El Córdoba CF vivió la noche más triste de la temporada en el duelo ante el Racing Ferrol. Los blanquiverdes enterraron sus pocas opciones de pelear por un puesto en las eliminatorias de ascenso, desencadenando la bronca de ciertos sectores de su afición, que abroncaron a los jugadores durante y después del partido para, incluso, esperarlos posteriormente a la salida del estadio donde la bronca cobró incluso mayor intensidad.

Era evidente que los ánimos estaban encendidos desde hace semanas entre la afición blanquiverde. La caída en picado del equipo ha ido minando la paciencia de una afición que, desconcertada, ha presenciado la regresión clasificatoria de los suyos con una mezcla de estupor e incredulidad.

Ya el mazazo de no culminar la remontada ante el Deportivo de La Coruña desengañó a muchos, hasta el punto de que ante el Racing Ferrol fueron poco más de 8.000 los aficionados que asistieron al encuentro. Y una parte de esos que sí quisieron estar en el choque ante el cuadro gallego lo hicieron para mostrar su descontento con los resultados arrastrados por su equipo.

Ya las primeras pérdidas de balón en la primera parte desesperaron a muchos aficionados y levantaron los primeros pitos. Tantos como cada vez que Carlos Marín debía reiniciar el juego desde su portería. Esa parsimonia que ya explicó Manuel Mosquera como una indicación suya para bajar las pulsaciones y ordenar a sus compañeros volvió a ser interpretada como conformismo por una afición hastiada y que a estas alturas del año dispara ya contra todo lo que se mueve.

Solo así se puede entender que en el minuto 70, justo al ser sustituido, Kike Márquez recibiera una tremenda pitada que dejó paso a cánticos contra el mediapunta sanluqueño pidiendo su marcha. Una animadversión desconcertante ante un futbolista que, es evidente, no ha ofrecido el nivel que se esperaba de él, pero que no está siendo ni mucho menos de los peores del equipo en este tramo tan complicado de la temporada.

Si a esas alturas los ánimos ya estaban caldeados, el gol de Carlos Vicente terminó de encender a la grada y provocó que ya pocos se contuviesen a la hora de increpar a los jugadores. Los reproches llegaron entonces también dirección hacia el palco, con la figura del director deportivo como objetivo.

Insultos a la salida de los jugadores

Y de la bronca a los jugadores sobre el césped, a la crispación en los aledaños de El Arcángel. Varias decenas de aficionados esperaron a la salida de la cochera del estadio, junto a las taquillas, para seguir increpando a los jugadores. El ambiente tenso se crispó por momentos obligando a que todos los efectivos de la seguridad privada que habían estado trabajando en el partido se concentrasen en esa zona del estadio, para evitar que los incidentes pasaran a mayores.

La Policía Nacional también hizo acto de presencia, sin tener que actuar porque por fortuna la escena no pasó de los insultos y reproches a todo aquel que salía en coche del estadio. Así acabó la noche más triste en mucho tiempo para el Córdoba CF. Una imagen nítida de la descomposición que sufre el equipo en esta decepcionante temporada.