El Campo

El sector citrícola alerta del elevado riesgo de plagas por las importaciones de terceros países

  • Cooperativas Agroalimentarias, Asaja y Asociafruit denuncian la “permisividad” de la UE con el fruto que entra en Europa

Recogida de la naranja en una finca del Valle del Guadalquivir.

Recogida de la naranja en una finca del Valle del Guadalquivir. / El Día

Al hundimiento de los precios en origen y a la débil estructuración del sector hay que añadir la amenaza recurrente de las plagas procedentes de terceros países, entre ellas la mancha negra de los cítricos o black spot, causada por la Phyllosticta Citricarpa, la principal enfermedad fúngica de los cítricos muy extendida por todos los países citrícolas del hemisferio sur, por China, EEUU y el Caribe.

Este fue uno de los asuntos que abordaron Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, Asaja y Asociafruit en el encuentro que mantuvieron con el objetivo de analizar la deriva de la campaña citrícola y la evolución de los mercados y para plantear una serie de propuestas del sector entre las que se incluyen, además del endurecimiento de los controles en frontera y el cierre cautelar, la demanda al Ministerio de Agricultura para reactivar la organización interprofesional citrícola (Intercitrus), como eje articulador del sector citrícola español.

En la reunión, y a la luz de los últimos datos de detecciones, se puso de manifiesto que las medidas contempladas en la Directiva de Ejecución (UE) 2017/1279 aprobada hace dos campañas eran insuficientes, tal como denunció todo el sector citrícola nacional. En la cita a tres bandas se puso de manifiesto que con el incremento de los envíos se han multiplicado los riesgos para las plantaciones citrícolas europeas, libres aún de Phyllosticta Citricarpa y de Thaumatotibia leucotreta, dos de los patógenos más mortíferos para los cítricos. Esta norma tiene que renovarse o modificarse en marzo.

Fuentes de Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía han insistido en que, en concreto, en 2017 se alcanzaron 36 interceptaciones de Phyllosticta citricarpa en envíos de Sudáfrica, Argentina, Uruguay, Suazilandia, China y Zimbabue; mientras que en 2018 las interceptaciones han sido ya 54, casi un 34% más que el ejercicio anterior. Las mismas fuentes han incidido en que en el caso de la Thaumatotibia leucotreta, que afecta a los cítricos y a otros productos como rosas, pimientos o granadas, las interceptaciones han experimentado un incremento de casi un 33% al pasar de las 141 de 2017 a las 208 de 2018.

“Por ello, ante la multiplicación del peligro y de los riesgos, y para evitar que estos dos patógenos entren en Europa, desde el sector citrícola andaluz instamos al Gobierno de España a que solicite a la Unión Europea que, con carácter de urgencia y ya para la campaña de importación de 2019, endurezca la Decisión Ejecución 2016/715 y anexos de la Directiva 2000/29/CE y que incluya un artículo que permita que de manera automática –sin necesidad de esperar a las siempre largas disquisiciones del Comité Permanente de Vegetales, Animales, Alimentos y Piensos– la CE cierre de manera cautelar su frontera tanto para la fruta en tránsito como para la destinada a industria”, han demandado las organizaciones.

Asimismo, y para evitar la entrada a Europa y la propagación de material vegetal infectado, desde el sector citrícola andaluz se insta a que se trabaje en la coordinación y armonización de los servicios de inspección en frontera del resto de Estados Miembros y que se intensifique el control fitosanitario en los puertos de entrada, especialmente en Holanda y el Reino Unido, “puesto que nos encontramos ante un problema fitosanitario europeo que requiere de una estrategia de protección conjunta y coordinada desde Bruselas”.

Respecto a la marcha de la campaña, Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, Asaja y Asociafruit coincidieron en el diagnóstico. El retraso entre dos y tres semanas en la maduración, la elevada presencia de híbridos de mandarina tardíos de Sudáfrica en su momento óptimo de madurez en los supermercados europeos, el bajo calibre en algunas zonas de producción, la ausencia del frío (fundamental para incentivar el consumo en el centro y el norte de Europa), la sucesión de lluvias torrenciales y persistentes durante el mes de noviembre, las protestas en Francia de los chalecos amarillos y el colapso de los camiones en autopistas y carreteras nacionales… son algunos de los factores que han confluido en el difícil arranque de la presente campaña 2018-2019. “Una campaña en la que, tras dos años de cosechas más cortas, se recupera la producción española y andaluza y volvemos a producciones próximas a los 7,3 millones de toneladas”, inciden.

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