Córdoba

Los menores acusados de quemar a un indigente dicen que fue un "juego"

  • La abogada de los tres menores acusados de rociar con disolvente a un hombre y prenderle fuego en Lucena dice que "se les fue de las manos" · La Fiscalía pide para cada uno cinco años de internamiento

"Todo fue un juego con fatales consecuencias". Éste fue el principal argumento de los tres menores acusados de quemar a un indigente tras rociarlo con disolvente y grabarlo con un móvil el pasado año en Lucena. La abogada del principal acusado en este crimen, Juana María de la Rosa, reconoció ayer tras la celebración del juicio -que fue a puerta cerrada- que los hechos "no fueron intencionados" y que sólo quisieron gastar una broma a la víctima. Añadió que "se les fue de las manos, pero que en ningún momento tuvieron intención de matar". La letrada precisó que su cliente -el joven que supuestamente provocó el incendio mientras otro grababa y un último vigilaba- subrayó que desde un primer momento su defendido declaró que se trató de gastar una broma al fallecido, prendiendo fuego en el exterior de su vivienda.

Según el argumento de la defensa, las llamas se extendieron rápidamente, "pues el hombre sufría el síndrome de Diógenes y vivía rodeado de basura". También aclaró que era "habitual" que los acusados se metieran con él, y que incluso la casa de la víctima había ardido en varias ocasiones anteriores. De hecho, la vecina más próxima de fallecido declaró ayer en calidad de testigo que había visto como en otras ocasiones se incendiaba la vivienda y que era frecuente que los jóvenes "insultaran" al hombre, según reconoció De la Rosa.

Por estos motivos, la defensa plantea los hechos como un homicidio imprudente, mientras que la Fiscalía los califica de asesinato y pide cinco años de internamiento para cada uno de ellos. También apuntó que la chica mayor de edad que facilitó a los menores el disolvente y supuestamente les propuso la idea de prenderle fuego -que ayer declaró como testigo y que se será juzgada en las próximas semanas en otro procedimiento distinto al tener más de 18 años- "sufre un retraso mental y cada vez que declara lo hace de forma distinta, tendiendo incluso a la fantasía".

La defensa apuntó que en ningún momento se acordó matar a la víctima y que "no existe ninguna prueba que acredite que habían quedado con anterioridad". También precisó que no hay constancia de que exista una grabación de los hechos con el móvil como defiende la fiscal encargada del caso.

Sin embargo, la versión ofrecida por los letrados y el argumento del Ministerio Público son diferentes. Según relata la fiscal en su escrito de conclusiones, la tarde del 18 de octubre de 2007 los tres menores, en compañía de la joven, coincidieron con la víctima en el parque Paseo de Rojas de Lucena, donde se encontraba el fallecido junto a su compañero de piso. En ese momento, los encartados empezaron a darle guantazos y patadas en la cabeza, por lo que la víctima comenzó a insultar a los jóvenes, y concretamente a la chica le dijo que se cagaba "en sus muertos", lo que le afectó mucho porque su madre había fallecido un mes antes.

Tras este incidente, los chicos urdieron un plan de fatales consecuencias. Según relata el fiscal en su escrito, los tres menores quedaron al día siguiente con la joven en su domicilio "para darle un escarmiento por lo ocurrido". De acuerdo con lo previsto, se reunieron supuestamente en el domicilio de la joven y acordaron prenderle fuego con una botella del disolvente. Mientras la chica se quedaba en su casa, los otros tres fueron a ver si el hombre estaba solo en su domicilio, por lo que tras comprobarlo, fueron a recoger el líquido inflamable, que la chica les tiró por la ventana, según la Fiscalía. Acto seguido, mientras uno de ellos vigilaba desde el exterior, los otros dos entraron al domicilio para prenderle fuego y grabarlo con el móvil. El ministerio público sostiene que, tras cometer esta fechoría, los tres menores salieron corriendo de la casa y se dirigieron al domicilio de la joven y le dijeron "ya lo hemos matado; somos asesinos".

Para el fiscal, los hechos constituyen un delito contra la integridad moral, otro de asesinato y una falta de malos tratos. La defensa del joven que supuestamente prendió fuego entiende que no hubo intención de matar, de modo que los califica como homicidio imprudente. El juicio, que se prolongó durante cuatro horas, ha quedado visto para sentencia.

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