El Escáner | Análisis de la jornada 4 de la segunda fase

Las matemáticas mantienen 'vivo' a un Córdoba CF en caída libre

  • Los blanquiverdes encadenan tres semanas sin ganar y se alejan de un objetivo que los números aún dan como posible

  • En la segunda fase, el CCF ya es el peor equipo de los seis que militan en el subgrupo IV-D

Piovaccari, desesperado tras fallar una ocasión ante el Tamaraceite.

Piovaccari, desesperado tras fallar una ocasión ante el Tamaraceite. / Miguel Ángel Salas

Las matemáticas dicen que aún es posible, pero el Córdoba CF se empeña en contradecirlas semana a semana. El objetivo de alcanzar una plaza en la Primera RFEF para los blanquiverdes es ya poco menos que una utopía para un equipo que encadena tres semanas sin conseguir la victoria y que sigue en caída libre justo en el tramo en el que más fiable debía ser para no verse abocado a jugar el próximo curso en la cuarta categoría del fútbol español.

El traspiés ante el Tamaraceite supuso una nueva oportunidad malgastada por el Córdoba, al que la competición no hace más que lanzarle flotadores que son desechados constantemente por un equipo que es ya el peor de los seis que compiten en el subgrupo IV-D, con solo cuatro puntos de 12 sumados y un lamentable bagaje negativo de goles, con tres anotados y cinco encajados en cuatro encuentros.

Pese a todo, la mediocridad de la competición sigue reservando alguna posibilidad matemática para el CCF, que sin embargo empieza ya a necesitar una serie de milagros que se antojan inverosímiles. Además de ganar sus dos últimos partidos, algo que no consigue desde diciembre del año pasado, el conjunto blanquiverde necesitaría que el Sevilla Atlético no gane ninguno de sus dos encuentros y que el Tamaraceite sume un tropiezo más en estas dos jornadas finales.

Un empate el próximo domingo entre los canarios y el filial sevillista podría alimentar esa cábala, pero aún así la complicación llegaría la próxima semana, cuando el Sevilla Atlético reciba a una Balona ya con los dos pies en la Primera RFEF y la mente puesta en las largas y merecidas vacaciones que tendrá el plantel linense, después de asegurar el objetivo con el que el club partió en la presente temporada. Todo ello contando con que el Córdoba sea capaz de aprovechar la resaca de los balonos el próximo domingo, que ya no se juegan nada, y que ante el Cádiz B en El Arcángel no vuelva a consumar el enésimo ridículo de la temporada. Visto lo visto, es mucho dar por hecho.

Esa es la cuenta más optimista para los de Germán Crespo, pero también la menos realista. La cruda realidad señala que el Córdoba podría incluso saltar al Municipal de La Línea siendo ya equipo de Segunda RFEF. Y es que el próximo domingo, el Tamaraceite recibirá al Sevilla Atlético a las 13:00 (hora peninsular). Una victoria del filial en ese partido les otorgaría billete en Primera RFEF y condenaría definitivamente a los blanquiverdes a un destino que parece ya irremediable.

Un cambio insuficiente

Porque ni siquiera el tercer técnico en sentarse en el banquillo de El Arcángel en esta corta y atípica temporada ha sido capaz de enderezar el rumbo de un barco a la deriva. El debut de Germán Crespo ofreció detalles esperanzadores, luego sepultados por la decepción del marcador, y puso de manifiesto el intenso trabajo del técnico granadino en apenas una semana.

Crespo logró que el Córdoba fuera un equipo más valiente, que buscó la victoria desde los primeros compases y que por momentos cumplió con lo esperado a principios de temporada, en cuanto a manejo del balón y autoridad ante el rival. Al entrenador hay que reconocerle también un adecuado manejo de los cambios y valentía a la hora de afrontarlos. Todo eso, sin embargo, no dejó un rédito en el marcador ni se tradujo en un incremento notable de las ocasiones claras de gol generadas.

Un indicador más de que el banquillo nunca fue el problema principal del equipo, lastrado por el paupérrimo nivel que han dado la inmensa mayoría de los pesos pesados del vestuario, que estaban llamados a marcar diferencias en el campo al mismo nivel que las marcan en cuanto a nóminas. Y esa previsión ha terminado alejándose mucho de la realidad.

Puga, el jugador número 31

Un dato revelador del desastre de temporada que está cuajando el Córdoba es la lista de futbolistas utilizados. En solo 22 partidos, los blanquiverdes han alineado hasta 31 jugadores distintos. El último, un Carlos Puga que debutó con una buena actuación general, ensombrecida notablemente por la jugada del penalti que provocó el empate del Tamaraceite.

El joven carrilero es el séptimo futbolista que se estrena con ficha del filial en el presente curso, tras Alberto del Moral (ya miembro de pleno derecho de la primera plantilla), Julio Iglesias, Luismi, Visus, Meléndez y Diego Domínguez. Un dato que a simple vista puede resultar hasta positivo, por la importante aportación del Córdoba B, pero que en realidad demuestra el poco rendimiento de una plantilla potente sobre el papel que ha estado muy por debajo de lo esperado. Un equipo al que aún sostienen las matemáticas, pese a que por sensaciones lleva semanas enterrado.

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