La reorganización del tráfico y el parking público en la zona de Noreña -el barrio que ha quedado al otro lado de la avenida Arroyo del Moro- constituye el principal logro de los vecinos de esta zona de la ciudad. Es cierto que han pasado muchos años -más de una década desde la construcción de los primeros edificios- que los residentes de este nuevo núcleo urbano llevan reivindicando al Área de Movilidad cambios muy sustanciales tanto en la dirección de las calles como en la colocación de las señales verticales y horizontales y una apuesta por el aparcamiento en batería, pero puede decirse que el resultado ha satisfecho las pretensiones de los colectivos vecinales. Para el presidente de la Asociación Vecinal Arroyo del Moro, Juan Priego, una de las mejores muestras de que ha funcionado el plan es que se han reducido los accidentes.

Un informe interno que maneja el colectivo vecinal de Noreña señala que el descenso del número de siniestros de tráfico que se han desencadenado en la zona ha descendido en algo más del 60%. El principal responsable de esta importante caída de la cifra de accidentes es el citado cambio circulatorio que se ha acometido en estos últimos años. Priego, respaldado por otras fuentes vecinales a las que accedió El Día al analizar la situación de Noreña, alude en primer lugar a todas aquellas medidas que han ido dirigidas a la reducción de la velocidad. La instalación de nuevos grupos semafóricos se ha acompañado de nuevas señales horizontales "que impiden" que los vehículos circulen a una velocidad superior a la permitida.

La reducción de la velocidad no es, en cualquier caso, la única actuación que destacan los residentes de este barrio al abordar la situación en la que se encuentra en la actualidad el tráfico. Destacan asimismo el cambio de dirección de algunas calles y, sobre todo, que muchas de ellas queden con una única dirección -algo que se puede ver con claridad en algunas de las vías perpendiculares a la avenida Isla de Fuerteventura.

Al margen de la ambicionada bajada de la cifra de accidentes, la eliminación de un carril en algunas calles para dejarlas con un solo sentido circulatorio ha conllevado un incremento de los aparcamientos públicos, ya que éstos han quedado en batería en lugar de en línea como hasta antes de la reorganización del tráfico en Noreña. Según declara el presidente de la Asociación Arroyo del Moro, hay alrededor de un 50% más de plazas de estacionamiento de las que había antes. "No es que hubiera problemas para aparcar en el barrio, pero ahora ha quedado todo mucho mejor de lo que estaba", explican.

Pero no todo son logros en lo que a movilidad se refiere en este enclave situado en el Distrito Noroeste. Todavía quedan pendientes algunas actuaciones en este capítulo. La que más parece urgir a los residentes de Noreña es la solución a los atascos que se registran en la salida a la avenida de Arroyo del Moro desde Isla de Fuerteventura. Según declara el representante del colectivo, está totalmente descartada la posibilidad de construir un pequeña rotonda para canalizar el tráfico procedente de la zona de Noreña. La opción que cobra más peso consiste en crear una salida desde la calle Isla de Gomera para oxigenar la sobrecarga que padece la otra vía de escape. Otro de los debes que manifiestan los residentes de este barrio es la entrada-salida de la Ronda de Poniente a la altura de la calle Isla Chafarinas.

La casi total satisfacción en lo que al tráfico se refiere se transforma en queja al repasar otros aspectos que demandan los vecinos. Es el caso, por ejemplo, de la construcción del centro cívico, una instalación municipal que el Ayuntamiento se comprometió a terminar a lo largo de 2011 o, como mucho, a principios de 2012. pero que, a día de hoy, aún no se ha iniciado. "Nos dicen que se ha avanzado el proyecto, pero es verdad que tendría que estar terminada o a punto de hacerlo", precisa el dirigente de Arroyo del Moro al repasar la situación en la que se encuentra este equipamiento que ha edificarse sobre los terrenos de la antigua residencia Teniente Coronel Noreña.