medio ambiente | el proceso de reciclaje

Las mil vidas del plástico

  • El plástico en sus distintas variedades supone el 15% de la materia recuperada por Sadeco

  • Esta materia reciclada tiene luego uso en el mundo textil y en el de los juguetes

Hay quienes son contrarios a la idea de reciclar, y no por querer contaminar, sino por desconfianza en el proceso del tratamiento de la basura por parte de las plantas de reciclaje. Cuenta el mito que el camión de Sadeco mezcla los elementos de todos los contenedores y destruye el trabajo de separación que los ciudadanos realizan en sus casas. Nada más lejos de la realidad. Aunque puede ser que en ocasiones puntuales, por problemas técnicos o logísticos, se priorice la recogida de los residuos por encima de la separación, lo común es que distintos vehículos hagan la recogida de materias por separado. Uno de los elementos más contaminantes y que más se genera es el plástico, cuya descomposición es lenta, y todo este trabajo ayuda a reducir el impacto que las toneladas de residuos de este tipo tiene en el medio ambiente.

Según explica el gerente de Sadeco, Javier Quijada, "el proceso empieza en los hogares, necesitamos la participación ciudadana", ya que el éxito en la recuperación de residuos depende del estado en el que se reciben en la fase de recogida. Uno de los mayores problemas que se encuentran en el proceso de reciclaje es la contaminación entre materias, donde se incluyen la mezcla de plásticos, papel y materia orgánica. Sin este tipo de incidencias, prácticamente la totalidad del material podría recuperarse, aunque Quijada expresa que "estamos muy satisfechos con el trabajo de la ciudadanía, estimamos que el 80% de las personas separan bien sus residuos", algo que ha llevado a conseguir que Córdoba sea una de las provincias que más reciclan, alcanzando el 50% de reciclaje que la nueva ley ambiental exige para el año 2020.

La planta de reciclaje de Sadeco ha mejorado su estructura para sacar el mayor partido de las materias durante el proceso de separación, mecanizando más el proceso para agilizar y rentabilizar el paso de los residuos por las cintas. A ello se le suma el uso de tres turnos -mañana, tarde y noche- en los que los trabajadores desempeñan sus funciones, dividiendo el trabajo en la planta a la vez que evitando el impacto en el tráfico en ciudad.

Tras la recogida en ciudad, el camión llega a la planta, donde se pesa antes de entrar y se le indica a qué puerta del muelle de descarga acudir. Hay dos zonas diferenciadas que separan la materia orgánica de la inerte. Los primeros serán separados durante la noche, ya que su cadena es más sencilla y la temperatura afecta menos al mal olor que genera, y acaban apilados para que fermenten y se conviertan en compost usado en agricultura.

Entre los inertes se encuentra el plástico, que compone el 15% de la materia reciclada, especialmente presente en los envases, y que se separa en cuatro tipos: polietileno de alta densidad (de color, como los envases de lejía), PET (transparente, como las botellas de agua), polietileno de baja densidad (como el de las bolsas de los supermercados) y un último grupo mixto, más difícil de reciclar.

La cadena que hay que seguir para llegar a ese resultado final comienza con el triaje primario, donde se quitan los "monstruos", es decir, los objetos más grandes como mochilas, palos de fregona o incluso pantallas, para que no atasquen la cadena. Tras esto, los residuos llegan al "rompebolsas" -su nombre técnico es tromel-, una máquina rodante con cuchillas que rompe los envoltorios para eliminar restos de materia orgánica y separar los elementos por tamaño.

Después, los residuos continúan en la cinta que los transporta a una plataforma que los separa usando la vibración, distinguiendo entre el plástico plano (bolsas) y los rodantes (botellas o latas). Los primeros serán aspirados, mientras que los segundos pasarán por el electroimán, que se lleva los metales, y acaban el proceso en el separador óptico, que detecta el material del que se trata y lo deriva por diferentes cintas que los lleva a la prensa para comprimirlos en balas.

Una de las características de esta planta es el esfuerzo por sacar el mayor rendimiento del sistema de reciclaje para evitar que el material que se puede recuperar acabe en el vertedero. Las instalaciones cuentan con un circuito de recuperación, en el que los materiales que han sido descartados erróneamente son rescatados de la cinta. El fallo en la separación es debido, normalmente, a la contaminación de materia orgánica que impide que el separador óptico distinga el tipo de material. En el caso de las botellas llenas, el líquido hace que ese láser del separador óptico no distinga la composición del envase, por lo que en el control de calidad son enviados a un contenedor con cuchillas que las vacía y las vuelve a meter en el circuito para su correcto reciclaje.

Todo el plástico que no se pueda recuperar irá al vertedero, mientras que las balas son vendidas a recicladores que continuarán el proceso hasta convertir el material en granza, el estado final a partir del cual se puede reciclar el plástico. Por su parte, la materia orgánica es refinada tras su descomposición y así es como es vendida para su uso en el mundo de la agricultura.

El reciclaje del plástico tiene un uso aplicable al mundo de los juguetes o textil, lo que abarata el precio del producto final. Por lo tanto, se trata de una realidad que afecta tanto a nuestro bolsillo como al medio ambiente. El plástico separado por Sadeco es vendido a empresas recicladoras como La Red, que cuenta con varias plantas que se especializan en los distintos tipos de plásticos para conseguir la reutilización de la mayor parte del material evitando las posible mezclas y contaminación que impidan su reciclaje. El material se limpia de impurezas y se tritura en pequeños granos, conocidos como la granza, dejándolo listo para volver a ser tratado. En el caso de no poder reconvertirlo, el material desechable se acaba aprovechando como combustible para la cementeras.

Para llegar a los buenos resultados en niveles de reciclaje, Sadeco hace hincapié en dos puntos: las mejoras en la planta y la concienciación ciudadana. Por un lado, la inversión en maquinaria y el uso de la bolsa de trabajo para cubrir las bajas de los empleados asegura un rendimiento óptimo en el proceso de separación. En el caso de la ciudadanía, la empresa municipal de saneamientos también hace una inversión en campañas de concienciación y ofrece visitas a la planta para que se conozca el funcionamiento, especialmente entre los más pequeños, para los que se ha habilitado una pasarela con ventanales y pantallas que muestran el proceso completo, además del salón de charlas.

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