Córdoba CF

Dientes para comerse un marrón a mordiscos

José Ramón Sandoval.

José Ramón Sandoval. / jordi vidal

El día empezó en Palma entre ruido de sables y acabó, ya de noche, en El Arcángel entre balones. En medio un largo viaje entre avión y autocar, con caras serias, miradas disimuladas y silencios cómplices que se rompió, de manera extraña, a la llegada de la expedición a Córdoba, entrada ya la tarde. El nerviosismo se palpaba en el ambiente cuando el carrusel de flashes en busca de la foto del día fue cortado de raíz con una mueca entre el desafío y la ironía. Los dientes para comerse el marrón, que no era pequeño a esa hora.

Sandoval fue testigo todavía en Palma del comienzo del cónclave para decidir su futuro. El técnico no es ajeno a lo que está viviendo en un club que rompe cánones y se inventa sus propias leyes, no de ahora, sino desde siempre. Está a gusto porque siente el cariño de la gente, pero echa en falta más respaldo de los que llevan la voz de mando, de todos. No fue fácil tener que hacer las maletas en junio cuando había acumulado méritos de sobra para continuar. Y menos aún tenerlas que hacer de nuevo en agosto para salvar el verano. Pero esto va de juego, de fútbol, y si esa ecuación no sale, el resto...

Después de cuatro horas de viaje, un almuerzo rápido oyendo la guillotina afilarse a su lado, el regreso a El Arcángel era una incógnita. Lo mismo tocaba dirigir el entrenamiento o despedirse del grupo. Pero al final Sandoval se calzó las botas y pisó el césped con los suyos. La ratificación es la antesala de la destitución, o eso dicen. Habrá que esperar al próximo domingo para ver qué ocurre ante un Cádiz que ha hallado a tiempo el camino de la recuperación. Los cuchillos están ya afilados, dispuestos a ejercer su función. Habrá que ver quién los utiliza. De momento, el marrón está ya comido. Con dientes, dientes...

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