El sistema de detección de incendios de la Mezquita-Catedral de Córdoba: dos centrales, cinco tipo de sensores y un equipamiento para la extinción
Patrimonio
El monumento cuenta con un completo sistema de vigilancia para "la detección temprana" del fuego, que resultó clave para minimizar los daños del incendio del pasado viernes
Expertos califican de "negligencia" que hubiera barredoras eléctricas almacenadas en la Mezquita-Catedral
Recién pasado el susto, aún con los bomberos culminando sus labores para la extinción definitiva de las llamas, tanto el Cabildo Catedral como el Ayuntamiento destacaron la eficacia de los planes y el sistema contraincendios que tiene la Mezquita-Catedral de Córdoba como claves para que el incendio declarado poco después de las 21:00 del pasado viernes no llegara a mayores. Al final, el balance de daños destaca la afectación importante de dos capillas, con el colapso de la cubierta de la del retablo de la Anunciación, un daño "muy localizado" que se concentra en apenas 50 metros cuadrados de una superficie techada de 13.000, como puntualizó el deán-presidente de la institución, Joaquín Alberto Nieva el día después del siniestro.
La Mezquita-Catedral cuenta con un Plan de Autoprotección desde 2017, aunque dos años más tarde, tras el incendio de la Catedral de Notre Dame en París, fue actualizado. El proyecto contempla simulacros de incendio constantes con bomberos y efectivos policiales y de Protección Civil, con el fin de que estén familiarizados con la singularidad del templo para, llegado el caso, como ocurrió la noche del viernes, actuar con la mayor celeridad posible. Y ahí entró en juego el sistema de detección de incendios del monumento, cuyos sensores se percataron de las llamas que prendieron en una capilla usada como almacén para las herramientas de limpieza en la nave de ampliación de Almanzor, en el lateral de Magistral González Francés.
Pero, ¿cómo es el sistema de detección de incendios del templo? Según se recoge en el Plan Director de la Mezquita-Catedral, vigente hasta 2030 -entró en vigor en 2021 tras ver la luz un año antes-, está formado por diferentes elementos sensores conectados a dos centrales, una situada en la Puerta de Santa Catalina y otra en la Sala de Seguridad, interconectadas y que se reparten el control de las cubiertas, naves, capillas y demás zonas del templo. Toda la información recibida en ellas es controlada desde el cuarto de vigilancia, permanentemente ocupado. El sistema tiene por objetivo tanto la detección temprana de las llamas como reducir al máximo su impacto visual en función del riesgo y las diferentes zonas a proteger.
Los sistemas de detección de incendios que tiene la Mezquita-Catedral son cinco, en función de las áreas que protegen. De esta manera, hay detectores óptico térmicos, tecnologías que cubren el mayor espectro de fuegos posible. Están instalados en los órganos, zonas bajo cubiertas, capillas, el Archivo y Sala Capitular, el Tesoro y la Torre Campanario. También hay barreras ópticas de humos, con un emisor de infrarrojos que permite evaluar la existencia de fuego en un área de 1.400 metros cuadrados (100 metros de largo por 14 de ancho y 7 a cada lado del haz), determinando la presencia y progreso del humo en el aire. Están instalados en el Coro, las naves y zonas bajo cubiertas.
El templo cuenta igualmente con un sistema de detección temprana de humos por aspiración, que realiza un muestreo continuo y conduce el aire a un detector láser de alta sensibilidad. Se encuentran instalados en el Altar Mayor, el Coro y la zona gótica aledaña, en los espacios bajo cubiertas. Luego hay un cable detector lineal de calor, que se funde a una temperatura de 88 grados, produciendo un cortocircuito, por lo que está pensado para detectar sobrecalentamientos previos a producirse el incendio. Su instalación se ha realizado en zonas bajo cubiertas, en las galerías del Patio de los Naranjos, en cuadros eléctricos, en motores de las campanas y en la Torre Campanario.
Y por último, el monumento también cuenta con detectores de llamas para extinción automática, que se encuentra integrado en los extintores automáticos con gas y consiste en la detección térmica mediante un tubo sensor, que se perfora si hay llama y permite salir al gas. Se encuentran instalados en los cuadros eléctricos existentes dentro de cubiertas y en el cuadro eléctrico general.
Pero si llegado el caso las llamas prenden, como lo hicieron el pasado viernes en esa capilla de material, presumiblemente por un cortocircuito en una máquina barredora, en la Mezquita-Catedral hay dispuestos un total de 75 extintores portátiles. Lógicamente, no sólo eso, pues también existen cuatro hidrantes de arqueta, uno en cada una de las calles que circundan el templo, además de una acometida a la red hidráulica interior, con otros tres hidrantes, en el Patio de los Naranjos y un circuito que se desarrolla a nivel de cubiertas, con otros 19 hidrantes, 15 al nivel de los techos de las naves y cuatro sobre el cimborrio del Crucero. Al lado de cada uno de los hidrantes hay un armario en el que se encuentran las mangueras necesarias para su utilización.
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