Córdoba

La tauromaquia en su laberinto

  • El alcalde, José Antonio Nieto, el torero José Luis Moreno y el cirujano Eugenio Arévalo debaten en Viana sobre los toros, los problemas que acosan a la fiesta y sus soluciones

El coso en el que se lidiaba el asunto era el recoleto y recién restaurado Salón de la Osa del Palacio de Viana y la terna la componían un alcalde, un torero y un cirujano: José Antonio Nieto, José Luis Moreno y Eugenio Arévalo. No era una corrida, no, sino una mesa redonda, pero tan profundamente taurina que los símiles con una tarde de toros salían por aquí y por allá, volaban. Organizada por El Día y patrocinada por Cajasur, se celebraba bajo el atrevido título de Los toros: ¿una fiesta en retirada? y sirvió para reflexionar sobre la situación de crisis en la que se encuentra la tauromaquia y sobre los malos momentos por los que atraviesa la Córdoba taurina. En el fondo, fue una hora y media de charla distendida en la que los tres espadas trataron de dar luz e ideas en ese laberinto de problemas internos y externos que es en nuestros días la fiesta de los toros. El dictamen final, por cierto, fue optimista pero cauteloso, pues los tres ponentes coincidieron en que la tauromaquia ha salido de muchas crisis y también saldrá de los peligros que ahora la acosan, aunque no será fácil. Costará. Moderaba la charla con gesto de sobresaliente curtido el director de Comunicación de Cajasur y gran aficionado Jacinto Mañas. La presentación corrió a cargo del director de este diario, Luis Javier Pérez-Bustamante.

Lo primero en lo que se aplicaron los protagonistas de la mesa de redacción fue en tratar de desentrañar precisamente cuáles son los principales problemas que afectan a la fiesta. José Luis Moreno, que acudía por vez primera a un acto público desde que anunció su retirada, fue claro al decir que el principal problema no son los antitaurinos, sino que es el hecho de que la sociedad ha dejado de comprender en buena medida el ritual de los toros. "En las últimas décadas hemos asistido a cambios importantes que han alejado al ser humano del mundo rural. Los niños ven en la televisión a animales que hablan y se tapa el lado salvaje que tiene la vida. La gente que no entiende esto, que no conoce esa realidad, es imposible que pueda entender nuestra fiesta", explicó el rubio torero de Dos Torres. El alcalde, José Antonio Nieto, que allí comparecía como el buen aficionado Nieto, sacó también el asunto de los menores a colación cuando argumentó que uno de los dramas que ha sufrido la tauromaquia es que una generación entera dejó de llevar a los pequeños a la fiesta, lo que produjo una desafección muy amplia. "Yo tuve a mi abuelo que me introdujo, que me llevaba a la plaza y me explicaba cada cosa, casa paso. Ese tipo de figuras son fundamentales para crear aficionados, y se han perdido. Hemos caído en la trampa de creer que los toros son algo trasnochado", explicó.

El análisis, sin embargo, no se quedó ahí, sino que los tres intervinientes apuntaron muchos de los problemas que recaen sobra los toros. Problemas internos -que tan bien conoce José Luis Moreno- y problemas externos. El doctor Arévalo aludió por ejemplo a lo fácil que es hoy para la gente consumir ocio desde casa y muy cómodamente y aludió también a esas malas prácticas del propio mundo taurino que provocan que la fiesta no alcance toda su pureza. En general, todos coincidieron en que la crisis taurina va más allá de la crisis económica actual y el alcalde llegó a decir incluso que lo que se requiere es una catarsis completa que provoque una regeneración. Para Nieto, ese futuro lo tienen que ganar los aficionados a pulso y será costoso.

Moreno, valiente como en sus tardes ante los victorinos, se mojó sin reparos y apuntó a algunos de los principales problemas endógenos que padece la fiesta y que él sabe por propia experiencia. El diestro aludió a que se repiten con frecuencia tediosa las mismas ferias, los mismos carteles, y que así es difícil atraer a los aficionados. "No se renueva la ilusión y eso es algo fundamental", dijo. En la misma línea, el matador y ahora empresario aludió a que hoy se ven carteles muy parecidos a los de hace 20 años y a que a las figuras tienen carreras más largas que nunca. En general, apuntó a una falta de dinamismo en la composición de los carteles que provoca que las ganaderías de moda hace dos décadas sean las mismas de ahora y a que los grandes del toreo se acoplen aquí y allá en los mismos carteles para evitar la competencia con la gente nueva que va llegando. "Yo mismo me preocupé siempre de mi entrenamiento y no me preocupé de los que venían detrás porque sabes que en el futuro serán tu competencia, pero lo malo es que eso provoca que se pierda la novedad y la ilusión de los espectadores", explicó.

Otro asunto que salió a colación, y que suele ser recurrente, es la necesidad de que salga un torero de impacto que revitalice la fiesta, aunque se coincidió en señalar que no se puede esperar a la llegada de un salvador. Eugenio Arévalo, en ese sentido, explicó que José Tomás podía haber ocupado ese papel, pero no alcanza el impacto de grandes revolucionarios como Belmonte, Manolete o El Cordobés. "Tiene una personalidad muy especial y toreando unas cuantas corridas al año, por mucho que sean un acontecimiento, no se puede desempeñar ese papel", dijo.

La importancia de las administraciones públicas también se debatió y ahí fue el alcalde, como político bregado que es, el que más tuvo que decir. Nieto apostó porque los políticos dejen de jugar a hacer de empresarios y apuestos por buenas empresas y les dejen trabajar con las menos trabas posibles. En su opinión, la política de subvenciones ha sido muy perniciosa, pues ha provocado que sobreviviesen empresarios mediocres y otros brillantes se viesen postergados. "Hay que apoyar la fiesta, pero de otro modo, dejando trabajar a los profesionales", explicó. Ciudad Real, Olivenza, Santander o la Francia taurina, tan envidiada por estos lares, fueron algunos ejemplos que salieron de lugares en los que las cosas se están haciendo bien. Nieto, por cierto, también habló del Museo Taurina, cuya reapertura es inminente, y dio por hecho que recibirán críticas de algunos aficionados "pues hemos arriesgado mucho". "Podíamos haberlo dejado como estaba y en paz, lo que habría sido cómodo y barato, pero nuestra obligación era apostar por algo innovador que pueda servir de puerta de entrada para nuevos aficionados", detalló.

La charla dio para todo eso y para mucho más, pero todas estas líneas se quedan cortas para condensar un debate apasionado de 90 minutos. De Córdoba y su Feria también se habló, aunque con cautela. Muchas cosas deben de cambiar para que los aficionados vuelvan a Los Califas en masa, pero el laberinto en el que anda la tauromaquia es por aquí especialmente denso y complejo. "Córdoba tiene arreglo y los toros no desaparecerán porque su belleza es única", dijo el doctor Arévalo, cuya mágicas manos han salvado más de una vida torera. Que así sea, doctor, que así sea.

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