Pacto de no agresión entre dos hermanos

RECREATIVO | CÓRDOBA · la crónica

Firmeza atrás Alcaraz alineó al canterano Fuentes como lateral y colocó a Agus en el centro de la zaga, con Herreros de lateral diestro Cándido El equipo cordobesista apenas tuvo presencia ofensiva en el Colombino ante un Recre que estrenó técnico

Carpintero persigue al onubense Álvaro Antón.
Carpintero persigue al onubense Álvaro Antón.
Raúl Díaz / Huelva / Enviado Especial

13 de diciembre 2009 - 05:02

ÁRBITRO: Hevia Obras (madrileño). Es un colegiado que genera desconfianza. Perdonó la segunda amarilla a Gaspar por una mano en el minuto 44.

TARJETAS: Amarillas Raúl Cámara (29'), Gaspar (40'), Jorge Luque (42'), Troest (63') y Carpintero (67').

Incidencias: Partido correspondiente a la decimosexta jornada de la Liga Adelante disputado en el Nuevo Colombino ante 11.461 espectadores, entre ellos un millar de seguidores cordobesistas.

El Córdoba cosechó su cuarto empate consecutivo en el regreso a Huelva de Lucas Alcaraz, que coincidió con el estreno en casa de Raúl Agné como entrenador del Recreativo. El reparto de puntos en un Nuevo Colombino aderezado por el ejemplo de hermandad en las gradas fue la consecuencia lógica de la falta de rodaje de unos ante los flamantes métodos del técnico y la escasa osadía de los otros, que se han acostumbrado a firmar tablas después de coquetear con los puestos de ascenso en las semanas precedentes. De esta manera, el cuadro blanquiverde despide el año sin haber ganado como visitante, lo que lo sumerge de lleno en el pelotón de actores secundarios.

Herreros, novedad en el once junto a Carpintero y Pepe Díaz por las sanciones de Gerardo, Jesús Rueda y Juanjo -además, Agus desplazó a David Lopes del eje de la zaga, con el canterano Fuentes de nuevo como lateral izquierdo-, concedió un córner a los 25 segundos. Ahí empezó a achuchar el Recre, ya que Emilio Sánchez devolvió al área el despeje de puños de Raúl Navas y puso en serios aprietos al portero, que blocó en dos tiempos ante la amenazante presencia de Colunga en el área pequeña.

El susto inicial dio paso a la típica fase de tanteo entre dos equipos dispuestos a castigar cualquier error del rival. En la primera acción reseñable, Arteaga avanzó por la zona de tres cuartos y habilitó a Pepe Díaz, que perdió el atisbo de ocasión por su mal control en carrera. Fue el chispazo que activó a los blanquiverdes, que empezaron a soltarse con Carpintero como ancla, Jorge Luque como cerebro y Díaz disfrazado de ladrón de guante blanco, atento a todos los balones divididos. Incluso Herreros llegó a atreverse doblando a Arteaga hasta la línea de fondo, pero el pase del sevillano no fue preciso. Mientras, el conjunto onubense, temeroso en el inicio de esta nueva etapa con Agné, confiaba en algún guiño de sus jugadores más cualificados, con Adrián Colunga como indiscutible estilete. Álvaro Antón o Emilio Sánchez tampoco son mancos, ni cojos.

El Recreativo no tenía ocasiones por la firmeza defensiva del Córdoba, pero sí se había hecho con el dominio territorial y achuchaba desde distintos flancos gracias a su fiabilidad en los cambios de juego. Álvaro Antón, tras tirar una diagonal hacia el centro, soltó un zapatazo raso desde 20 metros que, a pesar de perderse por un metro, animó a la grada. El balón era albiazul, aunque en una misma jugada Raúl Cámara se llevó dos disgustos: quiebro de Fuentes, que llegó a centrar desde el pico del área, y primera amarilla de la tarde por derribar a Arteaga.

Navas volvió a intervenir ya pasada la media hora, atajando un disparo de Carmona. Por su parte, Guaita se estrenó con comodidad: salió a la frontal para detener un envío de Asen hacia Pepe Díaz. El de Almodóvar no gozaba del favor de Hevia Obras, un árbitro muy caprichoso que ya le había advertido: si seguía protestando se iba a ir a la calle rapidito. Fue su compañero en el ataque, Asen, el que provocó el primer sobresalto para el portero local con un chut ajustado desde la frontal tras un robo de Carpintero. Mención especial para el leonés, que no estaba acusando la inactividad en el estanque de cocodrilos que es el círculo central. También estaba cumpliendo el lateral diestro, Herreros.

No obstante, pasaba factura el excesivo respeto al contrario, el temor a equivocarse. Cuando alguien hacía algo distinto, algo venía a estropearlo: en el 40', Gaspar fue amonestado por interrumpir bruscamente un engaño de Adrián Colunga. Apenas dos minutos después, el intrépido delantero asturiano cargó con otra amarilla a Jorge Luque. El árbitro fue benévolo al no mostrar la segunda al central por cortar con la mano una jugada embarullada; el golpe franco desde el interior de la media luna, botado por Adrián, fue desviado a córner por Javi Flores. A raíz de ese mismo saque de esquina, un cabezazo de Troest estuvo muy cerca de suponer el 1-0. El pitido del colegiado decretando el descanso vino de perlas al CCF, sometido al empuje de un adversario necesitado de alegrías.

A los puntos, y básicamente amparado en ese arreón en el tramo final, el Recre merecía ir ganando. Pero eso no vale en fútbol. En cualquier caso, Navas tampoco estaba haciendo el partido de su vida, porque no hacía falta. Al anfitrión se le veía más comprometido, más tenso y más intenso, pero el Córdoba estaba dando la cara. El 0-0 era una verdad como una casa.

El Recre reforzó su voluntad en la reanudación, adelantando la presión para robar más arriba. Para salir se antojaba crucial imponer el criterio exacto en la medular, ya que sólo así, con pausa, se podría neutralizar el brío blanquiazul. Adrián Colunga enganchó por encima del larguero un envío de Carmona y Hevia Obras refrendó su falta de complicidad con Pepe Díaz al ignorar un flagrante empujón de Troest.

Carmona concentraba el peligro desde la derecha, encarando a Fuentes y mandando centros comprometidos. Quizá lo que le faltaba al Recre era remate, y por eso Agné prescindió de Pablo Sánchez para meter a Fornaroli.

Alcaraz hizo un cambio parecido, moviendo ficha en ataque: Simon por Pepe Díaz. El húngaro disponía de media hora para exhibir las credenciales que le llevaron a fichar por el Liverpool siendo un pipiolo.

El Córdoba tenía el partido relativamente controlado. Se le podía escapar por algún detalle, como esos aires de suficiencia que muchas veces le sobran a Luque; en uno de esos gestos contraproducentes perdió el balón en una parcela delicada, aunque Colunga no lo aprovechó.

La contundencia en el juego aéreo era otra herramienta fundamental para los cordobesistas, hasta el punto de que Navas apenas tenía que participar. Lucas blindó la zona ancha con Cabrera, sustituto de un Carpintero que acababa de ver la cartulina (muy rigurosa, por cierto). El técnico entendió que tener amonestados a los dos pivotes constituía un riesgo. Su homólogo en el otro banquillo tampoco tiró la casa por la ventana: Aitor por Álvaro Antón, hombre por hombre en la banda izquierda.

El Córdoba ofrecía muy poquito, por no decir nada, en ataque. Así que la igualada era un canto en los dientes. De hecho, Lizio ya ni calentaba. Un balón amortiguado con los brazos por Simon dio un respiro, ya que Javi Flores terminó soltando un derechazo cruzado, Arteaga estuvo a punto de ganar la partida a Raúl Cámara, Jorge Luque dio un pase al hueco que Fuentes no intuyó… Todo en la misma jugada. Señales de vida en el Colombino.

Agné se ganó una pitada al retirar a Colunga. Entró Barrales, otro tipo de delantero, más grande. Un ariete a la antigua usanza, y además argentino. Pero ya al Recre apenas le quedaban fuerzas, y sin ellas se difuminan las ideas. Como las que echó en falta Simon para beneficiarse de una recuperación de Javi Flores. Poco después, Fuentes erró en el toque al espacio cuando el magiar se encontraba en buena posición. Y a renglón seguido, ya en el 86', Aitor gozó de la ocasión más clara del partido al recoger en el segundo palo un pase de Fornaroli y obligar a Navas a lucirse con un paradón de los suyos, rectificado incluido.

Visto lo visto, el córner forzado por Herreros a un minuto de la conclusión era agua bendita. No tuvo consecuencias. El cuarto árbitro sacó la tablilla indicando tres minutos de descuento para un encuentro rácano, finiquitado con un par de empellones de Barrales y un despeje con la cabeza de Gaspar que se marchó por la línea lateral. Los dos conjuntos confirmaron el pacto de no agresión anunciado por las aficiones. Empate y gracias.

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