La cantinela de ir o quedarse

Gimnàstic | córdoba · la previa

A domicilio El Córdoba afronta la enésima oportunidad de ganar lejos de Andalucía y darse un respiro en la clasificación Hervidero Tarragona está de uñas por el 4-0 encajado en el Helmántico, que ha puesto a César Ferrando en el disparadero

Natalio y Oberman se disponen a pasar el control para coger el AVE, ayer.
Raúl Díaz / Córdoba

14 de marzo 2009 - 05:02

Envite fuera de Andalucía es antónimo de victoria. El Córdoba ha ganado ocho escasos partidos en esta Liga: seis en El Arcángel y dos a domicilio, concretamente en Jerez de la Frontera y Sevilla. Esta tarde, en la jornada que completa los dos primeros tercios del campeonato, el cuadro de Luna Eslava encara una nueva oportunidad de salir reforzado como visitante, faceta en la que sólo presenta mejores números (10 puntos en 14 desplazamientos, merced a esas dos alegrías, cuatro empates y ocho derrotas) que el Eibar (8 puntos) y el Sevilla Atlético (2). Vencer en Tarragona, ante un Nàstic cualificado pero relegado a la mediocridad clasificatoria, permitiría rebajar los tintes dramáticos del compromiso en casa frente al Eibar. El Nou Estadi es un territorio hostil... sobre todo con los suyos: en los oídos de César Ferrando retumban los ecos de tambores de guerra a raíz del 4-0 encajado en Salamanca.

El CCF es especialista en amagar sin llegar a dar. Reconfortado por su sufrido triunfo ante el Castellón, desafía al Gimnàstic, un rival de similares características (toque y toque) al del pasado sábado, con la firme intención de no volver a caer a la zona de descenso; apenas tiene un punto de margen. Cuestión de personalidad, acierto y, por qué no, la imprescindible dosis de fortuna.

El bloque ha ganado en entereza con el avance de la competición. Los jugadores creen en su entrenador, un optimista convencido, y las consignas se van plasmando sobre el césped. La media de goles encajados (32 en total) va bajando paulatinamente y la de tantos anotados ya está a la par: 27 jornadas, 27 dianas. Según manifestó Raúl Navas en una reveladora entrevista en El Día, "aun teniendo esos errores en defensa, si tuviésemos siete u ocho goles más, el equipo estaría décimo". Se trata de alcanzar el equilibrio ansiado por Luna. Por norma, los conjuntos más débiles atrás son carne de cañón -no es el caso del Córdoba, un proletario más en este aspecto-, al tiempo que el salto de calidad lo da la contundencia en ataque. En ésas estamos.

No hay novedades en la convocatoria. Vuelven a quedarse fuera Fernando López, Mario, Ceballos, Aurelio, Endika y Pepe Díaz, amén del convaleciente Guzmán. La nómina de sancionados está vacía, aunque Raúl Navas, Ito, Javi Flores y Arteaga se hallan apercibidos y hasta nueve futbolistas acumulan tres amarillas en el ciclo de cinco. Más pronto que tarde, las rotaciones forzosas entrarán en escena.

Los suplentes fueron decisivos en la remontada contra el Castellón. José Vega, Yordi y Katxorro hicieron méritos para regresar al once, aunque quizá Arteaga, Asen y Carpintero (o Ito) no piensen lo mismo. Más allá de la bonanza del grupo esgrimida en cada rueda de prensa, cada uno defiende lo suyo, claro. En el banquillo estarán habituales como David Valle, Pablo Ruiz, Javi Casas... y Javi Flores, deseoso de reivindicarse después de dos partidos sentado o calentando.

Repetirá el armazón defensivo: Navas, Cristian Álvarez, Gaspar, Pierini y Rubén. La titularidad o no de Katxorro en el doble pivote encierra una declaración de intenciones: mientras Ito y Carpintero guardan la posición con celo, el de Baracaldo vendría de perlas para acumular minutos de posesión ante un adversario que necesita el balón para sentirse a gusto. Oberman y Natalio seguirán aportando sus chispazos desde la segunda línea, alimentando al delantero de referencia: Yordi apunta a Felip. Asen está al acecho, siempre disponible.

Carpintero tilda al Nàstic de "equipo raro", pues el teórico potencial de su plantilla no se corresponde con su situación en la tabla. Promete más de lo que cumple: el año pasado flirteó con un segundo descenso consecutivo y continúa dando vueltas a la misma historia, o parecida. Tiene siete puntos sobre el descenso y nueve de desventaja con respecto al ascenso.

El aire está enrarecido. Campano, sabedor de que el combinado catalán carece de "regularidad" y suele pecar de "conformista", también ha negado -Ferrando lo hizo el miércoles- que el varapalo del pasado domingo provocara una bronca del entrenador en el Helmántico: "Es una mentira como un camión de grande". El fino jugador sevillano aboga por "ser ambiciosos y buscar algo para las últimas jornadas". El Córdoba, escarmentado, se conforma con no terminar pidiendo la hora en otra Liga con excesivos altibajos. Hoy tiene una buena oportunidad para ajustar el reloj y no llegar tarde al siguiente duelo, con el Eibar, donde volverá a haber cuatro puntos en liza por aquello de la rivalidad directa, el complemento del goal average y todos esos aditivos tan ácidos que salpican la zona baja. Hay que alcanzar la zona media, no está tan lejos.

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