Cruz Conde, 12

Este muerto está todavía muy vivo

  • Un juez tumba el acuerdo municipal que cambió el nombre a la plaza de Cañero y el secretario del Pleno dictamina que devolver el nombre a tres calles ‘franquistas’ es legal

Plaza de Cañero

Plaza de Cañero / Juan Ayala

Supongo que habrá quien piense que este artículo de opinión debería llamarse ya Foro Romano, 12 en vez de Cruz Conde, 12 –se llama así por ser la calle y el número en el que está ubicada la sede de El Día de Córdoba, desde donde se escribe este artículo, como el resto del periódico–.

Digo que habrá quien piense que este artículo de opinión debería llamarse ya Foro Romano, 12 en vez de Cruz Conde, 12 porque como bien le corrigió en el último Pleno el concejal socialista José Rojas al teniente de alcalde de Presidencia, Miguel Ángel Torrico (PP): “señor Torrico, habla usted de la calle Cruz Conde y la calle Cruz Conde ya no existe; se llama Foro Romano”.

José Rojas lleva razón, ese rótulo está muerto. La calle Cruz Conde, como la avenida del Conde Vallellano, la plaza de Cañero y una decena de vías más de la ciudad dejaron de llamarse así después de que la anterior Corporación municipal –gobernada por el PSOE e IU– aprobara en Pleno el 13 de febrero de 2018 la propuesta de la Comisión Municipal de la Memoria Histórica, ratificada en Junta de Gobierno Local, de cambiar los nombres de las calles relacionados con el golpe de estado de 1936 o la posterior dictadura.

Ese acuerdo plenario salió adelante por unanimidad de todos los grupos políticos, pero con un matiz; el PP –ahora en el gobierno local– pedía mantener los nombres de Cañero, Vallellano y Cruz Conde por ser nombres asumidos popularmente por los cordobeses.

El PP hizo incluso campaña y recogió firmas para que se le diera marcha atrás al acuerdo de dejar fuera del callejero al rejoneador Antonio Cañero Baena, a quien le puso la plaza en los años 80 el Ayuntamiento entonces presidido por Herminio Trigo; a Fernando Suárez de Tangil y Angulo, también conocido como el conde de Vallellano, que fue alcalde de Madrid durante la dictadura de Primo de Rivera y ministro de Obras Públicas durante la dictadura franquista; y a José Cruz-Conde Fustegueras, militar y político que ocupó varios cargos de relevancia durante la dictadura de Primo de Rivera y que fue alcalde de Córdoba entre el 1 de abril de 1924 y el 3 de enero de 1926.

El equipo azul del grupo municipal popular incluso pidió el VAR en ese partido que desde entonces disputa por el cambio de callejero con el equipo rojicolorado de IU y PSOE al árbitro del Pleno, el secretario del mismo, Valeriano Lavela, quien después de revisar una y otra vez jurídicamente las jugadas pitó a favor de ese equipo que viste de azul en Capitulares, el del alcalde José María Bellido.

Lavela defiende con el reglamento en la mano que “por el arraigo popular” que tienen sus nombres entre la ciudadanía cordobesa no contravendría las leyes de Memoria Histórica rotular de nuevo con el nombre que han tenido hasta hace unas semanas la calle Cruz Conde –pero sin el José delante de los apellidos–, la avenida Vallellano –sin Conde– y la plaza de Cañero –sin Antonio–. Decisión arbitral altamente cuestionada por el equipo rojicolorado, que considera que eso es como si en Alemania –algo que es impensable– se rotulara una calle con el apellido Hitler pero sin el Adolf.

Ahora el VAR ha vuelto a darle la razón al equipo azul, aunque en esta ocasión lo ha pedido la familia de Antonio Cañero a otro árbitro, en este caso, colegiado en el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 2 de Córdoba. Un juez ha anulado ese acuerdo del Pleno de 13 de febrero de 2018 que acabó cambiando el nombre de la plaza de Cañero por el de plaza de los Derechos Humanos.

En la sentencia se insiste en que a la plaza se le llamó Cañero “no para enaltecer a la extinta dictadura franquista, o algunos de sus dirigentes, sino a la generosidad del señor Cañero Baena, que donó a la ciudad unos terrenos para la construcción de viviendas destinadas a las clases más desfavorecidas de la ciudad”.

Tras esa sentencia, el equipo azul, con el apoyo de jugadores del equipo naranja de Cs y del verde de Vox, van dándole una vuelta a ese partido del callejero con un tanto que el equipo rojicolarado considera que el VAR ha concedido en fuera de juego. De momento, y viendo que a este partido la faltan aún muchos minutos, este artículo se va a seguir llamando Cruz Conde, 12. Porque como rezaba aquel clásico de Peret, parece que al final el rótulo de Cruz Conde “y no estaba muerto no, no y no estaba muerto no, no / y no estaba muerto no, no, estaba tomando cañas, lerelerele”.

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