Política

El libro del exalcalde Herminio Trigo recobra el espíritu de la Transición en Córdoba

  • 'Memorias políticas. La transformación democrática de Córdoba' aborda la historia reciente de la ciudad, que "es desconocida para la generación joven" 

  • También recuerda el trauma que le causó salir de la Alcaldía por prevaricación

El exalcalde Herminio Trigo.

El exalcalde Herminio Trigo. / EFE / Rafa Alcaide

El libro del exalcalde de Córdoba Herminio Trigo, en el que ofrece su visión de "la transformación democrática" de la ciudad, ha recobrado el espíritu de la Transición que presidió, con diálogo y consenso, un período en el que, incluso, hubo una aplastante mayoría absoluta del PCE bajo el liderazgo de Julio Anguita.

"No es elogio, Enrique, es la verdad". Herminio Trigo Aguilar (Córdoba, 1943), teniente alcalde entre 1979 y 1986 y alcalde desde ese año hasta 1995, responde así al agradecimiento que le expresa Enrique García Montoya (Cabra -Córdoba-, 1944) al proyecto que le dio en su día y que con más profusión explica en Memorias políticas. La transformación democrática de Córdoba (Almuzara, 2022), la construcción de la nueva estación de ferrocarril y el soterramiento de las vías que dividían la ciudad.

Trigo, García Montoya y Antonio de la Cruz Gil (Córdoba, 1951), estos dos últimos concejales de Alianza Popular (AP), el antecedente del actual PP, en el Ayuntamiento de Córdoba entre 1983 y 1987, el mandato de la mayoría absoluta de Anguita y en el que Trigo le sustituyó en la Alcaldía, han quedado para tomar una cerveza en una céntrica terraza y comentar las citas que hace de ambos en la edición.

"Agradezco que me cite tan elogiosamente porque no es normal que una persona de ideas tan distintas a las mías, pero, además, lo que dice es verdad", comenta Enrique García Montoya mientras esperan al exalcalde, que se retrasa porque ha acudido a un acto en recuerdo de las víctimas del franquismo.

A García Montoya le ha gustado el libro "porque se ve que escribe algunas cosas de memoria, que no se basa en papeles sino en recuerdos personales, y, luego, la documentación que cita es muy correcta", mientras que Antonio de la Cruz, al que le reconoce su apoyo a la Conferencia de Ciudades no Nucleares de 1985, se lo descargó en versión electrónica y "me lo zampé prácticamente en una noche porque lo que cuenta Herminio, al fin y al cabo, son vivencias mías también y me servía de memorándum porque yo estaba allí".

La Transición, un tiempo distinto

Los tres coinciden que aquellos tiempos, en los comienzos de la Transición, no son los actuales.

Para Trigo, según recuerda, "hay otras circunstancias, está todo en blanco o en negro, no existe gamas de grises, no se habla, no se dialoga, quien está enfrente de nuestro partido es mi enemigo, no es mi adversario, y, por tanto, no tengo que hablar con él, ese tipo de cosas hace imposible que hoy, por ejemplo, modificar la Constitución" y "ese espíritu de consenso que hubo en esa época no es posible en este momento".

"En la Transición hubo muchos sacrificios por parte de todo el mundo, hoy hay gente de dice que la Transición se podría haber hecho de otra manera, yo lo dudo, viví la Transición y se hizo lo que se pudo hacer teniendo en cuenta las circunstancias que rodearon el nacimiento de la democracia", enfatiza.

La ruptura no era opción

A su juicio, "la ruptura era la guerra otra vez y, entonces, había que transigir, nosotros tragamos mucho, pero, también, la herencia franquista tragó en su momento" y "el solo hecho de aceptar la democracia, de hacer una Constitución, ya significó un cambio importante y eso es lo que ha dado pie que en estos momentos podamos disfrutar del crecimiento que han tenido las ciudades".

En todo caso, precisa, "el crecimiento de la nación en general fue debido a una Transición, que se pudo hacer y que se hizo bien".

Herminio Trigo junto a sus compañeros en la oposición por Alianza Popular, Antonio de la Cruz Gil y Enrique García Montoya. Herminio Trigo junto a sus compañeros en la oposición por Alianza Popular, Antonio de la Cruz Gil y Enrique García Montoya.

Herminio Trigo junto a sus compañeros en la oposición por Alianza Popular, Antonio de la Cruz Gil y Enrique García Montoya. / EFE / Rafa Alcaide

Para García Montoya, "cuando se hizo la Constitución, todos los que participábamos en aquello de alguna manera, teníamos nuestras ideas, pero dijimos que había que sacarlo adelante, renuncio, cedo derechos, tú cedes derechos y se llega a un acuerdo, ¿bueno?, no, el mejor que se pudo hacer".

De ahí, inquiere, se ha transitado a que "unos que se han educado en la libertad de esa Constitución quieren cargársela, para mí eso es de locos, eso es lo que dijo el otro día Felipe González en Sevilla".

Pero el espíritu que se vivió incluso con una mayoría de 17 sobre 27 concejales del PCE frente a seis de AP y cuatro del PSOE no le extraña a De la Cruz que se recupere en el texto de Trigo porque "he mantenido la amistad y después de dejar el Ayuntamiento tuvimos una tertulia de expolíticos de todas las ideologías en la que hablábamos con absoluta libertad".

La transformación de Córdoba

Trigo acometió la redacción del libro para "contar la transformación que Córdoba experimentó en la Transición política y que hoy, 30 años después, es desconocida para la generación joven y para mucha gente que no conoció en su momento cosas que debía haber conocido", un "trabajo que se explica en el libro es lo que ha hecho que mucha gente les abra los ojos sobre la historia reciente de Córdoba".

En el texto, donde el exalcalde deja algunas lagunas, como en todas las memorias, ajusta algunas cuentas, como con el que fuera ministro de Transportes y hoy alcalde de Vigo, Abel Caballero, y el exdirigente del PP Juan Ojeda, narra un intento de soborno para la instalación de una gran superficie o su visión de cómo IU ha llegado a ser "irrelevante como fuerza política de la izquierda".

También recuerda el trauma que le causó salir de la Alcaldía por prevaricación en una operación que achaca al PP en una condena de la que fue indultado por el último Gobierno de Felipe González, y la manera que la que los socialistas, de cuya ejecutiva regional formó parte años más tarde tras la integración de Nueva Izquierda en el PSOE, utilizaron "todos los medios de los que pudieran disponer" para intentar que no revalidase el sillón de alcalde en 1987

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