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Tirita en casa, decae fuera

  • El Córdoba-Eibar se presenta como un duelo incierto entre un equipo que padece en su estadio y otro que flaquea en los desplazamientos · El conjunto blanquiverde sólo lleva tres triunfos en El Arcángel

Uno que tiembla en casa contra otro que flaquea fuera. Del Córdoba-Eibar del próximo sábado (18.30, Canal 2 Andalucía) se puede esperar cualquier cosa, ya que se enfrentan dos equipos con números deficientes en la coyuntura que se plantea. El conjunto blanquiverde es vigésimo en la clasificación particular del rendimiento en casa, igualado con el Albacete y superando en un punto al Racing de Ferrol, al tiempo que el cuadro azulgrana sólo es mejor a domicilio que el paupérrimo Poli Ejido, colista, y presenta unos números similares a los del Xerez y el Nàstic, ambos en zona de descenso. De esta forma, el pronóstico de la siguiente cita en El Arcángel es incierto.

En la primera vuelta, el golazo de Asen desde 40 metros resultó estéril por culpa del doblete previo de Goiria (2-1). Ayer, a la conclusión del entrenamiento y antes de pasar por el sastre para que le tomaran las medidas del traje oficial, José González comentó que “el sábado hay que tocar, es una historia diferente”. Se refería a Castalia, donde se estrenó como entrenador cordobesista con un sufrido empate. El comentario también se puede aplicar al marco de Ipurua, donde el Eibar ha cimentado la permanencia con su característico estilo basado en el empuje y la contundencia en el juego aéreo.

Pero al Córdoba, seguramente, no le bastará con tocar. De hecho, el equipo deslumbró en muchos de los partidos dirigidos por Paco Jémez con un fútbol atrevido, profundo, de entradas por las bandas, centros y remates. Pero luego se disolvió como un azucarillo, cediendo ventajas en el marcador en ocho ocasiones: cuatro veces de un gol (Nàstic, Salamanca, Poli Ejido y Albacete) y otras cuatro después de adquirir una renta de dos tantos (Hércules, Sporting, Cádiz y Tenerife). Eso explica que el saldo en casa sea digno de los más curiosos libros estadísticos: sólo tres derrotas (Real Sociedad, Celta y Alavés), sí, pero apenas tres victorias (ante el Sevilla Atlético, el Castellón y el Málaga, siempre por la mínima y con el agua al cuello) y la friolera de diez empates. Tres triunfos en casa. Menos que nadie. Escasas alegrías, demasiados disgustos.

Otro dato sonrojante y nocivo es que el Córdoba ha dejado la puerta a cero una sola vez en El Arcángel, y para más inri no fue capaz de ganar: 0-0 con el Granada 74. En las otras 15 comparecencias ante su afición ha encajado 24 goles, lo que eleva la media hasta 1,5 tantos en contra por partido. De hecho, es –de largo– el integrante de la Liga BBVA que más goles recibe como anfitrión, por encima del Xerez (23) y el Racing de Ferrol (21).

El Eibar afronta el tramo final del curso con los deberes casi hechos: suma 43 puntos y está cómodamente instalado en la novena plaza. El pasado sábado no tuvo compasión del Alavés, al que doblegó por 2-0 (Goiria, de penalti, y Del Olmo). Como es habitual en un clásico de la categoría, el combinado armero se sustenta en su bagaje en Ipurua, ya que su potencial se difumina en los viajes: sus 32 puntos como local contrastan con los 11 como visitante, donde su balance es de dos victorias (0-1 al Celta y 1-2 al Cádiz), cinco empates y ocho derrotas.

El cuadro vasco está ofreciendo una cara muy pobre lejos de Ipurua. De los 33 últimos puntos en liza tan sólo ha conquistado cuatro, merced a otras tantas igualadas, y en su última salida (1-0 en Salamanca) encadenó su cuarta derrota consecutiva. No gana fuera desde el 7 de octubre, en el Ramón de Carranza. Y aún tiene pendiente los choques en el Rico Pérez, Santo Domingo, el Martínez Valero, el Carlos Belmonte y El Molinón. Su calendario es muy parecido al del Córdoba.

No obstante, todos en el vestuario blanquiverde saben que no caben confianzas ante el Eibar. De las diez jornadas que faltan, el bando de Mandiola sólo jugará cuatro veces en Guipúzcoa, por lo que no llegará relajado a El Arenal. Ni mucho menos. No va en sus genes.

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