Fundación CIAC

El sector de la construcción ensaya su futuro en Córdoba

Manuel Lloris y María Dolores Jiménez, ante el horno de la Fundación CIAC.

Manuel Lloris y María Dolores Jiménez, ante el horno de la Fundación CIAC. / Juan Ayala

Varias empresas han contactado con la Fundación CIAC tras el incendio de Valencia para testear la resistencia al fuego de sus materiales. El Centro de Innovación Andaluz para la Construcción sostenible (CIAC), situado en Córdoba, dispone del único horno que cumple esta misión en Andalucía y es uno de los pocos instalados en España. Sus 16 quemadores expulsan llamaradas en un cuadrilátero de hormigón de tres metros de alto, por otros tres de ancho y cuatro de profundidad. El "dragón" se abastece de un depósito de 2.000 litros de gasoil: "en cinco minutos es capaz de alcanzar los 700 grados", asegura el director técnico de CIAC y supervisor de la herramienta, Manuel Lloris, a escasos metros de su funcionamiento. Al lado hay una tienda de campaña hecha chicle, que recientemente probó una empresa que suministra material de protección a los bomberos.

Es el principal reclamo para empresas y para los medios de comunicación que se han acercado al calor del horno en las últimas semanas para seguir alimentando el eco de la noticia, pero en las instalaciones de la Fundación CIAC, levantadas en una calle desierta del polígono Científico-Tecnológico de Rabanales -una Isla de la Cartuja por hacer-, se investigan y ensayan otras muchas innovaciones que dejan entrever cómo será la construcción del futuro. Por ejemplo, la autorreparación de los materiales.

Desde este centro se han puesto en marcha dos proyectos de investigación en la última década centrados en el desarrollo de materiales autorreparadores, para aplicar tanto en la industria de la construcción como para combatir el deterioro del patrimonio histórico por parte de microorganismos. El desarrollo de "materiales avanzados e inteligentes" que sean capaces de dar respuesta a la corrosión, la degradación natural o una agresión externa es "una de las líneas estratégicas" que guían el camino de la Fundación CIAC, "posiblemente la más ambiciosa a largo plazo", pero "no porque seamos pioneros", aclara Lloris.

"Esto se empezó a investigar en los años 80 en Estados Unidos. Holanda ya tiene mucho avanzado en este sentido, con materiales que ya se utilizan en distintos tipos de obra, por ejemplo: existen unas partículas de hierro para el asfalto que se activan cuando aparecen grietas. El hierro genera calor y el betún, que es un material medio plástico se reblandece y tapa la fisura", contextualiza.   

"Las infraestructuras suponen un coste bestial. No solo la construcción, también el mantenimiento, la vigilancia y las reparaciones. Si en vez de durar 50 años, la estructura dura 100 años, imagínate los costes y procesos que te ahorras, y los perjuicios que le ahorras a la sociedad en materiales y contaminación", explica Lloris.

Otros proyectos

Alguna de las innovaciones sostenibles de construcción desarrolladas por Fundación CIAC se reflejan ya en Córdoba. Concretamente el asfalto absorbente que se pavimentó el año pasado en Ronda de los Tejares y el Vial Norte para reducir la contaminación acústica. Se trata de un asfalto de tres centímetros de grosor para el que se reutilizó polvo de neumático y se estima que puede aliviar el ruido hasta en siete decibelios. 

"Solemos investigar mucho en la reciclaje de materiales para su reutilización y sobre todo si son naturales, por su escasez", comenta Lloris. En este sentido, la fundación firmó un convenio con el Ayuntamiento de Belmez para intentar revalorizar todos los restos de las explotaciones mineras. Por ejemplo, se están haciendo ensayos para probar hormigón hecho con cenizas en sustitución del cemento, que es mucho más contaminante. "Es menos resistente y no sirve para edificios, pero sí para pavimentación y otras infraestructuras". La normativa limita las sustituciones de cemento, según para lo que se requiera a no más de un 20%, es algo que se lleva peleando mucho tiempo, pero las cementeras son un lobby importante", señala Lloris. 

En el horizonte, la presidenta de la fundación, María Dolores Jiménez, destaca dos proyectos de especial interés. Uno de ellos, ahora mismo en stand by, plantea cómo acabar con el amianto de las cubiertas que se mantienen en Córdoba, un material de construcción habitual en el siglo XX prohibido por la UE en 2005 por sus efectos perjudiciales para la salud, y que en la ciudad prolifera en polígonos industriales y bloques de pisos antiguos. Con el hoy presidente de la Diputación, Salvador Fuentes en la Gerencia Municipal de Urbanismo empezaron los contactos para poner en marcha un estudio que identificara todas las zonas donde se encuentra, aunque con el cambio en la presidencia a Miguel Ángel Torrico no se han retomado las conversaciones, explica Lloris.

Una mujer hace pruebas en un laboratorio de la Fundación CIAC. Una mujer hace pruebas en un laboratorio de la Fundación CIAC.

Una mujer hace pruebas en un laboratorio de la Fundación CIAC. / Juan Ayala

El segundo proyecto es una investigación que tiene que ver más con el objetivo de cuidar el medioambiente que también sostienen los pilares de la fundación. Se trata de aprovechar la basura de vertedero, la que se entierra, y transformarla en energía verde a través de un proceso de combustión, tratamiento y purificación que consigue eliminar hasta el 98% del residuo, y el producto es "un compost de hidrógeno verde y biochar que no daña al campo". De momento ha concluido la primera fase, en la que se han hecho pruebas piloto que han dado "resultados esperanzadores", afirma Jiménez, aunque "es un proyecto que necesita recorrido", matiza el director técnico.

¿Y el horno?

El horno parte de una convocatoria de ayudas de mejora de infraestructuras que sacó la Junta de Andalucía y por la que adjudicó 500.000 euros a la Fundación CIAC. Tras su instalación, lleva los últimos seis meses en pruebas experimentales con materiales propios de la fundación y de otras empresas, a la espera de recibir el sello de la Agencia de Acreditación y Certificación como laboratorio frente al fuego para poder certificar su homologación de forma oficial en el mercado. "Todo material que esté en un edificio tiene que tener certificado su comportamiento frente al fuego", explica Lloris. Por su parte, Jiménez exige "que verdaderamente se cumpla la normativa y se ensaye porque hay materiales en el mercado certificados, pero no están probados", al tiempo que pide se endurezcan las medidas de seguridad "porque de ello dependen las vidas de las personas". 

El poliuretano o el polietileno son materiales muy aislantes y baratos para la construcción, pero la tendencia será ir eliminándolos de la normativa porque son muy inflamables y, como todo lo que tiene que ver con el petróleo, contaminantes. En este sentido, desde CIAC trabajan en combinaciones de áridos ligeros para hacer materiales igual de eficientes térmicamente, pero más inorgánicos. "Eso encarece el material, pero mejora mucho la resistencia y es más seguro", incide Lloris. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios