Córdoba CF-Recreativo Granada | La Crónica

Otra vez la sonrisa pícara del triunfo (2-1)

  • El Córdoba suma tres puntos con una remontada rubricada con un gol de penalti en el tiempo extra

  • Los blanquiverdes regalaron un tanto en la primera jugada y estuvieron imprecisos todo el partido

Los jugadores del Córdoba CF celebran el gol de penalti de Juanto Ortuño.

Los jugadores del Córdoba CF celebran el gol de penalti de Juanto Ortuño. / Álex Gallegos

De penalti, justito, en el tiempo de alargue y con remontada tras recibir un gol a los ocho segundos de partido. Así se escribió la primera victoria del Córdoba CF en su retorno a la Segunda División B, categoría que le brindó una bienvenida acorde a lo que espera a los blanquiverdes durante los próximos nueve o diez meses. No hubo juego brillante, y sí mucho sufrimiento; la bronca inicial al palco se transformó en éxtasis con el gol de Juanto Ortuño, y el cordobesismo disfrutó por fin de nuevo en El Arcángel. Porque la sensación de ganar es igual en la élite que en el pozo más profundo: sencillamente increíble. Y ahora hay que hacerla costumbre, que sería el mejor antídoto para la depresión que el cordobesismo ha hecho suya en los últimos meses.

Enrique Martín insistió durante toda la fase de preparación en la importancia de ser un bloque fiable defensivamente, en jugar a tope tanto como balón como sin él. Y las pruebas parecían señalar el camino correcto, más allá del detalle menor de los resultados. Pero todos los que defienden que la pretemporada es una mentira sólo necesitaron unos segundos para sacar la sonrisa a pasear mientras tomaban asiento en El Arcángel, cumplimentado ya el castigo sonoro a Jesús León. Es lo que necesitó el filial para estrenar el marcador y dar la bienvenida al cordobesismo de esta dura realidad.

El envío largo del saque central encontró el fallo garrafal de Chus Herrero y entre Mario Ruiz y Rubén Sánchez rubricaron la conexión perfecta para perforar el arco de Becerra. Primer bofetón sin manos. Los más pesimistas encontraron un punto más al que agarrarse cuando el equipo se enloqueció al verse por debajo. Entraron prisas, se vio algún balón largo sin sentido, y sobre todo muchas imprecisiones en la zona ancha. Y ahí bailó por unos momentos su música el Recreativo Granada, hábil para hallar el espacio entre la línea de centrales e Imanol con Viedma y la caída interior de los extremos.

Ese ida y vuelta continua en el que entró el partido, alejado de la propuesta que el CCF ha defendido siempre, no era precisamente el mejor escenario. Caio volvió a probar fortuna tras una conducción y Mario Ruiz repitió escena aprovechando la complacencia de la defensa cordobesista; por suerte, ambos remates no dieron trabajo siquiera a Becerra, que desde su puesto privilegiado empezó a ver cómo con el paso de los minutos el Córdoba CF se iba entonando más en el juego combinativo y empezaba a crear sensación de peligro.

Juanto Ortuño avisó con un cabezazo tras un córner y una volea a los que les faltó tomar la dirección correcta; De las Cuevas intimidó con un par de faltas laterales sin remate, y por fin Javi Flores igualó con una maravilla en el área, una de esas acciones que demuestran que su paso a la B es sólo circunstancial: control y definición para hacer bueno un envío de un Fernández multiplicado por su costado, con ese sube y baja que Enrique Martín exige a sus carrileros en ese 5-4-1 elegido para hacer funcionar a este Córdoba.

Chus Herrero presiona al granadinista Mario. Chus Herrero presiona al granadinista Mario.

Chus Herrero presiona al granadinista Mario. / Álex Gallegos

Con la contienda otra vez en su punto de partida, el CCF se serenó e intentó prolongar su amenaza con dos centros chuts de Sebas Moyano y Jesús Álvaro y un golpe franco de Miguel de las Cuevas al que el meta rojiblanco dio buena respuesta. Ya al menos llovía menos, pues el juego más de toque del filial moría casi siempre en la frontal del área, sin dañar siquiera, y eso era sinónimo de calma.

Sin movimientos al descanso ni en uno ni en otro equipo, el partido se reanudó siguiendo la inercia de ese tramo final. El Córdoba CF apretó de salida buscando confirmar su remontada, y lo tuvo con un tanto anulado a Juanto Ortuño por un fuera de juego cuanto menos dudoso, tras un libre directo con firma de De las Cuevas que Unai Etxebarria no atrapó.

Sin embargo, el empuje inicial local no tuvo continuidad. El Recreativo Granada fue poco a poco ganando de nuevo su sitio sobre el verde y con calidad y exprimiendo su mejor punto físico pasó a acumular llegadas que crearon cierta inquietud en la grada y el banquillo. Una volea de Viedma que se fue cerca del palo y un par de combinaciones con final, en fueras de juego al límite, de Rubén fueron los toques de atención de un filial que empezó a soltarse del todo.

Con el partido buscando el tramo decisivo, ese cuarto de hora final, Martín y David Tenorio empezaron a agitar sus banquillos. El Córdoba cerró el perfil izquierdo de la zaga con Cámara y metió un punto de velocidad en ataque con el recién llegado Owusu, ante un enemigo que refrescó también su zona de vanguardia con el habilidoso Aranda.

Sebas Moyano se deshace de la presión de un zaguero nazarí. Sebas Moyano se deshace de la presión de un zaguero nazarí.

Sebas Moyano se deshace de la presión de un zaguero nazarí. / Álex Gallegos

Pero estaba claro que lo que estaba viendo no le gustaba un pelo al técnico blanquiverde. La falta de control de la situación de su equipo, partido, cansado y con escasa capacidad para hilvanar transiciones de peligro real, le empujaron a retirar a un De las Cuevas exhausto y dar entrada al joven Moyano, cuya carta de presentación fue un latigazo desde la corona del área que encontró la manopla de Unai.

La velocidad, a veces descontrolada, de Owusu pasó entonces a ser la única bala blanquiverde para hacerse con el duelo ante un Recreativo Granada que no acabó de creerse en ningún momento que podía llevarse el botín al completo. Y ante ese panorama, el reloj siguió corriendo camino del 90, languideciendo ante las posesiones largas de los rojiblancos y los arreones ya desesperados de un CCF alentado desde el graderío que, casi sin quererlo, se topó con un premio inesperado ya en la prolongación del choque.

Juanto Ortuño recibió de espalda y en su maniobra buscando la línea de fondo sacó un penalti tonto a Héctor que luego él mismo se encargó de transformar para dar la primera alegría de la temporada. Porque ya apenas hubo tiempo para una contra que Owusu no supo llevar a la red, aunque poco importó, ya que el trabajo lo había hecho antes su pareja de ataque, uno de los que sabe bien de qué va esto de la Segunda División B.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios