El perfil · rafael velasco

Un 'tabardillo' al volante de un fórmula uno

  • Su carrera política empezó en 1995, con 22 años, cuando le fichan para la candidatura de Palma del Río. Ahora, con 35 años, se consolida como uno de los pilares del PSOE andaluz

ES un tabardillo. Así le conocen en su localidad natal, ese Palma del Río que tanto lleva a gala y donde los velasco son identificados con dicho mote. Para sus paisanos es todavía ese joven de familia trabajadora que jugaba a balonmano en el club Ars y que desde su adolescencia ya apuntaba maneras por su compromiso social. Rafael Velasco es uno de los suyos, aunque haya tomado los mandos de la organización de esa potente máquina que representa el PSOE de Andalucía. Siempre ha sido aficionado a los karts, pero ahora lleva el volante de un fórmula uno que se enfrenta a circuitos complicados en los próximos cuatro años.

Pese a ser el número tres del partido y conocedor como era de su ascenso, el también diputado andaluz se movía el pasado fin de semana por el Palacio de Congresos de Granada, donde los socialistas celebraban su cónclave regional, sin hacer ruido, sin aspavientos, con discreción. Los que le rodean aseguran que ése es su modo de andar por la vida. Dicen que es una persona que antes de actuar, escucha, y oye lo que tienen que decir "los mayores", los de "toda la vida en el partido", algo que aplauden muchos en un momento en que la renovación viene en ocasiones acompañada de ruptura con lo anterior. En su recorrido han destacado apoyos como el de Ramón Jáuregui, Joaquín Leguina, José Antonio Griñán, Rosa Conde, Alfonso Perales, Manuel Chaves, Luis Pizarro o José Blanco, aunque su padrino político, quien lo fichó, fue otro cordobés, otro palmeño: Salvador Blanco. Corría el año 1995 y al ex alcalde de Palma del Río no le cuadraba el candidato que las Juventudes Socialistas de la localidad le proponían para integrar la lista de las municipales. Quiso conocer a ese otro muchacho, que entonces tenía 22 años, y ahí empezó su carrera política, que dura 13 años; la otra carrera, la académica -estudiaba Filología Inglesa-, fue quedando en un segundo lugar, aunque recientemente se ha sacado el título de Comercio y Márketing por el Instituto Europeo de Estudios Avanzados. Siempre ha sido uno de los más jóvenes en llegar a los puestos de responsabilidad, no sólo en el Ayuntamiento de su ciudad, sino también luego en el Congreso, donde en su día compartió con Leire Pajín -su homóloga a nivel federal- y con Irache García el hecho de ser las señorías con menos edad en la Cámara. Allí les guió Griñán, en todos los aspectos. También estaba presente el ahora vicepresidente de la Junta cuando Velasco conversó por primera vez con Chaves. Era la campaña de 1994 y fue en la residencia de ancianos de Palma. Diez años después, sería su número tres.

A sus 35 años, Velasco cuenta con el respaldo de las bases de su partido. En 2004, cuando fue aupado a la Secretaría de Relaciones Institucionales, no faltaron los recelos hacia alguien desconocido en lo orgánico y que venía apuntado por el dedo de la cúpula. Después de un trabajo codo con codo con Pizarro, su antecesor y ahora vicesecretario general, y tras un mandato tirado en la carretera recorriéndose los pueblos, Velasco disfruta de consenso, no sólo entre los suyos, sino también más allá del partido. Por ejemplo, son muchos los que valoran su papel en la fusión de las cajas sevillanas o en el acuerdo de Cajasur.

Casado, su refugio tras una maratoniana jornada está en su casa de Aldea Quintana, a donde muchos días no puede regresar. Si es así, duerme en un hotel de Sevilla con no pocos kilómetros en el cuerpo. Ahora al menos, y desde la pasada campaña, tiene un coche con conductor, lo que le da más tranquilidad y le permite ir trabajando, casi siempre pegado al móvil. La novela negra y Ray Charles le sirven para evadirse de su ajetreada vida, bien distinta a cuando ayudaba a su padre en el huerto familiar. Éste se sacó el carné del PSOE cuando su hijo ya despuntaba en el partido, y es en su tío Rafael, que se fue a la guerra con 17 años, donde encontró su raíz política.

Preocupado por su aspecto, sigue una dieta impuesta por el nutricionista cordobés Antonio Escribano, médico, entre otros equipos, del Sevilla y conocido por sus papillas milagrosas. Lo suyo, en lo político, no es un milagro, algo comprensible teniendo en cuenta que en los partidos los cuchillos vuelan si se trata de repartir cargos. Cuando en el año 2003 fue nombrado vicepresidente primero de la Diputación, hay quien le auguró que sería alguien importante en el PSOE de Córdoba. Estaba corto de miras.

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