Un estudio redefine los tapices sobre la Guerra de Troya del Palacio de Viana de Córdoba
Patrimonio
Los murales se conservan en el monumento y fueron confeccionados en Bruselas en el tercer tercio del siglo XVI
Un grupo de trabajo cataloga algunas de las alrededor de 3.000 piezas del espacio de la Fundación Cajasur
La Inaudita, el éxito de un proyecto cultural de Córdoba que no sucumbe a las novedades editoriales
Una investigación desarrollada en el seno del grupo de trabajo que cataloga los fondos del Palacio de Viana de Córdoba ha permitido redefinir el significado de uno de los tres tapices de la serie de la Guerra de Troya que se conservan en el monumento, confeccionados en Bruselas en el tercer tercio del siglo XVI. También se han podido concretar algunas escenas mitológicas en principio erróneamente atribuidas y realizar una nueva propuesta de identificación de algunos personajes que no estaban asignados.
Alfonso Prieto es médico geriatra desde hace décadas. Tantas que ahora está prejubilado y solo se dedica a su consulta privada, después de haber abandonado su actividad como médico de empresa. Pero también es graduado en Historia del Arte y en Geografía e Historia.
Es el prototipo de integrante del grupo de trabajo, alrededor de una decena, que destina parte de su tiempo libre a catalogar algunas de las alrededor de 3.000 piezas que el Palacio de Viana, propiedad de la Fundación Cajasur, tiene sin analizar en profundidad, bajo la coordinación de Francisco Manuel Carmona Carmona, doctor en Historia del Arte y profesor-tutor del Centro Asociado de la UNED de Córdoba.
Un año de investigación
A los tres tapices de la serie de la Guerra de Troya que se exhiben en el salón del artesanado de Viana ha dedicado entre diez y doce meses para concluir que el orden hasta ahora atribuido era erróneo, porque se creía que narraba las explicaciones de Paris ante Príamo y su Consejo del resultado de la expedición a Grecia, justificando el rapto de Helena, motivo por el que figuraba inventariado como Paris justifica su conducta ante Príamo.
"Los tapices representan los prolegómenos de la Guerra de Troya, cuál fue la causa mitológica de la misma. Y están basadas en unos determinados antecedentes iconográficos de unos tapices tejidos en el siglo XV, en Tournay y en unas obras medievales, como en el Roman de Troie, y su estudio ha permitido modificar lo que se pensaba que representaba uno de ellos", señala a EFE el autor del trabajo, Alfonso Prieto.
Ahora, "la escena se identifica como la Asamblea que hemos descrito que tiene lugar al regreso de la misión diplomática de Anténor". A la conclusión de que "representa una escena anterior a la que se pensaba que estaba representando" se llega después de un largo proceso de estudio en el que "ha habido que revisar numerosísimas bibliografías y numerosos antecedentes iconográficos para proceder a la identificación".
Eso también ha permitido hacer una propuesta de identificación sobre los "muchos personajes que no estaban identificados en los tapices".
El papel de los tapices
Prieto asegura que "los tapices desempeñaron un papel muy importante en la baja Edad Media y en la Edad Moderna, que es la que nos ocupa en este caso, debido al gran valor que tenían tanto por los materiales que se utilizan como por la cantidad de tiempo que se necesitaba para su ejecución". Para su exhibición era necesario "disponer de grandes salas, dado su tamaño, solo existentes en los palacios y castillos de la época, pues era algo que solo podían poseer los muy ricos y poderosos".
Pero, en todo caso, "tenían varias funciones. Cumplían una función práctica, protegiendo del frío y de la humedad, una función decorativa, haciendo más suntuosos los interiores palaciegos, y una función propagandística, una política como expresión del poder, de la magnificencia, estarían expresando el poder de su poseedor, además de una función narrativa didáctica, ya que, al formar parte de series o de ciclos, permitían narrar episodios tanto de tipo histórico como mitológico, como es el caso, o religioso".
Y aunque sus poseedores eran de la clase alta, "también formaron parte de las arquitecturas de la decoración, de las arquitecturas efímeras que se montaban con ocasión de grandes solemnidades civiles o religiosas, como podía ser la entrada de un rey a una ciudad o la celebración del Corpus Christi, por lo que lo veía todo el pueblo".
Pedagogía y moralidad
De ahí, dice este médico formado en el estudio del arte y de la historia, que "lógicamente tenían una función pedagógica y moralizante, por eso en el caso de esta serie, por ejemplo, donde se narran diversas infidelidades y las consecuencias de esas infidelidades, probablemente estaba orientada a advertir de los riesgos de la infidelidad y de la necesidad de actuar con prudencia, que también está representada en los tapices".
La procedencia de esta serie de tres tapices no ha podido ser documentada. Se cree que pudieron llegar al Palacio de Viana de Córdoba desde su homónimo de Madrid, como otra serie de tapices, la de Indias de los Gobelinos (tapiz hecho en la Manufacture Royale des Gobelins de París), de la que sí se tiene constancia que salió de la capital del reino tras la venta del inmueble madrileño al Ministerio de Asuntos Exteriores.
De lo que no cabe duda es que "los tres tienen la marca Bravante Bruselas" y la firma de un artesano sobre cuya identidad existente dudas, y que "hubo una época en que el, contrariamente a lo que se cree, el tapiz fue más apreciado que la propia pintura, porque en la época en la que nos movemos las obras muchas veces se valoraban más por su valor material que por su valor artístico. Y como tienen un elevado valor material, fueron incluso más apreciadas que la pintura".
También te puede interesar
Lo último
El parqué
Jaime Sicilia
Sesión de menos a más
Editorial
Más torpeza que ingenuidad
Confabulario
Manuel Gregorio González
Lo mollar
La ciudad y los días
Carlos Colón
Ministra fan, oposición Bartolo
CONTENIDO OFRECIDO POR San Miguel