El Ciudad de Lucena cayó derrotado en su visita al Rota, en un encuentro en el que los celestes echaron en falta mayor pegada a la hora de concretar sus ocasiones de gol, para haber plasmado el dominio que tuvieron sobre su rival. Los celestes no estuvieron a la altura de la competitividad puesta sobre el césped por el conjunto gaditano, que hizo bueno el tanto de Alberto Heredia en la primera parte para tumbar a uno de los teóricos gallitos del Grupo X de Tercera RFEF.

El duelo, condicionado por el fuerte viento que soplaba en el Navarro Flores, arrancó con poco ritmo, con un Rota bien plantado que no dio facilidades al Ciudad de Lucena. A pesar de eso, los celestes se pudieron adelantar con un cabezazo de Diego Domínguez que Alvarado repelió con dificultades al cuarto de hora de juego.

A los de Dimas Carrasco les costó un mundo conectar con sus delanteros, a pesar de tener el balón más que su rival. A la media hora de juego, una internada de Sergio López por la derecha no alcanzó a rematarla Diego Domínguez en el área pequeña.

Poco después, para colmo de males, el Rota iba a golpear en su primera ocasión. Los locales aprovecharon un robo en la medular para salir rápidamente al contragolpe. El balón viajó hacia la banda derecha y un centro de Zafra lo remató a gol Alberto Heredia. El tanto fue un mazazo para los celestes, que hasta el descanso ya no rondaron la meta del conjunto local.

Poco le gustó a Dimas Carrasco lo visto en el primer acto, pues antes de la reanudación hizo dos cambios en busca de más mordiente en su equipo. Pero la tónica del partido siguió siendo la misma. Al Ciudad de Lucena le costaba mucho dar ritmo al partido y el Rota se encontraba cómodo defendiéndose atrás, bien armado y a la espera de un contragolpe.

Pese a la necesidad de ir al menos a por el empate, el conjunto lucentino apenas gozó de ocasiones de gol en el segundo tiempo y con el paso de los minutos perdió el ímpetu con el que había saltado tras el descanso, hasta confirmar una derrota que deja tocado a un equipo llamado a estar en la parte alta que ha arrancado la temporada mal.