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Córdoba capital cuenta con 652 fuentes, de las que 193 son ornamentales, en su mayor parte históricas, que fueron concebidas para posibilitar el abastecimiento y en las que en la actualidad, gestionadas en su mayoría por la empresa municipal Emacsa, el consumo de agua en ocasiones es posible. Muchas de ellas son también importantes monumentos históricos, tan importantes que son parte indisoluble del patrimonio de la ciudad.
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La Córdoba afrancesada: el origen del primer plano conocido de la ciudad
La fuente de la plaza de las Tendillas se creó en el año 1970 en forma de U presentando su abertura hacia la calle Gondomar, de acuerdo al proyecto realizado por el arquitecto Carlos Font. En 1980 se ajardinó su perímetro y en el año 1999 se culminó una remodelación completa de la plaza. En aquella renovación, la fuente se sustituyó por otra nueva formada por una base interior de mármol negro y rebosadero curvado desde el que se desliza el agua y cae a un recinto exterior de forma poligonal realizado en mármol gris. La fuente sirve de soporte para la escultura ecuestre del Gran Capitán, de la que se cuenta que tiene la cabeza del primer Califa del Toreo, Rafael Molina Sánchez, conocido como Lagartijo.
Las obras de cimentación de esta fuente, situada en el centro de los Jardines de Colón, se iniciaron en 1835, siendo alcalde de la ciudad el Conde de Torres Cabrera. No obstante este inicio, la fuente no se construyó hasta casi un siglo después, entre 1920 y 1925 y de acuerdo a un proyecto del arquitecto Carlos Sáenz de Santamaría que ejecutó en hormigón el escultor Rafael del Rosal. Esta monumental fuente de estilo modernista se compone de un gran pilón circular y un pedestal en su centro con dos valvas superpuestas que recogen el agua de un surtidor central situado en la parte superior.
Frente a la iglesia de los Padres de Gracia, en la plaza conocida como El Alpargate, se levanta esta fenomenal fuente de manufactura barroca y de influencia incierta, tal vez incaica. Data de 1870. Su ubicación original fue en Puerta Nueva y, según la leyenda popular, los gastos fueron sufragados con los beneficios de tres corridas de toros. Es una fuente de tipo pilón con curvas en sus laterales. Mantiene tres pilares, dos en los extremos y otro central, siendo rematados por pináculos. En su basamento tiene un relieve con el escudo de Córdoba.
De 1495 son los primeros datos conocidos referentes a esta fontana cordobesa, situada en las cercanías de la calle Alfaros. En origen fue una pequeña pileta con poco caudal, siendo remodelada en 1808. Su aspecto definitivo constaba de cuatro caños y un gran pilón en le que se acumulaba el agua fresca. El frontal, a modo de espadaña, se apoya sobre una construcción blanqueada, haciendo resaltar aún más el color de la piedra. El conjunto se anexionó cercano al bello mirador de la casa señorial perteneciente a la marquesa de la Mejorada.
Se trata de una fuente neobarroca de granito negro pulido de Los Arenales que culmina los 32 peldaños de la escalinata de la Cuesta del Bailio. Fue diseñada en 1944 por el arquitecto municipal Víctor Escribano Ucelay. La fuente toma un rol protagonista de noche no solamente por la musicalidad que aporta durante el día sino además también por los reflejos en la encalada pared blanca que tiene justo detrás. La Cuesta del Bailío era uno de los accesos antiguos que comunicaba las dos zonas amuralladas de Córdoba.
Esta fuente tiene el lujo de estar colocada entre los barrios de San Lorenzo y San Agustín, en la esquina de la calle Moriscos con la calle Cárcamo. La famosa piedra escrita que le da nombre resultó ser una estela romana encontrada en este emplazamiento durante su construcción. De estilo barroco, dos son los leones que la custodian, coronándose el conjunto por un escudo de Córdoba. Existen dos versiones sobre el origen de su nombre: una lo atribuye a la inscripción que recuerda su construcción en 1724 por el corregidor Vega y Zúñiga y otra, sostenida entre otros por Teodomiro Ramírez de Arellano, dice que el nombre obedece a una piedra de origen romano que existió sobre el arco.
La fuente de la plaza del Potro es de estilo renacentista. Tiene un pilón octogonal y una taza superior circular coronada con un piñón y, sobre él, un potro que en sus patas delanteras sostiene el escudo de Córdoba. Consta de cuatro surtidores en la parte superior y cuatro en su parte inferior. Fue construida en el año 1577 por el corregidor Garcí Suárez de Carvajal. La escultura del potro que domina la fuente fue añadida un siglo después de su construcción. En 1847 fue trasladada al lugar que hoy ocupa desde el lado opuesto de la plaza, donde actualmente se sitúa el triunfo de San Rafael.
Esta fuente estuvo arrimada al muro de la ciudad y en 1853 fue colocada en medio de la plazuela de este nombre. Forma parte de un conjunto, la plaza de la Magdalena, lugar que en otro tiempo acogió espectáculos taurinos y donde cada primavera es posible degustar uno de los plazos favoritos de los cordobeses, los caracoles. Dominando la plaza está la iglesia de la Magdalena, en la que los elementos del último románico se mezclan con formas góticas dando lugar a uno de los más bellos templos de la Córdoba medieval.
Cerca de la iglesia de San Andrés se abre la pequeña plaza del mismo nombre, lugar centrado por esta hermosa fuente barroca. Cuatro son los caños que precipitan el agua sobre la taza superior. De ésta vuelven a surgir para derramarse al pilón octogonal que sirve de base. Según los datos encontrados, fue realizada en 1664 para la plaza del Salvador, trasladándose dos siglos más tarde a su emplazamiento actual. Hasta 1813 estuvo coronada por el escudo del imperio francés, el águila, el cual fue destruido por borrar el recuerdo de Napoleón Bonaparte.
Es creencia popular que esta fuente se ubicó en su origen en la plaza de la Corredera, hasta que, estorbando en las corridas de toros que allí se celebraban, la trasladaron a la puerta del Palacio del Vizconde de Miranda, donde hoy la encontramos. Posiblemente su construcción date del siglo XVII. De planta rectangular, en sus lados menores se alzan dos sólidos pilares, rematados por pináculos piramidales, que alojan los caños de bronce que surten de líquido elemento a este oasis.
Fuente de dos caños de bronce situada en el extremo superior de la calle de San Fernando. Originalmente estuvo surtida con agua del Venero de Santo Domingo de Silos. Sirvió como abrevadero hasta 1796 en que el Corregidor Eguilaz la reformó y dotó de un pilón de mármol más reducido que el anterior.
Donde antaño los fieles musulmanes realizaban sus abluciones se levanta hoy en día la famosa Fuente de Santa María, la mayor del las que hay en la Mezquita-Catedral de Córdoba. Situada al pie de la torre y de estética barroca, en otros tiempos, mujeres de todos los barrios iban allí a llenar sus cántaros de agua, en especial, de la del caño del olivo, donde se puede apreciar un mayor desgaste de la piedra. A sus pies se levanta, mirando desde el tiempo, el olivo centenario que da nombre al famoso caño. Monumental fuente barroca de la segunda mitad del siglo XVII cuyo estilo denota influencias arquitectónicas de la época, como su pilón de forma rectangular, construida en piedra negra con cuatro artísticos pilares en sus ángulos y un caño en cada uno.
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