Preocupados por la escasez de gol

El Córdoba marca pocos goles. Con apenas cinco tantos, es el tercer peor equipo de Segunda División en este concepto. Únicamente el Murcia y el Sevilla Atlético (con cuatro) empeoran su registro anotador.

Un dato que inquieta. Máxime cuando a estas alturas de la pasada campaña el bloque entrenado por Paco acumulaba ocho. Sólo una de las 23 veces que ha militado en la categoría acumuló menos goles en la jornada octava. Fue en la nefasta 2004-2005 (3).

Por eso, José González quiere cambiar esa tendencia con trabajo. Ayer, después de un entrenamiento intenso en el apartado físico, tuvo que reconocer que cinco goles "son muy pocos".

Un fruto muy escaso, sobre todo en partidos como el del domingo. En Éibar, el Córdoba llevó el peso del juego durante más de una parte y fue incapaz de generar más allá de uys en la portería de Zigor. Algo que desquicia sobremanera a José, toda vez que "si se dijera que no llegamos, o que no tenemos control del juego... Por eso estamos fastidiados por ese tema".

¿Soluciones? Una vez que los futbolistas, como reconoció ayer el entrenador gaditano, están cumpliendo con el compromiso de defender a muerte que primaron como objetivo al principio de la temporada, tienen que afinar arriba. Es necesario, según su técnico, exigir de todos "un poquito más. Si estamos enviando balones al área, a los que lo hacen les vamos a exigir individualmente que los envíen mejor, con más claridad, y a los rematadores les vamos a exigir que si bien están en el área, estén mejor posicionados y lleguen mejor. Y a los que no llegan, que lleguen".

Además, José recordó que "con dos o tres goles más estaríamos en una posición muy bonita". Tan cierto como que, de haber sumado esa cifra y manteniendo en su casillero los siete tantos encajados hasta la fecha, podría ocupar hasta el cuarto lugar.

En la generación de fútbol ofensivo ha habido, hasta el momento, un futbolista que ha brillado por encima del resto. Javi Flores ha monopolizado los elogios en la parcela de ataque por aportar ese algo que desequilibra los partidos. Lo hizo en Jerez, ante el Girona y en Castellón. Y no pudo ser alineado en Éibar. Porque no fue voluntad de José González que el mediapunta no se vistiera de corto en el País Vasco. Según desveló ayer, "le eché de menos en Ipurua". Pero el entrenador no quiso "partir" a un frágil canterano con dos kilos de déficit por la gastroenteritis que había padecido durante la semana. Parece, por lo dicho, que la ausencia de Flores del once ha sido obligada y que seguirá siendo el eje del ataque blanquiverde.

Otra premisa fundamental para que el peligro llegue a las porterías rivales pasa por la recuperación de las bandas. Ayer se habló mucho del momento de forma de David Arteaga. José alabó al sevillano por su trabajo defensivo ("está haciendo que Rubén haya hecho grandes partidos contra enormes futbolistas"), pero reconoció que "le insisto a la gente de banda en que se tiene que atrever muchísimo más y creerse más buenos de lo que son". Y aclaró también que Arteaga no está cansado por trabajar más defensivamente, simplemente no sabe "lo que tiene cada uno en su cabeza, pero no paro de transmitirle confianza porque está jugando todos los domingos".

El equipo está, y son palabras de quien mejor tiene que conocer su estado, "decepcionado y enrabietado". Un estrés que se pega en los músculos y que atenaza incluso los rostros. Marcar acabaría con todos los males. No obstante, y para tranquilizar a los más pesimistas, se manda un mensaje: "Estaríamos preocupados si no llegásemos a puerta. El gol tiene que aparecer". Amén.