Bofetón sin manos, cura de humildad

Lucena | jumilla · la crónica

Inesperada El Lucena encaja su primera derrota en casa víctima de su ansiedad y un despiste defensivo Momento Dani Lanza falló a la segunda un penalti con 0-0

Cisco López / Lucena

11 de octubre 2010 - 05:02

El peor mal que puede incubar un modesto es sentirse superior a su enemigo por el mero hecho de tener unas estadísticas mejores. Ese exceso de confianza es una enfermedad casi imposible de curar. Porque uno se mira en el espejo y se ve más alto, más guapo y más listo que su contrincante. Se siente un ser inalcanzable. El problema de todo esto viene cuando llega la hora de la demostración. En ese momento es cuando uno tiene que ser consciente de que la palabrería se la lleva el viento. De que lo único válido son los hechos. Y éstos, muchas veces, no salen tal y como estaban escritos en el guión. Afortunada o desgraciadamente. Es la grandeza del deporte, ávido a dar sorpresas como la que ayer se llevaron el Lucena y su gente. El Jumilla, un colista sin gol, con currantes desconocidos para el gran público, desvirgó a la Ciudad Deportiva haciendo lo justito. Sabedor de su inferioridad, se limitó a defenderse con orden, dejar pasar los minutos y aprovecharse de la cada vez más incipiente ansiedad de su rival para hincarle el diente en una acción de estrategia al inicio de la segunda mitad. Antes y después, sufrió el acoso lucentino, la mayor parte de las veces acelerado y con la pelota parada como gran arma. Un argumento que pudo variar de forma drástica si Dani Lanza hubiera acertado a la segunda -en la primera sí lo hizo- con un penalti que Álvarez Pinardo ordenó repetir por las ansias de entrar en el área de Jony Lomas. Un síntoma más de la precipitación con la que encaró la cita un equipo que ya sabe lo que es perder en casa.

Las bajas por sanción de Obregón y Álex Cruz obligaron a Falete a modificar su equipo base. Dani Lanza fue el elegido para ocupar el lateral izquierdo, mientras que Pérez, con salario del club, pero sin ficha, se ejercitaba con los descartados cuando sus compañeros escuchaban al técnico en los vestuarios. No fue el único cambio en la alineación. José Manuel volvió a tapar el costado zurdo del ataque y Toni Seoane estrenó titularidad como pivote defensivo a pesar de la recuperación de Sarmiento, que esperó al tramo final su oportunidad en el banquillo. Muchos más problemas tuvo Óscar Mena para presentar un equipo de garantías. El ex de Atlético y Mallorca se dejó en casa al ex cordobesista Juan Carlos Ramos y tuvo que esperar al calentamiento para ver que el cordobés Óscar Osuna no estaba apto ni para ocupar plaza de suplente. Bamba entró de inicio y Juancris, al banquillo.

Con las cartas encima de la mesa, el Lucena salió con la clara idea de mandar, de hacerse con el control del duelo como vía más directa para abrir el marcador. Enfrente, el Jumilla esperaba paciente en su parcela, con las líneas muy juntitas y dando al volante Nico Fernández la responsabilidad de marcar el ritmo y conectar con Dieguito, la referencia ofensiva vinícola. La batalla estaba planteada y el primero en abrir las hostilidades fue Jony Lomas, con un disparo a la media vuelta desde la frontal que se marchó fuera por poco. La respuesta la dio Dieguito, que robó la cartera a Dani Lanza y se sacó, casi sin ángulo, un derechazo que repelió la cruceta izquierda de Toni García.

El Lucena estaba cómodo, cada vez con más presencia, pero no encontraba el camino de poner en serios apuros a Limones. Una combinación de José Manuel y Dani Lanza por la izquierda pareció ser definitiva cuando Sergio Ortiz cayó en el área ante la llegada de Gonzalo en la continuación de la jugada. El menor de los Lanza cogió el balón y dibujó un disparo al ángulo superior izquierdo del portal murciano: gol. El árbitro mandó repetir la ejecución por la entrada antes de tiempo de Jony Lomas en el área y el jugador lucentino repitió sitio. También lo hizo Limones, que despejó a córner ante la indignación del respetable.

El Lucena quedó tocado, pero tuvo la opción de recuperarse con un testarazo que Pineda mandó incomprensiblemente arriba. Ya no había tanta fluidez en el juego y el balón parado quedó como único argumento fiable. El Jumilla, ante la insistencia de su entrenador, ya sabía cómo frenar la salida del balón local. Con todo, Pineda volvió a intentarlo tras un saque de banda largo de Dani Lanza. Ya en el tramo final del primer periodo, Menchón obligó a intervenir a Toni García tras una falta centrada colgada por Francolí. Pero la última la tuvo el Lucena. Sergio Ortiz buscó portería y encontró la respuesta de Limones, que voló de palo a palo para despejar el peligro.

El paso por los vestuarios no varió mucho el guión del partido. Si acaso, sirvió para que el Jumilla se atreviera a pisar con más continuidad el campo enemigo. Casi siempre a balón parado. Francolí botó un par de golpes francos antes de que una falta en la frontal originara el 0-1. El volante vinícola la puso en el área y Bleda, ante el desconcierto de la zaga, batió a Toni García. La alegría en el banquillo murciano fue comparable a la que tiene uno cuando le toca el Gordo. No es para menos. Desde el estreno liguero no habían celebrado un gol. 707 minutos de sequía que ya son historia para desgracia del Lucena, al que no le quedó otra que levantarse y poner cerco al portal enemigo.

Jony Lomas, con más protagonismo según avanzaba el crono, lo intentó con un zurdazo en jugada personal que se estrelló en el lateral de la red. Romerito también probó fortuna con un cabezazo que despejó bien Limones. Sergio Ortiz mandó arriba un balón suelto en el área con todo a su favor; Jony Lomas repitió acción y suerte acto seguido. Era el momento del todo o nada. Falete buscó hombres de refresco para la zona de vanguardia con la entrada de Luis Zambrano y Óscar Ventaja en sustitución de José Manuel y Jesús Lanza, que no tuvieron su día ni de lejos.

El Lucena apretaba con todo, con los laterales convertidos en interiores y los centrales subiendo en cada pelota parada. Y eso, cómo no, tiene sus riesgos. Domingo pifió una cesión a Toni García y dejó a Dieguito solo ante el meta, pero el intento de vaselina del delantero no encontró portería. El cronómetro avanzaba y el Jumilla defendía cada vez más cerca de su portería. Sobre todo a raíz de que David Sánchez tuviera que irse a los vestuarios al ver la segunda amarilla por un agarrón a Jony Lomas. Pero los locales estaban cegados, sin claridad para llegar con verdadero peligro. Sergio Ortiz tuvo el empate con una volea que Limones se quitó de encima. Fue la última clara del cuadro lucentino, que acabó con un vendaval de balones colgados que no encontraron rematador.

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