El partido que el Córdoba CF enfrenta este próximo domingo en Talavera de la Reina supone una oportunidad ineludible para el conjunto blanquiverde de superar un doble reto. Para cualquier club, ganar dos partidos oficiales no supone una empresa tan complicada, pero para el Córdoba de los últimos años ha sido un reto titánico que deja muestra clara de la inestabilidad en la que lleva demasiado tiempo moviéndose. Además, Raúl Agné podría confirmar su condición de revulsivo arrancando su etapa en el banquillo blanquiverde con seis de seis puntos posibles, algo que para encontrar en la historia reciente del club cordobesista hay que remontarse hasta Pablo Villa.

El sufrimiento por el que la afición del Córdoba CF lleva tiempo pasando tiene fiel reflejo en los números. Y es que la alegría de una victoria siempre ha sido efímera en los últimos meses. Tanto es así que el conjunto blanquiverde no gana dos partidos oficiales seguidos desde hace más de un año. Concretamente, la última vez que lo consiguió fue en las últimas fechas de la temporada 2017-2018, la de la milagrosa salvación en Segunda División de la mano de José Ramón Sandoval, Sergi Guardiola y hasta Luis Oliver desde los despachos.

En aquel entonces, el Córdoba ganó el 27 de mayo de 2018 al Reus (1-2) y repitió victoria el 2 de junio, en la última jornada del campeonato, ante el Sporting de Gijón. Lo que ahora parece una gesta para el CCF, ganar dos choques seguidos, lo hizo aquel equipo con creces, pues en realidad esos dos triunfos llegaron después de los dos logrados ante el Rayo Vallecano y el Almería, en un registro de cuatro triunfos seguidos que el conjunto blanquiverde no puede ni siquiera plantearse a día de hoy.

De aquellas semanas eufóricas para el cordobesismo hace ya año y medio. Un espacio de tiempo en el que el Córdoba ha sumado pocas alegrías –al curso siguiente, sin ir más lejos, no ganó dos partidos de manera consecutiva en toda la temporada–, pero además siempre las ha vivido de forma efímera, truncando la buena dinámica en apenas siete días.

Esa falta de continuidad en los resultados es algo endémico en el Córdoba de los últimos años. De hecho, llama la atención también observar como un técnico nuevo en el banquillo blanquiverde no ha ganado sus dos primeros partidos desde hace más de seis años, síntoma inequívoco de que hasta los revulsivos buscados para acabar con las malas dinámicas han salido truncados.

Esa pequeña victoria personal de arrancar como técnico del Córdoba con seis puntos sumados de seis posibles puede conseguirla Raúl Agné este domingo en Talavera de la Reina. El preparador de Mequinenza tomaría el relevo, de conseguirlo, de Pablo Villa, que fue el último en empezar con pleno en sus primeros duelos al mando del CCF.

El entrenador madrileño, integrado ahora en el cuerpo técnico de Unai Emery en el Arsenal, empezó su andadura en el Córdoba en la temporada 2013-2014 con sendos triunfos ante la Ponferradina (1-0) y el Deportivo de La Coruña (0-1), para marcar un registro que no han podido superar los 14 preparadores –algunos incluso en dos etapas distintas– que han pasado por el banquillo del Córdoba entre la etapa de Villa y la que acaba de empezar el club blanquiverde con Agné a los mandos del equipo.

Pablo Villa, durante su etapa como técnico del Córdoba CF.

Entre medias, por el banquillo local de El Arcángel pasaron Luis Carrión, Albert Ferrer, Miroslav Djukic, José Antonio Romero, José Luis Oltra, Carrión en su segunda etapa, Juan Merino, Jorge Romero, José Ramón Sandoval, Francisco Rodríguez, de nuevo Sandoval, Curro Torres, Rafa Navarro y Enrique Martín.

En ese espacio de tiempo, con siete temporadas de por medio, el Córdoba pasó por Primera, Segunda y Segunda División B, pero siempre con esa losa para sus entrenadores de comienzos irregulares y de revulsivos fallidos mucho antes de lo esperado.

Con toda esa historia negra puede acabar Raúl Agné este domingo en Talavera de la Reina, para hacerse su propio hueco en el histórico blanquiverde y para empezar a cambiar la dinámica de un equipo que este año, con el descenso a Segunda División B, estaba llamado a dominar todos los registros pero que se ha encontrado con la dura y triste realidad de esa mediocridad en la que el Córdoba lleva ya demasiado tiempo instalado.

Una victoria ante el Talavera que sumar a la lograda ante el San Fernando puede ser el comienzo de una época más positiva en lo deportivo, algo que en teoría debería estar a la altura de cualquier club, pero que para el Córdoba ha sido una meta inalcanzable en los últimos tiempos.