Córdoba

No pasará a la historia

  • Al final el tiempo pone todo en su sitio y afortunadamente en esta ocasión no ha habido tanto enfrentamiento político en una celebración que va mucho más allá de la religión

Fieles esperando la salida del Prendimiento.

Fieles esperando la salida del Prendimiento. / Juan Ayala

La Semana Santa que concluye hoy no pasará a la historia de los grandes titulares. Ni por haber sido unaPasión con pleno de cofradías en la calle, ni porque el tiempo haya dejado en blanco las salidas procesionales. Ya tampoco es novedad que la carrera oficial discurra por el entorno de la Mezquita-Catedral y, como suele ser habitual, al final el tiempo lo pone todo en su sitio.

Así, afortunadamente, esta Semana Santa tampoco pasará a la historia de los titulares por los continuos enfrentamientos entre unos y otros a cuenta de los palcos, de la supuesta privatización de la calle o de cualquiera de las excusas que en los últimos años se ha buscado cierto sector de la izquierda para esconder realmente su enfrentamiento con la Iglesia. Porque la Semana Santa, aunque algunos se hayan empeñado en politizarla, va mucho más allá que cualquier ideología, incluso más allá de la religión, es una demostración de la cultura popular que merece más respeto del que en los últimos años se le ha concedido.

Con la campaña metida de lleno en nuestras vidas –si es que alguna vez salió– los partidos han sido conscientes de que un ataque a la Semana Santa podría ser contraproducente y lo han dejado estar. A falta de la procesión del Resucitado esta Semana Santa tampoco pasará a la historia, afortunadamente otra vez, por cuestiones de seguridad. Una vez más el dispositivo del Ayuntamiento en colaboración con todas las fuerzas de seguridad y la Agrupación de Cofradías ha funcionado y pese a la gran afluencia de público que se concentra estos días en la capital no ha habido incidencias de gravedad.

Nos acostumbramos a que esto sea así, a que todo salga bien, pero las cosas no funcionan por sí solas. Detrás hay mucho trabajo de muchas personas que empieza bastante antes del Domingo de Ramos. También este equipo, sobre todo el teniente de alcalde de Seguridad, Emilio Aumente, han tenido que soportar los ataques de colectivos y partidos, incluso de sus socios de gobierno. Para la posteridad sí quedarán esas declaraciones de su socio de gobierno planteando dudas sobre la seguridad en la carrera oficial, unas acusaciones irresponsables que no solo iban contra su adversario político, sino contra la ciudad.

Pocas personas en el gobierno municipal se han comido en este mandato tantos marrones como Aumente. Que sobre ti recaiga la seguridad de una ciudad como Córdoba, destino turístico internacional, con una intensa actividad a lo largo de todo el año y en nivel cuatro de alerta terrorista no debe ser fácil. Y lo es todavía menos cuando la plantilla de agentes que tiene que hacer frente a todo este trabajo se va reduciendo año tras año sin que parezca que nadie pueda hacer nada para remediarlo.

Una de las primeras –sino la primera– rueda de prensa que ofreció el edil, en junio de 2015, alertaba de la falta de personal en Policía Local y Bomberos. Desde entonces no ha culminado ningún proceso de selección en ninguno de estos cuerpos y las restricciones de contratación por parte del Estado hace tiempo que ya no valen como excusa. Más aún cuando las cuestiones de seguridad nunca han estado tan afectadas por esos límites.

Al final, como pasa en tantas facetas de la vida, la falta de personal y las carencias se suplen con la profesionalidad, la ética y el voluntarismo de los trabajadores. Eso pasa en todos los dispositivos de seguridad que se ponen en marcha en esta ciudad. Ahora ha sido la Semana Santa, pero después vendrá el Mayo Festivo con la Cata de Vino, las Cruces, los Patios y la Feria de Nuestra Señora de la Salud. Y ahí estarán los agentes y también el concejal Emilio Aumente, que seguirá al pie del cañón en El Arenal mientras otros nos vamos a la playa.

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