Las concejalías más directamente relacionadas con el área social han pasado el primer año de mandato bajo el común denominador de la discreción en la gestión política. No han realizado grandes aportaciones a la ciudad pero tampoco han metido en problemas al equipo de gobierno en su conjunto. Entre el periodo de adaptación de los titulares de cada uno de los departamentos y la dotación presupuestaria realmente pobre de estas concejalías, poco se ha podido ver de una serie de departamentos que fueron profundamente renovados tras la creación del gobierno municipal.

Medio Ambiente, con Francisco Cobos, ha normalizado la gestión del zoo con la propuesta de convertirlo a medio plazo en una reserva de especies ibéricas así como podrá llevar a cabo la gestión del Jardín Botánico desde nuevas perspectivas. En su debe, no ha participado con voz propia en el principal ecológico en marcha, que es el Plan de la Sierra, en manos de Urbanismo.

La edil de Servicios Sociales, Ana Moreno, sí ha tenido cierta presencia gracias, sobre todo, a que ha sido marcada de forma directa por el PP. Mientras tanto, la edil de Igualdad, Marian Ruiz, no ha generado ni problemas ni beneficios al equipo de gobierno. El edil de Consumo, Alfonso Igualada, ha sorteado con oficio de veterano algunas trampas como la intención del PSOE de que se hiciera cargo de la polémica entre taxistas y consumidores. Otra concejal con experiencia, Elena Cortes, desde Educación, ha sido noticia sólo por asuntos ajenos a su responsabilidad municipal. No es el caso de la edil de Juventud, Ana Morales, que también paso en el pasado por tragos amargos.