ENTREVISTA · JOSÉ ANTONIO NIETO

"El gobierno municipal se hunde y con él se hunde el futuro de la ciudad"

  • Nieto insiste en una idea: Córdoba está paralizada · En una capital poco dada a las unanimidades, asegura que ésta es de las pocas cosas que concita consenso

-Que ponen palos en las ruedas, que obstaculizan el progreso de la ciudad y que son agoreros. Así les definen en el gobierno municipal. ¿Tan mala es la oposición?

-Es tan mala que no me gustaría estar en ella (risas). Nosotros tenemos una obligación, que es la de controlar al gobierno, algo que hacemos con la responsabilidad de ser la primera fuerza en el Pleno. Tenemos un proyecto claro e intentamos que la ciudad no se pare. En frente nos encontramos un gobierno que cuando no culpa de sus males a la oposición, culpa al tiempo o a la empresa privada. Nosotros sí hacemos nuestro trabajo, pero quien gobierna no lo hace limitándose a eludir responsabilidades.

-Decir que la ciudad está paralizada es muy tajante, ¿no?

-Mire, en una ciudad como ésta, en la que las unanimidades son complicadas, esa realidad es de las pocas cosas que concita unanimidad. Si hoy se le pregunta a la mayoría de los cordobeses coinciden en que hay un freno en la ciudad por la incapacidad del gobierno para tirar para adelante los grandes proyectos, algo que perjudica el presente y el futuro de Córdoba. Ya son muchos años acumulados de falta de gestión, y eso mina nuestra economía y nuestras posibilidades.

-Dígame tres características del actual gobierno de coalición.

-Es un gobierno incapaz, con nula visión de futuro y desunido. Todo ello es un cóctel que explota en las manos de cualquiera. Cuando no hay personas con capacidad de gestión, cuando no hay un proyecto claro de ciudad y cuando no hay unión, las cosas no salen. En nueve años de gobierno, han hecho un parking, la mitad del estadio -que ni siquiera está terminada- y la maqueta del Palacio del Sur, que costará cerca de nueve millones de euros. No han llevado a cabo ni una sola infraestructura cultural para impulsar la candidatura de 2016, no está resuelta la ronda de circunvalación, no hay ni un solo metro de suelo industrial nuevo y no hay en perspectiva proyectos que impulsen la economía o el empleo. Es el fracaso de la izquierda.

-Algo bueno habrán hecho, ¿no?

-Prácticamente nada. Si acaso, la obra de San Martín de Porres, aunque no está bien culminada. En participación ciudadana, una de las banderas de IU, el deterioro es brutal y la voz del movimiento ciudadano cada vez está más débil, sin olvidar los presupuestos participativos, totalmente desautorizados. La atención social ha sufrido un revés, porque hay más demandantes de ayuda a domicilio que los que disponen del servicio, además del claro deterioro en la mejora de los barrios. El dinero del estadio o la dotación del Palacio del Sur se han comido las inversiones y no dejan nada para actuar en los barrios.

-Un gobierno del PP, ¿le daría la vuelta a la tortilla?

-Sobre todo incidiría en resolver una situación económica crítica que hay en el Ayuntamiento y que impide afrontar proyectos serios. Hay que ordenar las cuentas municipales, que están en un claro desorden, con el reto de que Córdoba se suba al tren de la modernidad y el desarrollo. Para ello, la ciudad necesita un palacio de congresos, un aeropuerto, la ronda de circunvalación o integrar las parcelaciones, pero también, y muy importante, hay que cambiar la mentalidad de los cordobeses. No podemos ser la ciudad en la que nunca sale nada, en la que nunca se consigue nada, y tenemos que convertirnos en una ciudad emprendedora y amable para el que viene a invertir. No pretendemos ser más que nadie, pero tampoco menos.

-¿Cree que estamos atrasados respecto a nuestro entorno?

-Le pondré sólo algunos ejemplos. No conozco ningún caso en España donde se esté ocho años para poner la primera piedra de un palacio de congresos; ni una sola ciudad con más de 200.000 habitantes en la que no haya un aeropuerto; ninguna que aspire a ser Capital Cultural y no haya puesto en funcionamiento equipamiento alguno. Al final, se transmite desidia. Córdoba perdió el tren de las ciudades del entorno hace tiempo, pero también el de los pueblos del entorno, más atractivos para la inversión. Así, se ha instalado la creencia de que los proyectos nunca van a salir y eso es tremendamente negativo.

-¿Por qué en esta ciudad se ralentiza todo?

-Porque hay un exceso de burocracia, una falta de gestión y una ausencia de confianza en la iniciativa privada, a la que se frena. También asistimos a una pelea permanente entre partidos de la izquierda para ver quién se sitúa primero, y eso dificulta el funcionamiento, además de que no hay criterio en la inversión. Cuando lo que hay es una cadena de fallos, no sale nada.

-¿Cree que es la izquierda lo que perjudica a Córdoba?

-En política municipal, la izquierda o la derecha son términos geográficos; aquí sólo vale la capacidad para gestionar o no. El problema no es que este gobierno sea de izquierdas o de derechas, es que es malo, y al final las actuaciones que emprende no van a buen puerto. La ciudad necesita un baño de gestión ya. Frente a eso, hemos tenido un baño de sopor y de decadencia de un modelo que no funciona, aunque una de las cosas más preocupantes es la ausencia absoluta de responsabilidad. Hay que madurar, y también debe hacerlo la sociedad, porque hay cosas que no debe admitir.

-Habla de que no se asumen responsabilidades. ¿Se refiere a que tendría que haber habido dimisiones, por ejemplo, por el fracaso del Palacio del Sur?

-Sí. Mi responsabilidad era pedirlo y la de Andrés Ocaña, haberse ido. Alguien decía que en el último Pleno, cuando Ocaña explicó su gestión en el proyecto, yo no había respondido a las expectativas. Le pongo un ejemplo ahora que está tan de moda, José Tomás: si el toro no embiste, por bueno que sea el torero al final no hay faena.

-¿Siente que a veces predican en el desierto?

-No, estoy convencido de que esa labor sirve. En Córdoba, la percepción es que este gobierno se hunde y que con él se hunde el futuro de la ciudad. Es necesario un cambio. Si hoy hubiera elecciones, el PP gobernaría y sería posible ese cambio, una transformación que evitaría el freno constante a los proyectos. Donde debería haber un palacio de congresos, hay jaramagos; donde tendría que existir un estadio en condiciones, hay andamios; donde tendría que haber un centro de arte contemporáneo, hay una valla; donde debería haber un nuevo teatro, está la misma fachada.

-Usted dice que el proyecto de IU está agotado, pero ahí está el PSOE. ¿Considera que se dedica a tapar sus lagunas?

-El PSOE en Córdoba no ha salido de la marginalidad. Intentó un giro en las elecciones y no le salió bien; a partir de ahí se produjo una desorientación. Están sin rumbo y en la disyuntiva de apoyar un barco que se hunde y poder hundirse con él, o de bajarse del barco sabiendo que eso es ser desleal con el socio. Eso no es sostenible mucho tiempo.

-¿No confía en que el pacto acabe el mandato?

-O el pacto acaba el mandato, y el PSOE seguirá igual que ahora, o el PSOE rompe y busca su espacio. Ahí, Izquierda Unida tendría un final de mandato comprometido dentro de esa paulatina desaparición. A ver qué pasa en la asamblea del mes de octubre, donde decidirán si tienen futuro como formación política.

-En ese segundo escenario, la Alcaldía podría ser para usted.

-Es poco probable, porque alguien del PSOE debería caerse del caballo y apoyar una moción de censura del PP, algo que ya anuncio que no se va a producir, o en IU tendría que haber una escisión, y no aceptaríamos que la Alcaldía nos viniera por ahí. Si nos toca, lo haremos con responsabilidad en un momento difícil, pero no lo creo. En este tiempo, se dará una sucesión de minicrisis que pueden suponer una ruptura del pacto a la trágala o debilitar un gobierno que nació con respiración asistida.

-Usted mantiene que IU está acabada. ¿Influye eso en el día a día municipal?

-Esa agonía tiene su reflejo en la forma de gobernar Córdoba, mientras el PSOE vuela en círculo sobre lo que pueden ser los restos de IU.

-¿Cree que Rosa Aguilar llegará a 2011 como alcaldesa?

-Estoy cansado de especular con qué hará Rosa Aguilar. Me gustaría que, por una vez, gobernara en condiciones. Ahora es alcaldesa y tiene la obligación de sacar adelante las cosas complejas y las fáciles, porque mira que es fácil poner en marcha la Fundación por la Capitalidad, y no lo hace. Si se quiere ir, que se vaya, y si se quiere quedar, que haga lo que tiene que hacer.

-Tras las elecciones, anunciaron que ejercerían un gobierno paralelo. ¿Siguen con ese ímpetu?

-Si mañana hubiera un cambio de gobierno, mañana podríamos empezar a gobernar y demostrar que las cosas pueden ser de otra manera. Aquí lo que hay es un reparto de áreas y de cargos en función de planteamientos personales.

-¿Se ve alcalde en 2011?

-Me veo al frente de un equipo que gobernará Córdoba en 2011. He tenido posibilidad de entrar en otra espiral, con otras responsabilidades, pero tengo claro que mi apuesta es esta ciudad. Hay que transmitir optimismo a los ciudadanos porque con buenos gestores Córdoba avanza.

-Pero ahora debe compartir su labor en el Ayuntamiento con su tarea en el Parlamento andaluz, sin olvidar que es presidente del PP.

-Si tienes buenos equipos, las cosas se pueden hacer. En el caso del Parlamento, yo ejerzo lo que dije, que es ser un concejal de Córdoba en la Cámara andaluza.

-¿Está usted con Mariano Rajoy?

-Sí, porque es una persona que reúne los requisitos que debe tener el presidente del PP. No me ha gustado nada la forma en la que se ha proyectado el debate interno. Ha sido una torpeza de todos, pero el partido saldrá fortalecido del congreso, aunque es verdad que la desorientación se podría haber evitado. Es un problema de personas que han generado convulsión.

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