces es más importante el trabajo duro que las excelencias técnicas", explica José Molero, que confía en que Luna Eslava haga una firme apuesta por la cantera, "que ya se echa en falta", como argumenta.

Ser de Córdoba no es sinónimo de ser cordobesista y hay muchos cordobeses a los que el conjunto blanquiverde les resulta, para qué andarse por las ramas, "indiferente", como confiesa Santi Jiménez. A pesar de gustarle el fútbol, este comercial confiesa no haber estado motivado nuca por el juego del equipo local: "ni me va, ni me viene si gana o pierde. Y me alegro, porque tengo amigos que lo pasan muy mal, sobre todo a final de temporada". Los altibajos en los resultados de juego y los apuros de última hora para conseguir la permanencia en segunda han hecho que muchos aficionados se conviertan. Y es que del amor al odio hay un paso. Así es el Córdoba: capaz de activar pasiones extremas. Ahora sólo queda esperar para ver cómo se sucede la era Luna Eslava. Francisco de Torres lo tiene claro: "si no se nos aparece la Virgen como el año pasado, bajaremos a segunda b". Más en positivo prefiere pensar Manuel Ordoñez, que aspira a acabar la liga en mitad de la tabla. ¿Conformista, realista o, simplemente, cordobesista?

 

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